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Reportaje:

'Coria TV', una emisora, pirata que cubre tres kilómetros

ENVIADA ESPECIAL, Un crío de no más de seis años da vueltas sobre sí mismo al son de una música salsa, ataviado con un pantalón a rayas, de lo más moderno de la temporada, y una camiseta blanca, mientras una voz, totalmente al margen del guión, le grita que se mueva. Es un pase de modas a beneficio del viaje fin de curso del Instituto Medina Cauria. Poco después, desfila por el borde de una piscina habilitada como pa sarela una joven rubia de pelo largo y unos preciosos ojos claros. Uno de los trajes que luce es de novia y la coreografía local ha de cidido que la música de fondo sea Amor de hombre. En el estudio se oyen comentarios de "es ella" y se nota que es precisamente ella por que en el video la aclaman familia res, amigos y deudos.Mamen Pizarro, de apellido extremeño y conquistador, muestra sus veinte años al pueblo de Coria tres veces a la semana, por esa televisión local que hacen entre cuatro en la trastienda de un estable cimiento de electrónica. El milagro se produce desde el pasado 10 de marzo los lunes, miércoles y viernes, cuando termina de emitir la segunda cadena de Televisión Española, y los personajes de la historia son un electricista listo de veintiocho años, natural de Córdoba, pero afincado en Coria desde hace poco más de un año, dueño de la tienda y promotor de la idea: Mario Marín, cámara; Pedro Yertes, hijo, veinte años, empleado del anterior, encargado del sonido y ayudante de montaje, a quien Marín recuerda constante mente que es su subordinado; Pedro Yertes, padre, don Pedro, corresponsal en Coria de una red de emisoras, presentador, y Mamen Pizarro, estudiante de tercero de BUP, curso que repite. "porque aquí, en Coria, no hay mucho hábito de estudio", locutora.

El estudio-plató no mide más de cuatro por tres metros y en él, junto a todo el equipo -dos vídeos, dos cámaras, un telecine, un proyector de super-8, dos amplificadores de sonido y el mezclador- hay una mesa con un falso teléfono y un micrófono, desde donde don Pedro lanza al aire el lema de la emisora, Desde Coria y para Coria, mientras la carta de ajuste da las notas de Cielito lindo, porque Vidal Gaspar Garrizo, director de la coral y de la rondalla del pueblo, opina que no es una canción latinoamericana, sino que fue llevada allende los mares por vecinos de la localidad.

Desde este chiringuito, Mario Marín abriga una cierta conciencia de estar poniendo la infraestructura de la televisión autónoma, a juzgar por algún comentario que desliza levemente a lo largo de la noche sobre lo que se va hablando en el pueblo de su persona y lo aprovechable que sería su trabajo por la Junta de Extremadura.

A beneficio de Cáritas

Los promotores de Coria TV imprimen a la emisión un marcado carácter benéfico. Tras el desfile de modas, el presentador pregunta a "Fernando, un joven tirador de Ciudad Rodrigo, campeón de tiro al plato":- ¿Qué te ha parecido de esta tirada a beneficio de Cáritas local?

Y a Fernando le ha parecido estupendo ganar, porque de los cien trofeos que tiene a su espalda, y que la imagen muestra colocados encima de un tractor, él ha decidido elegir "el radio-casete, porque es para regalárselo a mi hermaría".

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Cuando, a continuación, el presentador lee que "ayer, día 20 de marzo, fue un día que sinceramente creemos ha quedado marcado para la historia de nuestra ciudad", por "la imposición de la medalla de bronce de Cruz Roja a un hijo de Coria, a don José Manuel Pérez Martín, por su heroica actuación en un incendio, salvando la vida a un niño y con exposición de la suya", sin duda supone que la mayor parte del pueblo asiente a la aseveración rotunda de que "esta condecoración para un hijo de Coria la ha recibido toda la ciudad como propia".

Los habitantes de esta localidad cacereña de alrededor de 12.000 personas no van a perderse, si las autoridades competentes hacen un poco la vista gorda y permiten la continuidad de la emisora, la buena obra de un vecino, los avatares del club de la tercera edad o una colecta del Domund. Pero nunca verán en TV Coria algo que les indigeste la cena, como la falta de agua en un barrio, el socavón en una calle o las insuficientes condiciones de la escuela.

"Nosotros", dice Mario Marín, "sornos totalmente apolíticos. Sólo damos información cultural y deportiva y servicios, como la farmacia de guardia o el teléfono de la Policía Municipal. Pero si hay problemas con un socavón, que lo reivindiquen los vecinos, no es nuestro tema; si un barrio no tiene agua, que se levante el barrio. No entramos en eso".

- ¿Dar esas otras noticias no favorecería Bpueblo?

- Sí y no. Empezaríamos hablando de un barrio y seguiríamos con el pueblo entero. Y eso es política. Lo que sí podríamos, por ejemplo, es pedir a la gente del pueblo que ayudara a una familia. necesitada.

- ¿En plan Encarna de noche?

- Exactamente.

