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La izquierda francesa cree cada vez más en la victoria de Mitterrand

El presidente y candidato Valéry Giscard d'Estaing y el candidato socialista, François Mitterrand, con sus intervenciones diarias en la radio y televisión oficiales inician a partir de mañana la etapa final de la campaña que los conducirá al escrutinio del domingo 10 de mayo. El país entero vive pendiente de la posible, pero no segura, celebración del debate televisado que enfrentaría a los dos aspirantes a la Presidencia. La izquierda cree cada día más en la posibilidad de la victoria.

Como ya se viene observando desde hace dos días, Giscard y Mitterrand sólo se dedican a buscar, cada uno, los votos que pueden faltarle. Giscard, los de los gaullistas: su tema casi exclusivo es el de la reconciliación con el chiraquismo. Los sondeos aseguran que sólo le votaría el 71 % del electorado de Jacques Chirac. El 18% iría a Mitterrand, de igual manera que el 50% del millón largo de sufragios ecologistas.Al candidato socialista también le faltaría el 16% de los votos comunistas; pero lo que le preocupa es el electorado incierto de centro-izquierda.

Ahora, en las reuniones públicas, entona La Marsellesa y no La Internacional, detalle consecuente con el lema mayor en el que funda la victoria en la que creen más y más los socialistas: «Reagrupar a todos los franceses».

Los últimos ocho días de la campaña presidencial serán esencialmente televisivos. Cada uno de los dos candidatos dispone de dos horas y media distribuidas a lo largo de la semana. Giscard, como Mitterrand, han reducido al mínimo sus mítines en provincias. El presidente candidato intervendrá hoy en un show monstruo político-artístico deportivo en las afueras de París, que intencionadamente ha denominado Fiesta de la libertad.

Mitterrand sólo abandonará la Capital el último día de la campaña, el viernes inmediato, para intervenir en Moulhouse. Giscard pudiera viajar a Burdeos y Toulouse, pero sus portavoces advierten que lo que le interesa es el «mano a mano» televisado con Mitterrand, y que condiciona toda su campana a este acontecimiento.

El duelo Giscard-Mitterrand mantiene en vilo a los franceses. Las negociaciones están en punto muerto. Mitterrand ha puesto veintiuna condiciones que estipulan escrupulosamente todo, incluso la intensidad de las luces de estudio de televisión, el tipo de planos, la distancia de los micros. Y todo esto porque teme ser manipulado. Giscard, a diferencia de Mitterrand, no quiere periodistas por medio y sólo exige una condición: igualdad de tiempo para hablar.

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Ayer, por carta, le anunció al candidato socialista que, en cualquier caso, él lo esperaría el martes próximo, a las 20.30 horas, en los estudios de televisión.

Y ahí está el asunto nacional en que se ha convertido ese decisivo diálogo entre los dos gigantes de la carrera por el palacio del Elíseo.

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