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El teatro profesional gallego, al borde de la desaparición por falta de apoyo oficial

Sólo una improbable campaña de promoción institucional que primase la política de contratación directa sobre la de subvenciones parece poder garantizar la supervivencia, actualmente en precario, de la escasa media docena de grupos profesionales de teatro existentes en Galicia que, en la mayor parte de los casos, han de recurrir a las giras, cada vez más esporádicas, por España y Portugal para el inestable equilibrio de mantener sus finanzas. La situación, definida en términos de paro total por los actores y autores que la padecen, resulta contradictoria conla extensa tradición preteatral gallega y la aparente vitalidad que se reflejaba hasta no hace mucho en la Mostra de Arte Dramático de Ribadavia (Orense)."En la práctica se nos han cerrado todas las posibilidades de trabajar aquí'", asegura Xulio Lago, actor y director habitual de los monta es de Teatro da Mari Gaila, de Santiago. "De nuestra última obra, estrenada en agosto, únicamente hemos podido hacer cinco representaciones en Galicia, tres de ellas gracias a los circuitos de la universidad. Ahora iniciamos una gira por Madrid, Andalucía y Extremadura con el mismo montaje y, en quince días, haremos el doble de funciones que en los últimos seis meses". Lago, que ha participado con su grupo en la mayoría de los festivales de la Península -al igual que las demás compañías profesionales gallegas-, lamenta la paradoja que supone el concebir obras en gallego destinadas a un público específico que finalmente serán más conocidas en Getafe o en Marbella que en la propia Galicia. "Pero la realidad", concluye, "es exactamente esa: en Getafe hemos estado ya tantas veces que contamos con un público determinado que conoce nuestras obras, mientras en Galicia son contadísimos los lugares en los que podemos decir lo mismo".

La falta de una infraestructura empresarial clásica -que ningún grupo echa de menos, por otra parte- no ha sido suplida en Galicia por las instituciones oficiales, obligadas, en principio, a promover el teatro como actividad cultural. Una propuesta conjunta de contratación que garantizaría a cada grupo profesional gallego un mínimo de cien representaciones anuales fue desatendida, hace dos años, por ayuntamientos, diputaciones y la Consejería de Cultura de la Xunta. "El Gobierno autonómico", dice la actriz Dorotea Bárcena, "se ha limitado hasta ahora a decirnos que no tiene dinero. Las demás instituciones a las que nos dirigimos, o no contestaron o, cuando lo hicieron, fue para ofrecemos subvenciones irrisorias".

En realidad, la subvención directa es el último de los recursos considerados por los distintos grupos que, en unas primeras Jornadas de estudio sobre el hecho teatral en Galicia, desarrolladas a finales de 1980, propusieron a los organismos oficiales la necesidad prioritaria de un compromiso de contratación. "Lo que queríamos y queremos", explica María Barcala, actriz y ayudante de dirección, "es que las instituciones oficiales cumplan su papel de únicas generadoras de empleo para los pro esionales del teatro en Galicia".

Una segunda propuesta, dirigida a la creación de salas estables por cuenta de los ayuntamientos, encontró alguna correspondencia en las corporaciones de La Coruña y Vigo, que dedican un local alquilado y el auditorio municipal, en cada caso, a estos fines. Sin embargo, su programación teatral, que sólo con un punto de optimismo podría ser calificada como continua y estable, ha recibido las críticas de los grupos teatrales, que ven en la política seguida hasta ahora un intento de prolongar las funciones del departamento municipal de relaciones públicas mediante la contratación muy esporádica- de nombres de prestigio. En la práctica, la única sala realmente estable de Galicia -el teatro Luis Seoane, de La Coruña- fue promovida y funciona, con dificultades, bajo la administración de una cooperativa que se mantiene estrictamente al margen de cualquier relación con organismos oficiales.

El cierre casi absoluto del mercado de trabajo ha influido en la reorientación de actividades de grupos que han optado por profundizar en anteriores experiencias de teatro infantil o de títeres.

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