De política, nada

Es tan taxativo este cordobés en su alergia a lo que él considera político, que cuando Pedro Yertes., hijo, coge el falso teléfono para una foto y bromea: "¿Felipe González? No, ya se ha ido", Mario Marín le recrimina: "¡Oye! Que aquí, de política, nada". Y cuando se le pregunta si los vecinos, ahora mayoritariamente encantados con la televisión local, en la que ven la fiesta escolar de sus hijos o, a sus seres queridos recibiendo una medalla, no se harán más exigentes en sus peticiones a TV Coría, Marín no lo duda un instante: "Que apaguen su receptor y se vayan a dormir". Todas estas intenciones no impiden que, cuando la noche está ya entrada en copas, Mario Marín diga que "todos los de esta mano están conmigo", mientras hace el cinco lobitos con la derecha.Tras veinte o treinta minutos de noticias, TV Coria emite un largometraje, películas que ya se han visto en Televisión Española: Sissi emperatriz, El libro de la selva, Los cañones de Navarone, Tiburón. Marío Marín y Pedro Yertes explican que "censuramos las películas antes de ponerlas. Digamos que es una. censura sexual y de escenas no agradables para el público".

- ¿Quién decide si son agradables o no?

- Nosotros; y tenemos unas tijeras más grandes que cuando existía la censura de la Iglesia.

Es Pedro el encargado de explicar la suerte que siguió El Perro, filme autorizado para mayores de catorce años, en el que empezaron censurando "una escena sexual, una chica que salía con los pechos al aire", y luego se acabó eliminando la película entera, "porque la escena seguía saliendo. Si vemos que hay que censurar mucho, no ponemos la película. El motivo de la censura", explica, "es que esto se creó con fin cultural y los que aguantan hasta última hora son los críos entre once y quince años". Cuando se le advierte que para cuando quiere empezar la película puede ser casi la una de la madrugada, Pedro Yertes contesta: "No espantas al hijo, pero puedes espantar al padre". Tiene Coria -pueblo que vive, principalmente, de la agricultura y de la construcción- una fábrica de conservas vegetales, un gran centro de transformación de tabaco y unos piques con los pueblos vecinos a la altura de toda provincia que se precie. A Jaraiz de la Vera le acusan de disputarles la primacía del trabajo del tabaco y a Moraleja de males mucho peores, como querer copiarles las fiestas u otros relacionados con la osadía de sus mozos para intentar ganarse los encantos de las caurienses. Por eso ha causado especial satisfacción que fuera precisamente de Moraleja el vecino que se presentó a comprar un televisor y pidió uno que tenga el canal de Coria".

La envidia de la comarca

En cierta forma, los habitantes de esta ciudad cacereña son la envidia de la comarca. Los promotores de la televisión local afirman haber tenido en un sólo día cerca de treinta llamadas de otros tantos pueblos para pedirles la receta. Pueblos no sólo cercanos, como Cillero, Ceclavín, Alcántara o Valencia de Alcántara, sino de localidades como Salamanca, Talavera de la Reina o Ciudad Rodrigo. Y la receta se repite, una y otra vez, con el mismo celo con que se preservan de la curiosidad pública y de la autoridad competente las condiciones de emisión: "Sólo tenemos un carácter benéfico y cultural". En general, los caurienses que llegan a ver su particular canal de televisión -no llega la señal a las partes más bajas del pueblo- parece que están satisfechos con su existencia. Hay quien dice que el gobernador civil no cerrará la trastienda de Mario Marín en plenas vísperas electorales, cuando al PSOE podría costarle votos en un pueblo donde hay actualmente diecisiete concejales, de los que el alcalde y ocho más son de UCD, seis del PSOE y dos del PCE. No obstante, tampoco parece el pueblo "dispuesto a levantarse" en caso de que se acabara con TV Coria, como pretende Mario Marín. Pero, en general, aceptan que sería una medida impopular. Los jóvenes se reunen a ver el canal cauriense en el pub y los mayores a los que llega la señal lo ven en su casa. "No interrumpen ninguna cadena y dan noticias que incumben a la gente del pueblo", comenta un joven, mientras ve con su novia Los cañones de Navarone.El lunes pasado, una noticia en la Prensa local sobre la intención del gobernador civil de poner orden en las ondas de Coria hizo aparecer a Pedro Yertes, padre, muy serio y leer "un editorial" al principio de la emisión: "Si la autoridad correspondiente, una vez estudiado éste, al parecer, singular caso, estima que debe ser clausurado, sería, mos, como siempre, obedientes, y a esperar con Luis de la Viuda al año 85". Pero siguen pensando que "no hacemos daño a nadie, no hacemos publicidad, no hablamos de política, transmitimos en la frecuencia de video, que TVE no usa, y no emitimos a sus horas". Y, además, "si hay que pedir algún permiso o pagar algún impuesto, estamos dispuestos a hacerlo".

Mientras continúa el debate, Mamen Pizarro, la pequeña de cinco hermanos, educada siempre en colegios estatales, que, de las presentadoras de TVE admira, sobre todo, a Rosa María Mateo, "porque la encuentro muy natural, no sé cómo explicarte, y me gusta su sencillez", piensa que, de seguir en televisión, más en serio, le gustaría entrevistar a Margaret Thatcher. En un plano más real, espera el próximo curso para estudiar relaciones públicas en Madrid.

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