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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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ETA y semántica

Lo malo de la violencia -para el violento- es que le va vaciando de contenidos, de valores (negativos o positivos), de sentido, y, al cabo, sus señas de identidad, su mensaje, no es sino la violencia misma.En la cruenta evolución de ETA (hasta los minerales evolucionan) es curioso observar la progresiva pérdida de ideas (más bien creencias, dicho a la manera de Ortega, o sea, inmanencias, irracionalismos expresados como tópico), de emblemas mentales, de atalajes ideológicos. El terrorista se vacía en el terrorismo y su medio, la bomba es ya su único mensaje. ETA, que empezó siendo un confuso arsenal ideológico, nacionalista, internacionalista, racista, separatista, marxista, no es hoy otra cosa que un arsenal de armas. Los comunicados de ETA, que hace algún tiempo nos repartían un cierto rancho ideológico a todos los españoles, gracias a la voluntad de transparencia de la Prensa, ahora son lacónicos, se limitan a dar cuenta del hecho que ya conocemos. ETA se ha vuelto tautológica cuando reivindica un crimen que sólo puede ser de ETA. Y la tautología es el primer síntoma de minusvalidez mental progresiva. Tejero, para una vez que tuvo ocasión de hablar en el Congreso, templo de la elocuencia buena o mala, no salió de la tautología y el taco:

-Y vendrá el que tiene que venir a decirles lo que tiene que decirles.

ETA ha vaciado sus escasas y confusas semánticas en unos años de comunicados, y ya no tiene nada que decir. Se limita a confirmar por teléfono o como sea lo que ya es obvio. Caer en la obviedad es otra forma de empezar a decaer.

Su elocuencia es su violencia. Como terroristas me aterrorizan, claro, pero como escritores me han decepcionado. Sus comunicados cada vez traen menos lectura. Yo, que tomo muchas medicinas, como ustedes saben, empiezo a curarme con la lectura del prospecto. ETA -nacional, nacionalista o internacionalista- ya no es más que fuerza bruta, y nada más transparente que la fuerza bruta. Al empobrecimiento literario corresponde la clarificación ideológica (sobre todo cuando no hay ideología ni literatura). Ahora que ETA no tiene nada que decir es cuando se comprende que no lo tuvo nunca, y se adivina la fórmula de la composición, desde un como carlismo de izquierdas, hasta un imposible y contradictorio marxismo de derechas, que se confunde con el nazismo, pues ETA siempre ha invocado los valores topográficos o de raza, y en su épica no se encuentran acciones referidas a la lucha de clases. Es el momento de pensar si la voladura de Carrero, más que a despejar el camino de la democracia, tendía a provocar una reacción bélica, militar, un endurecimiento de la dictadura, ya muy relajada por la vejez de Franco, y de duración condicionada a la escasa vida del dictador. Porque a la democracia no se le despeja el camino con fiestas de gomadós. Comprendo que ETA no es sino la viñeta elpañola del terrorismo planetario y dinerario, sin patria ni ideas, que produce, naturalmente, la guerra fría y la crispación nuclear. Pero, por lo menos, antes generaban más texto, y eso le permitía a uno discutir con la progre, antes, después o incluso en.

ETA ha renunciado a la literatura porque sus ripios revolucionarios ya no suenan a nada, y se ha recluido en un único y esquemático sistema de signos: metralla y muerte. Ya no quieren ser interpretados, sino temidos. Cuando Juan Carlos estuvo en Guernica, en lugar de interpelarle, un partido afin a ETA le interrumpió, cantando. Donde termina el racionalismo de la palabra, comienza el irracionalismo de la música. Los nazis prehitlerianos movieron a las multitudes mediante himnos, no mediante ideas. La Historia se repite, y «la segunda vez -Marx- como farsa».

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