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El Ministerio del Interior inhabilita a cuatro ganaderos por afeitar toros

El Ministerio del Interior ha inhabilitado por un año a cuatro ganaderías, por acumulación de sanciones a causa del afeitado. Son las de Baltasar Ibán, Salvador Gavira, Carlos Núñez y Juan Mari Pérez Tabernero. Esta sanción, prevista en el reglamento vigente, no se había aplicado nunca hasta ahora, a pesar de que la mayor parte de los estamentos taurinos la consideran como única verdaderamente eficaz para acabar definitivamente con este fraude, que ha proliferado en España durante los últimos años.

La inhabilitación es efectiva a partir de su notificación, que se produce en base a la correspondiente resolución de la Dirección General de la Seguridad del Estado, la cual fue firmada ayer. Tiene efecto sobre la totalidad de las reses de las ganaderías afectadas, cuya prohibición para ser lidiadas continúa durante un año, aún en el supuesto de que el propietario las venda a otro ganadero.Esta medida contra el afeitado, que puede ser histórica dada su proyección para la autenticidad y popularidad de la fiesta e incluso a nivel de movimiento y valoración en el escalafón de matadores, es consecuencia del propósito varias veces manifestdo por el subsecretario de Interior, Juan José Izarra, de depurar corruptelas en el espectáculo taurino y conseguir su promoción.

El secretario general de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, Manuel García-Aleas, se mostró muy sorprendido cuando le dimos a conocer ayer la inhabilitación. Sus opiniones al respecto fueron lacónicas, y parecía extremadamente afectado por esta noticia, que seguramente es la más importante de las producidas en el mundo taurino durante los últimos años. Aleas se limitó a decir: "Siempre hemos creído que para acabar con el afeitado hacía falta una medida ejemplar, que quizá sea ésta, pero dudo que sea correcta su aplicación a los cuatro ganaderos que usted me cita pues lo que dice el reglamento en materia de sanciones es discutible. No tengo nada más que añadir, sino agradecerle la información. Ahora he de hablar con mis compañeros de la Unión".

Preferencias de las figuras

Las ganaderías inhabilitadas gozan de las preferencias de las figuras, y concretamente las de Núñez e Ibán se encuentran entre las más solicitadas para las grandes ferias 3, carteles de lujo. De hecho, ya tenían sus camadas comprometidas para todo el año y ahora se les va a presentar a algunos empresarios el problema de que tendrán que rehacer combinaciones, a tenor de las exigencias de los exclusivistas. El empresario Manolo Chopera, que ya había comprado corridas de Ibán y Juan Mari, opina que la inhabilitación, sin entrar en otras consideraciones acerca de la viabilidad de la medida, tiene el efecto negativo de que disminuirá el número disponible de toros para el normal desarrollo de la temporada.Durante 1980 y 1981 fueron numerosísimas las reses con apariencia de afeitadas que se lidiaron prácticamente en todas las plazas españolas, con excepción de la de Madrid y pocas más, y había cundido la indignación de los aficionados, más aún cuando, recientemente, se supo que los toros de 1981 dictaminados como afeitados por la Escuela Nacional de Sanidad habían sido sólo cinco. Entre los estamentos no profesionales del espectáculo ya era clamor la petición de que se adoptaran medidas rigurosas para terminar con este fraude, considerado como una de las lacras mayores que sufre la fiesta.

La inhabilitación puede tener tales repercusiones que seguramente los restantes ganaderos no admitirán a partir de ahora ninguna exigencia de toreros y apoderados para que se les afeiten los toros. La manipulación de las astas ha podido dejar de ser, como sucedía, un aliciente esencial para la comercialización de las corridas. Hay que tener en cuenta que las cuatro ganaderías afectadas deberán continuar con los gastos de explotación pero sin la contrapartida de ingresos por la venta de sus productos, que habrán de enviar al matadero o mantenerlos un año mas, con la consiguiente depreciación pues los cinqueños (por añadidura, "en puntas") tienen peor salida que los cuatreños.

Ganaderos como Juan Mari Tabernero o Carlos Núñez disponían para esta temporada de 1982 del orden de quince a veinte corridas, que les quedan inmovilizadas. El precio medio de una corrida (seis toros) se calcula en unos dos millones de pesetas.

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