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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Naufragio sin necesidad de diluvio

Cinco años después de Grease, las carreras de Travolta y Olivia Newton-John no atraviesan su mejor momento. Volviendo a reunirles se confía en remontar sus descendentes trayectorias individuales. El vehículo encargado de llevar a buen puerto la operación no es una comedia musical, sino una fábula de corte maravilloso, un poco como El cielo puede esperar o las comedias de Frank Capra, es decir, como esas películas en las que Dios, el diablo, ángeles y demonios disputan sobre el destino de la humanidad. Concretamente, Dios está muy descontento de cómo marchan las cosas en el planeta, y decide enviar un nuevo diluvio que acabe con todo. Sólo le hará desistir de su propósito de holocausto logrado a base de emplear energías dulces o alternativas el que Travolta y Newton-John se regeneren, descubran el amor y sean capaces de sacrificar sus vidas.Filme rosa, de mero entretenimiento, con su bienintencionado mensaje de amor y su reconversión de los refugios antiatómicos en arcas de Noé, Tal para cual podría ser un juego divertido si el guión no fuera tan esquemático y pobre, como lo prueba el hecho de que no se aprovechen aspectos potencialmente ricos, como el que Travolta sea un inventor fracasado, y ella, una aspirante a actriz. Son datos que no se utilizan dramáticamente, que quedan como información inútil.

Tal para cual

Director y guionista: John Herzfeld. Intérpretes: John Travolta, Olivia Newton-John, Oliver Reed, Beatrice Straight, Scatman Crolhers y Charles Durning. Fotografía: Fred Noenekamp. Música adaptada por Patrick Williams. EEUU, 1984. Locales de estreno: Proyecciones, Real Cinema, Vaguada M-2

Y si el guión es un mero esquema, la puesta en escena no pasa de frustración. El resultado es pobre, siendo una película que está mucho mejor para contarla verbalmente que para verla, en la que sorprende ver a los actores deambular en direcciones tan equivocadas a las que requeriría el personaje. Así, ella, que debiera ser una pequeña pero ambiciosa estafadora, es algo así como la resurrección de Doris Day; él, al que le toca un papel de duro a la fuerza, es un chico que desde el primer momento lleva inscrito en el rostro su deseo de sacrificarse en bien de la humanidad. Y tantos errores lo único que logran es que la buena idea inicial naufrague.

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