_
_
_
_
_

Descubren un documental que Hitchcock realizó sobre los campos de concentración nazis

Soledad Gallego-Díaz

Alfred Hitchcock realizó durante los últimos días de la segunda guerra mundial el más escalofriante documento que existe sobre los campos dconcentración nazis, pero su película no fue nunca exhibida: los ministerios de Información y de Defensa británicos estimaron que era demasiado dura y que su proyección dificultaría el espíritu de reconciliación y reconstrucción que debía dominar la posguerra. El documental ha permanecido todos estos años en el Museo Imperial de la Guerra, en Londres hasta que fue descubierto este año por unos investigadores.

El canal cuatro de la televisión inglesa, privado, logró hacerse con una parte del documental que Alfred Hitchcock rodó sobre los campos de concentración nazis, y lo proyectó el pasado martes por la noche dentro del servicio informativo habitual.En total se han exhibido 15 de los 50 minutos de película que que los 50 minutos de película que que dan del material que rodó el direc tor inglés. Un rollo completo se ha perdido. Casi 40 años después, el documental sigue conservando toda su fuerza y poder revulsivo. Hitchcock, que era ya en 1945 un conocido director de cine de misterio, fue invitado por lord Bernstein, del Ministerio de Información británico, a entrar con un equipo de cámaras en varios campos de concentración, casi al mismo tiempo que lo hicieron las tropas aliadas. Las escenas que recogió Hitchcock en los campos de Dachau y Bergen-Belsen superan todo el horror imaginable. Más de 30.000 personas, muertas de hambre y de infecciones, esperaban sepultura, y los supervivientes, hombres, mujeres y niños, práctica mente esqueletos, no podían siquiera abrazar a sus libertadores. Prácticamente alucinados, intentaban encontrar la puerta de salida. "Todo está organizado para que nada sea normal. Para que todo sea lo contrario a la vida", afirma Colin Wills, periodista del antiguo Chronicle, encargado de escribir el comentario que acompaña al documental. Mientras suena su voz, las cámaras muestran las literas de los prisioneros: en lugar de somieres hay alambres de espino.Hitchcock muestra cómo el mando aliado, superado por la tragedia, obligó a los soldados alemanes de las SA a sepultar con toda rapidez los miles de muertos, en varias decenas de tumbas donde se amontonaron los cadáveres. El director inglés recrea su cámara en la cara de soldados alemanes, bien alimentados y equipados, que ríen y bromean sobre su futuro. Los soldados aliados, demudados, intentaban mientras tanto alimentar, sorbo a sorbo, a cientos de hombres, mujeres y niños.Una de las escenas más escalofriantes es la visita obligada que realizan a uno de estos campos grupos de civiles alemanes. Hombres y mujeres, traídos de Weimar llegaron al campo incrédulos y desafiantes, pero ante el espanto de lo que veían con sus propios ojos terminaron desvaneciéndose, vomitando contra los barracones o con crisis de nervios. Los aliados no les ahorraron horror: las cabezas reducidas de dos prisioneros que intentaron escapar o cuadros realizados con la piel tatuada de otros internados. -

Alfred Hitchcock, considerado después como un maestro del terror cinematográfico, nunca quiso hablar de este documental. Sus allegados afirman que el impacto fue tal que el director inglés no quiso explotarlo comercialmente.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_