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Los científicos de la OMS reiteran que el aceite de coIza desnaturalizado fue el vehículo del síndrome tóxico

Una partida de aceite de colza desnaturalizado de venta ilegal para consumo humano, probablemente ofrecida de puerta en puerta y comercializada de forma irregular durante un período determinado fue el vehículo del agente que causó el síndrome tóxico, según las conclusiones alcanzadas por los científicos nombrados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el seguimiento de esta enfermedad. La falta de avance en la identificación del agente tóxico y la ausencia de novedades respecto al resultado de la primera reunión de la OMS sobre el síndrome tóxico, celebrada en Madrid en marzo de 1983, caracterizan las conclusiones alcanzadas por estos asesores permanentes del organismo internacional al término de la reunión que ayer finalizó en Madrid.

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La larga marcha de los afectados

Los científicos, afirmó el neurólogo español Alberto Portera, que actuó de portavoz, siguen encontrando una muy alta correlación estadística entre el consumo de aceite de venta ilegal y la generación del síndrome tóxico. En cuanto a la enfermedad en sí, el síndrome tóxico, que ha afectado a más de 20.000 personas y causó la muerte a 352, según datos oficiales, ha resultado presentar un cuadro clínico nunca descrito anteriormente, lo que significa que es un acontecimiento único en la patología humana, tanto en el aspecto clínico como en el anatomopatológico y en el toxicológico. No se ha encontrado un modelo animal que permita reproducir la enfermedad y tampoco se ha descubierto el tóxico que la ha provocado.En cuanto al cuadro clínico, se ha observado la tendencia en las personas que sufren del síndrome tóxico a una lenta mejoría, acelerada por técnicas de rehabilitación y fisioterapia, pero no existe tratamiento específico de la enfermedad, dado que no se conoce el tóxico causante, y los tratamientos ensayados no han dado resultados.

La comisión ha recomendado al Gobierno español que se prosiga en la línea de rehabilitación y se incluya el tratamiento de alteraciones psicológicas para una más pronta reinserción social. Asimismo, ha recomendado que se incrementen los programas de investigación en los aspectos toxicológico, epidemiológico y clínico, y se utilice para ello el potencial investigador extranjero.

Integran la comisión de científicos, nombrados por la OMS, pero no pertenecientes a este organismo, los británicos W. N. Alridge y Richard Gotilding; los norteamericanos C. W. Heath y Renata Kimbrough; el holandés G. K. Koch; el mexicano D. Alarcón Segovia; el italiano B. Terracini, y los españoles Alberto Portera y Manu el Serrano Ríos, aunque este último no participó en la reunión por encontrarse ausente de España.

Estas conclusiones fueron ampliadas por el británico Goulding, que actuó de presidente de la reunión, quien, a preguntas de los periodistas, señaló: "Nadie puede estar absolutamente seguro de que es el aceite el responsable, pero la evidencia que existe lo hace extremadamente probable. La única manera de probarlo es reproducir la enfermedad, lo que no sería ético en humanos, y los grandes esfuerzos realizados para conseguirlo en animales no han dado resultados".

Una fuerte asociación

Insistió en el tema señalando que la relación aceite-síndrome es una fuerte asociación, aunque no estrictamente de causa-efecto. Indicó que también en el caso del tabaco existe una asociación con el cáncer de pulmón, a pesar de que no se ha podido descubrir todavía la forma en que el tabaco produce el cáncer, sin que por ello los científicos dejen de estar seguros de que verdaderamente los produce. "Si existen otros factores en el síndrome tóxico, no son obvios, y es dudoso que contribuyan a la enfermedad", afirmó.

En el aspecto epidemiológico, el que estudia la relación entre el consumo de aceite de venta ilegal y la aparición de la enfermedad, los científicos no han dejado de apoyarse, según manifestaron ayer, en una serie de casos control, estudiados ya en la reunión de marzo de 1983. En cuanto a la irregularidad en la aparición de casos en determinadas zonas, la especialista norteamericana Kimbrough explicó que éste es un factor muy normal en las epidemias por productos alimenticios, ya que el tóxico se puede diluir o estar menos presente en unas partidas que en otras, e incluso mostrar actividad diferente en una misma partida. "Las investigaciones son muy difíciles si no se identifica el agente causante".

El epidemiálogo norteamericano Heath resaltó que la evidencia epidemiológica es muy fuerte y que la irregularidad es una característica habitual de los focos epidémicos. Recordó que las anilidas encontradas en los aceites desnaturalizados no pueden considerarse tóxicas en sí mismas y que la forma súbita en que se desencadenó la enfermedad y su desaparición indican que se trata de una epideniía relacionada, no con la totalidad de la red de distribución clandestina descubierta, sino con una sola partida.

La posibilidad de existencia de otras vías alternativas de investigación, especialmente la sustentada por Antonio Muro sobre compuestos organofosforados, fue desechada nuevamente por la OMS ayer, al señalar los científicos que no se les ha presentado ningún informe científico que alcance el mínimo nivel para tenerlo en cuenta.

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