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El conflicto del Atlántico sur sigue abierto

El desacuerdo entre los militares argentinos sobre el futuro presidente hace crecer el vacío de poder

La designación de un nuevo presidente de la República por la Junta Militar argentina se presentaba muy dificil ayer, dadas las posturas diametralmente opuestas que mantienen los altos mandos de los tres ejércitos, no sólo sobre la persona a designar, sino también sobre el modelo a seguir en la posguerra. La Junta Militar celebró ayer una nueva reunión, después de que en la mantenida el sábado no se alcanzase un acuerdo, ya que cada Ejército presentó un candidato distinto para la presidencia. Los generales, almirantes y brigadieres continúan discutiendo a puerta cerrada, aunque son frecuentes las filtraciones, más o menos interesadas.

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Los partidos políticos y los ciudadanos en general asisten impotentes a este monólogo militar, plagado de disonancias, mientras se da en el país un virtual vacío de poder. "La crisis del Estado es ahora mucho peor que en 1976, cuando los milicos (militares) derrocaron a la viuda de Perón", asegura un militante del Partido Radical.La lejana primavera

El invierno austral comienza hoy en Argentina y muchos temen que estas discrepancias en la cúspide militar se traduzcan en un nuevo invierno político o, al menos, en un retraso indefinido de la tan esperad a primavera democratizadora. En otros sectores se piensa, por el contrario, que la falta de unidad en las fuerzas armadas hará posible una fórmula de compromiso y acelerará el retorno al poder civil.

Informaciones periodísticas coincidían ayer en señalar que el Ejército de Tierra presentó como candidato a la presidencia al general retirado Reynaldo Bignone, un estrecho colaborador del ex presidente Jorge Videla. Este nombre habría salido a la palestra después de que la Marina y la Aviación se opusieran al del también general retirado Antonio Domingo Bussi.

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Pero mientras que el Ejército se opone a una presidencia civil, e insiste en un general retirado, la Armada es partidaria de "lavar la cara" al régimen militar y propone al ministro de Asuntos Exteriores, Nicanor Costa Méndez, o a otra personalidad civil. En último caso, se asegura, los marinos apoyarían la candidatura del actual presidente en funciones, general Alfredo Saint Jean.

Lami Dozo, optimista

Por su parte, la Fuerza Aérea argentina, reforzada por su actuación en la guerra de las Malvinas, insiste en proponer a su jefe, el brigadier Basilio Lami Dozo. La Aviación aceptaría, en último término, a otro candidato, pero no a un general del Ejército de Tierra, institución que, según creen los aviadores, tuvo ya su momento y no debe ocupar ahora la primera magistratura de la nación.

Otra prueba de lo complejo de esta situación es la cantidad de nombres, más de una docena, que figuran en la quiniela de presidenciables que circula por Buenos Aires. El brigadier Lami Dozo se mostró, sin embargo, sorprendentemente optimista a media, tarde de ayer, cuando declaró que la designación del nuevo presidente se haría en muy breve plazo.

Pero aunque así fuera, la crisis está muy lejos de cerrarse y las divergencias en el seno de las Fuerzas Armadas afectan también a otras cuestiones vitales. El Ejército, por ejemplo, es partidario de continuar con los plazos institucionales vigentes, es decir, con el mandato presidencial hasta la primavera de 1984. La Marina sustenta una tesis similar, pero mediante una "concertación" previa con los partidos políticos.

La Fuerza Aérea, en cambio, defiende un rápido proceso de transición y una rectificación total, en colaboración con los partidos mayoritarios, de la política económica seguida en el país durante los seis años de dictadura. La tendencia hacia una economía dirigida aparece cada vez más fuerte, no sólo en la Fuerza Aérea,sino también en otros sectores de las Fuerzas Armadas, que precisamente con su golpe de Estado permitieron la aplicación plena de las teorías de la denominada Escuela de Chicago y del librecambismo de Martínez de Hoz, que segó la ya maltrecha economía argentina.

Por si todas esas discrepancias fueran pocas, los generales de brigada, precisamente los que echaron a Leopoldo Galtieri de la Casa Rosada en el golpe palaciego del pasado jueves, pretenden que sean sustituidos también los otros dos miembros de la Junta Militar. Se trataría de evitar así que el Ejército de Tierra, cuyos efectivos se rindieron a millares en las Malvinas, aparezca como el único culpable de la derrota, a pesar de que la guerra fue decidida y conducida por el triunvirato militar.

Duras críticas al régimen

Un portavoz de la Mari:na calificó de "injerencia" esas pretensiones del Ejército. La Aviación y la Marina han renovado su confianza en sus respectivos comandantes en jefe y no quieren ni oír hablar del tema, lo que añade tensión a la ya de por sí difícil coyuntura.

Mientras tanto, el Partido Fede ral continúa lanzando duras críticas al régimen, a un nivel inimaginable antes de la derrota militar e las Malvinas. Ayer, por ejemplo, el coordinador de este partido, Alberto Robredo, propuso el pr samiento del "conjunto de irreponsables que decidió iniciar los actos que condujeron a la guerra del Atlántico sur", y añadió que podría empezarse por juzgar a los tres componentes de la Junta Militar, Galtierí, Anaya y Lami Dozo, que "traicionaron a este pueblo, a su honor militar y a la patria".

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