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Washington cree que Tel Aviv puede ahora flexibilizar su actitud

El nombramiento de Moshe Arens como nuevo ministro de Defensa de Israel abre nuevas perspectivas en las conflictivas relaciones entre Washington y Tel Aviv, aunque la Administración norteamericana se abstiene de todo comentario oficial.Washington espera que la llegada de Arens al poderoso Ministerio de Defensa abra una época de mayor flexibilidad en la búsqueda de un acuerdo para la retirada de las tropas extranjeras de Líbano y modere la política israelí de implantación de nuevas colonias en los territorios ocupados de Cisjordania. Ambos temas bloquean el avance del plan de paz propuesto por Ronald Reagan para Oriente Próximo.

En entrevistas ante la televisión, el nuevo ministro de Defensa, que desempeñaba el cargo de embajador de Israel en EE UU, afirmó que la política de su país no depende de ningún ministro, sino de la totalidad del Gabinete del jefe del Gobierno, Menájem Beguin.

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Por su parte, el vicepresidente norteamericano, George Bush, considera el cese de Ariel Sharon (implicado en la matanza palestina de los campos de refugiados de Chatila y Sabra), como un tema interno de la política de Israel. Sharon, que conserva el cargo de ministro sin cartera, será reemplazado por Moshe Arens antes de dos semanas. Entre tanto, las responsabilidades defensivas de Israel han pasado al primer ministro, Beguin.

La personalidad de Arens es analizada desde todos los ángulos por parte de los comentaristas políticos estadounidenses. La mayoría coincide en afirmar que es un cambio positivo, debido al pragmatismo que caracteriza la gestión del hasta ahora embajador de Israel en Washington. Aquí se define a Arens como un nacionalista duro.

Sin embargo, en un año de gestión al frente de la representación diplomática de Israel en EE UU, Arens ha comprobado el deterioro creciente de las relaciones bilaterales entre Washington y Tel Aviv, y también el incremento de las críticas por parte de muchas organizaciones judeo-norteamericanas a la actuación radical del Gobierno de Beguin. Para Arens parece claro que el nacionalismo israelí debe pasar por la continuidad de las buenas relaciones con EE UU.

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