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Bettino Craxi evita una crisis de Gobierno mediante un ligero reajuste ministerial

Juan Arias

El Gobierno de centroizquierda presidido por el socialista Bettino Craxi, tras un año exacto de vida, acaba de superar con un pequeño reajuste ministerial una crisis que hasta hace unas semanas parecía irremediable. Craxi presentó ayer al jefe del Estado, Sandro Pertini, el nombramiento de Pier Luigi Romita como ministro de Presupuestos, en lugar de Pietro Longo, que se vio obligado a dimitir tras ser acusado de pertenecer a la logia secreta Propaganda Dos (P2).

Romita, socialdemócrata como Longo, era ministro de Asuntos Regionales en el actual Gabinete. Para cubrir este ministerio ha sido elegido otro socialdemócrata, el joven Carlo Vizzini.Este reajuste ministerial representaba el escollo más duro para el Gobierno Craxi, ya que el dimisionario Longo había amenazado al principio con no dimitir si el reajuste se hubiese limitado a cambiar sólo a él, lo que le pondría demasiado en evidencia.

Bettino Craxi ha ganado la batalla y los socialdemócratas se han contentado con mantener el mismo número de carteras ministeriales tras haber sacrificado al secretario del partido, Longo.

Las conversaciones mantenidas entre los cinco partidos que forman el Gobierno (democristianos, socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales) y que han estado dedicadas a constatar si existía la suficiente cohesión entre dichas fuerzas políticas para seguir adelante o si, por el contrario, se decidía acabar la experiencia del pentapartido, han dado frutos positivos.

Y de este modo Craxi puede, tras el debate que tendrá lugar en el Parlamento a partir de hoy que será más bien formal, seguir por ahora al timón del Gobierno. Por cuánto tiempo, no se sabe. Los más optimistas piensan que Bettino Craxi podría mantenerse incluso un año más, gracias a un pacto entre el dirigente socialista y el secretario democristiano Ciriaco de Mita para dar tiempo a celebrar, sin crisis de Gobierno, las importantes elecciones administrativas de la primavera próxima, y también para dar tiempo al delicado asunto de la reelección o sustitución de Sandro Pertini en la jefatura del Estado, que deberá realizar se el próximo mes de junio.

El encuentro celebrado entre los cinco partidos que forman el Gobierno ha dado como resultado concreto la preparación de un reajuste del programa, sobre todo en clave económica, que era el punto más criticado por la oposición en los últimos meses.

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Hoy, Bettino Craxi presentará al Parlamento las decisiones tomadas por el pleno de los partidos que apoyan a su Gobierno.

Según informaciones filtradas ayer, se trata sobre todo del importante plan de reforma fiscal preparado por el ministro de Finanzas, el republicano Bruno Visentini, uno de los personajes de mayor prestigio del actual Gobierno.

Bruno Visentini provocó hace sólo un mes una importante polémica cuando anunció que no presentaría su plan de reforma fiscal "hasta que no quedase claro que el Gobierno de Bettino Craxi iba a continuar en vida". Aquellas palabras fueron entonces consideradas como la demostración más palpable de una crisis inminente.

El 'plan Visentini'

Ahora Craxi se siente orgulloso de haber superado también este escollo y de poder presentar ya al Parlamento el plan Visentiní. Se trata, al parecer, de una reforma a fondo de la política fiscal, destinada a hacer pagar los impuestos a esas categorías de contribuyentes como comerciantes, libres profesionales y pequeñas industrias que hasta ahora habían conseguido siempre burlar al fisco.Otro de los propósitos importantes de la cumbre de los cinco partidos con responsabilidad gubernamental es la de abrir unas relaciones menos hostiles del Gobierno con la oposición comunista, ya que dichas relaciones, sobre todo por lo que se refiere al partido socialista con sus hermanos de la izquierda, habían llegado al máximo de tensión política en vísperas de la muerte del ex secretario general del Partido Comunista Italiano, Enrico Berlinguer.

Los comunistas, por ahora, esperan los resultados concretos, aunque ya han anticipado que, para abrir un diálogo nuevo con los socialistas, lo primero que tiene que hacer Craxi es dimitir y que, por tanto, su oposición a este Gabinete seguirá siendo de absoluta intransigencia.

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