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La gira asiática de Reagan ha reforzado los vínculos con militares de Estados Unidos con Japón y Corea del Sur

El refuerzo de los lazos militares entre Estados Unidos, Japón y Corea del Sur es el principal resultado de la gira del presidente norteamericano, Ronald Reagan, que visitó Tokio, Seúl y la zona desmilitarizada que divide a las dos Coreas. Aunque no se firmaron nuevos acuerdos de cooperación, se estrecharon vínculos en el campo militar, atacados por la Unión Soviética y prudentemente observados por China.

ENVIADO ESPECIAL, "Ha llegado el momento de que Japón adapte su defensa al potencial de su economía", dijo en Tokio el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Shintaro Abe, comentando la gira del presidente Ronald Reagan, que ayer regresó a Washington. La Administración norteamericana insistió ante el Gobierno japonés -que tiene una cita electoral a mediados del próximo mes de diciembre- para que incremente sus gastos militares. Actualmente, Japón, segunda potencia económica mundial, sólo destina el 1 % de su producto nacional bruto a defensa.El Gobierno de Yasuhiro Nakasone niega que Japón pretenda introducir una política de rearme. Aduce que Japón no tiene, ni desea tener, armas nucleares, hecho que por sí solo le excluye del club de países con pretensiones de potencia militar. "Pero", dijo Abe en declaraciones a la televisión japonesa, "ha llegado la hora de que Japón cuente con mayor poderío militar de autodefensa".

Abe argumentó que el clima de tensión en la zona asiática, originado por el derribo del avión comercial surcoreano que violó el espacio aéreo soviético y por el atentado orquestado por Corea del Norte contra las autoridades del régimen de Seúl, a mediados deoctubre en Rangún (Birmania), son ejemplos; que ilustran los peligros defensivos para la zona asiática.

Objetivo cumplido

Si los puntos de vista del ministro de Asuntos Exteriores de Japón coinciden con los del presidente Ronald Reagan, también van en la misma linea los expresados por el presidente de Corea del Sur, general Chun Doo Huan. El comunicado final conjunto al término de la estancía de tres días de Reagan reafirma la voluntad de Estados Unidos de continuar apoyando al Ejercito surcoreano frente a Corea del Norte.También define su voluntad de seguir el programa de modernización de las tropas surcoreanas, con la concesión de nuevos créditos para la adquisición de material militar y maniobras conjuntas entre Corea del Sur y las tropas norte arnericanas ubicadas en la zona asiática (Corea del Sur, Japón y, Filipinas).

Ronald Reagan regresó a la Casa Blanca cor, el objetivo cumplido, al marcar la futura tendencia (le potenciar la influencia militar de

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EE UU en Japón y Corea del Sur. Sin ernbargo, la Administ:ración norteamericana evitó compromisos específicos, como indicaron las opiniones del secretario de Estado, George Shultz, al término de la gira. "No hay un programa director para el aumento de tropas norteamericanas en Corea del Sur", dijo Shultz. "Pero", añad.ió, "EE UU puede tomar las medidas adecuadas en caso de necesidad". Shultz negó también que EE UU tenga intención de aumentar su pre sencia en armas nucleares en el área asiática, consecuencia del aumento de tensión entre las dos Coreas o del establecimiento de misiles SS-20 soviéticos en la zona asiática de la URSS. Shultz dijo que no había ningún cambi

en la postura ole EE UU (que cuenta con armamento nuclear a bordo de los barcos de la VII Flota, con base en Japón). Para fraseó los puntos de vista de presidente Reagan ante el Parla mento japonés (Diet), recordan do que Reagan "está contra la guerra nuclear y, contra el uso de armas nucleares.

Sin embargo, los aspectos militares del periplo asiático de Ronald Reagan son el principal re sultado de la gira. Reagan esti mula claramente la moderniza ción y el refuerzo del Ejército japonés, a pesar de las reservas marcadas en la Constitución nipona, redactada bajo la influencia de EE UU tras la segunda guerra mundial.

También confirma el apoyo logístico a los militares surcoreanos, que, además de prepararse a una eventual reanudación de la guerra con Corea del Norte, mantienen una dictadura firme, sin que Reagan se inquiete por las violaciones de los derechos humanos en Seúl, a pesar de que éstos fueron los nobles principios que le incitaron a invadir la isla de Granada.

Críticas soviéticas

La nueva estrategia de Reagan en Asia recibe fuertes críticas por parte de la URSS, denunciándolo como el nuevo "triángulo militar entre EE UU, Japón y Corea del Sur". Argumentos dificiles de sostener por parte de Moscú y Pyongyang tras lo ocurrido con el derribo del avión civil de Korean Airlines, con 269 muertos, y el atentado en Birmania, con 17 muertos miembros del Gobierno de. Seúl.Por otra parte, las autoridades chinas, a seis meses de la visita oficial de Reagan a Pekín, guardan silencio. La principal inquietud para China sería las consecuencias que podría tener para la estabilidad de sus fronteras una nueva guerra entre las dos Coreas.

Según fuentes diplomáticas occidentales, el líder chino, Deng Xiaoping, se entrevistó el pasado verano, en secreto, con el presidente de Corea del Norte y aliado de la Unión Soviética, Kim Li-Sung. Pekín intentó una operación diplomática destinada a reducir las tensiones en la península de Corea. Los acontecimientos del avión surcoreano y el atentado de Rangún anularon los esfuerzos de Pekín, en el conjunto de un mosaico asiático en efervescencia (tensión entre las dos Coreas, agitación en Filipinas y tendencia de Japón al rearme), que será, sin duda, uno de los temas prioritarios para la cumbre Reagan-Deng Xiaoping, prevista para la primavera de 1984.

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