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Probable formación de un Gobierno de centro-derecha en Holanda

Soledad Gallego-Díaz

Democristianos y liberales conservadores podrán formar cómodamente Gobierno en los Países Bajos gracias a los resultados de las elecciones generales celebradas ayer y que les han concedido, conjuntamente, la mayoría absoluta en la Cámara Baja o Estados Generales. El partido socialista ha recuperado la categoría de "primera fuerza política del país", pero no tiene apoyos suficientes para formar un Gabinete de coalición.Aunque la democracia cristiana (CDA) ha experimentado una ligera pérdida (tres escaños, cuando se llevaba escrutado el 80% de los votos), la diferencia ha sido ampliamente compensada por los liberales conservadores (VVD), que han logrado un resultado espectacular: diez escaños más. En total, el CDA, cuyo líder, Andres van Agt, es el actual primer ministro, y el VVD, liderado por Ed Nijpels, pueden sumar 81 escaños (45 y 36), lo que les permite tener un margen de cinco escaños por encima de la mayoría absoluta.

Los liberales, que se consideran los grandes triunfadores de estas elecciones, impondrán sus condiciones al CDA, partido que tiene un ala izquierda contraria a la política de defensa seguida por su propio primer ministro. El resultado del VVD, ardientemente partidario de la instalación en los Países Bajos de los 48 euromisiles que la Alianza Atlántica ha asignado a este país, puede llevar al Parlamento holandés a aprobar antes de fin de año el despliegue de los Cruise. La formación del nuevo Gobierno holandés será acogida, sin duda, con júbilo en la sede de la OTAN. Si los Países Bajos aprueban la instalación de los Cruise, Bélgica, que tampoco ha concedido hasta ahora la autorización, se verá arrastrada por sus vecinos y el movimiento pacifista de la República Federal de Alemania (RFA) perderá fuerza.

Importantes sorpresas

Los comicios de ayer han proporcionado bastantes sorpresas. La primera, el alto índice de participación, un 80%, pese a que la campaña electoral ha sido extremadamente corta y apacible y a que los holandeses prefirieron abstenerse en casi un 40% en las elecciones locales celebradas hace menos de diez meses. La segunda, el espectacular avance del VVD, un partido extremadamente duro en cuestiones sociales, y ello pese a que los Países Bajos sufren un índice de paro de más del 10%. El VVD preconiza cortes radicales en los presupuestos estatales (cuyo déficit es actualmente equivalente al 10,5% del producto nacional bruto). Holanda puede perder así, en los próximo meses, la imagen de "paraíso de la seguridad social" que se le atribuía hasta ahora, aunque la tradición de los Países Bajos impedirá a los liberales realizar una política en la línea del monetarismo norteamericano o del Gobierno británico.La tercera sorpresa la ha constituido el descalabro de Democracia 66 (DD-66), uno de los tres partidos (junto con la CDA y los socialistas) que formó la coalición anterior. DD-66, dirigida por un joven físico llamado Jan Terlouw, logró pasar en los comicios anteriores de siete a diecisiete escaños, gracias a su imagen de partido nuevo, sin relación con las clásicas familias politicas. Su estancia en el Gobierno le ha sido fatal: de un solo golpe y en menos de dieciséis meses ha perdido casi un 7% de votos y se quedará en la próxima cámara con seis escaños.

El partido socialista (PVDA), por su parte, ha logrado, al menos, uno de sus objetivos: volver a convertirse en el primer partido del país. El líder del PVDA, Jopp den Uyl, sabía que provocar unas elecciones anticipadas significaría su pase a la oposición, pero prefirió retirar a sus ministros el pasado mes de mayo, antes que aprobar un presupuesto "antisocial" y, sobre todo, antes que seguir perdiendo su propio electorado. El PVDA había sufrido en las dos últimas elecciones un retroceso importante que ha logrado parar y contrarrestar en esta ocasión: pasará de 44 a 47 escaños. La reina encargará en los próximos días al líder del primer partido la formación de Gobierno.

Una última y desagradable sorpresa la constituyó el escaño obtenido por el llamado Partido de Centro (CP), que concurría por primera vez a las elecciones. El Partido de Centro es una formación nazi con una ideología profundamente racista. El propio primer ministro Andreas van Agt, en unas declaraciones a la televisión, deploró "firmemente" que el CP hubiera obtenido representación parlamentaria, porque es -dijo- un partido que no respeta las ideas de la humanidad.

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