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La "cumbre" islámica ha fortalecido y cohesionado al mundo musulmán

La tercera conferencia en la cumbre de los países musulmanes finalizó en la madrugada del miércoles en Taif (Arabia Saudí) con un éxito notable en lo que se refiere al fortalecimiento y cohesión del movimiento islámico, mientras que las resoluciones aprobadas sobre los grandes problemas que afectan al mundo musulmán tienen más un carácter teórico que una eficacia práctica inmediata.

La presencia de veintiocho jefes de Estado y de Gobierno y de altos funcionarios de otros nueve países en la cumbre y el hecho de que la mayoría de las resoluciones se hayan aprobado por unanimidad suponen ya un triunfo, si se tiene en cuenta lo diferente de los regímenes políticos representados en Taif. Hubo importantes ausencias, forzosas unas y voluntarias otras, de países con gran potencial humano o económico, como Egipto, Libia, Irán y Afganistán, pero los setecientos millones de musulmanes que forman la ummah (nación islámica) estuvieron suficientemente representados, en opinión de los organizadores de la conferencia.Para el presidente de Pakistán, Zia Ul Haq, la cumbre ha sido un importante paso hacia la unidad islámica. En el mismo sentido se manifestaron la mayoría de los líderes presentes. Todos los diarios saudíes hablaban ayer de una «nueva era» y de un «nuevo espíritu» del Islam, que se produce cuando acaba de iniciarse el siglo » del calendario musulmán y cuando los dirigentes de los países musulmanes se acaban de reunir solemnemente en La Meca, el corazón del Islam.

Este movimiento islámico, que comenzó a formarse hace once años en la cumbre de Rabat, convocada tras el incendio provocado de la mezquita Al-Aksa, de Jerusalén, se autodefine en la «Declaración de La Meca» como un movimiento «no alineado y de moderación».

Desde el rey Jaled, de Arabia Saudí, al presidente pakistaní, Zia Ul Haq, han sido numerosas las llamadas al establecimiento de una «identidad propia», claramente diferenciada de los dos bloques. Una entidad que tiene su perímetro geográfico delimitado y su ámbito ideológico no tan claramente definido. Un «nuevo bloque» que, siguiendo las enseñanzas del Corán, se convierte en un «instrumento de bienestar social, político y económico».

La creación de un fondo de ayuda al desarrollo (aparte de la banca islámica ya existente), la próxima formación de un tribunal supremo islámico y La declaración de derechos del hombre en el Islam, que será aprobada en la próxima conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, son algunos pasos dados en Taif hacia la formación de esa tan deseada «una sola nación unida por la fe».

En cuanto a las resoluciones aprobadas en la cumbre, la más espectacular es sin duda la llamada jihad (guerra santa) contra Israel, en la que debe participar todo el mundo islámico «con todos los medios a su alcance». En la práctica, esto se reducirá a una iniciativa diplomática en las Naciones Unidas, a la que espera el veto de Estados Unidos si se llega a plantear la expulsión de Israel de la ONU, y a un boicoteo económico cuyo alcance exacto aún se desconoce.

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"Lista negra"

Al parecer, los países islámicos confeccionarán una «lista negra» de naciones y empresas comerciales que favorezcan al Estado judío y les aplicarán un estricto boicoteo. La amenaza de recurrir al arma del petróleo queda flotando y, según declaró el secretario general de la conferencia, Habib Chatti, se utilizará únicamente en eÍ momentoapropiado.Una de las primeras pruebas que debe sufrir esta iniciativa es la de ver si los países islámicos que mantienen relaciones diplomáticas con Israel, como es el caso de Turquía, por ejemplo, las rompen inmediatamente o se conforman, como hizo Ankara hace unos meses, con rebajarlas a un estado mínimo, pero sin rupturas.

En el campo militar serán los propios países fronterizos con Israel los que contengan acciones bélicas que podrían provocar una nueva guerra. El presidente libanés, Eliás Sarkis, criticó indirectamente en la cumbre la presencia de la guerrilla palestina en su país y dijo que el destrozado Líbano es quien está sufriendo la contienda.

Apoyo a los rebeldes afganos

Respecto a Afganistán, la cumbre islámica repitió la condena contra la Unión Soviética, aunque se mostró partidaria de una solución política. Las solemnes declaraciones de apoyo a los resistentes afganos no fueron acompañadas en la concesión de ayuda militar y económica. Los países islámicos aliados de la URSS, como Siria, Yemen del Sur o la OLP intentaron suavizar el párrafo, pero finalmente lo aprobaron tal y como se presentó.Una comisión ministerial, formada por Guinea, Irán, Tunicia y Pakistán se pondrá en contacto con las Naciones Unidas para mantener conversaciones con el régimen de Babrak Karmal. La Unión Soviética parece respaldar la celebración de negociaciones.

La guerra entre Irán e Irak, principal conflicto interislámico, no ha sido detenida por la cumbre, lo que es su mayor fracaso. Una comisión mediadora, formada por seis jefes de Estado, queda encargada de conseguir un alto el fuego y la búsqueda de una solución.

Los iranles, que se negaron a acudir a la cumbre de Taif, a pesar de que una comisión especial de ministros de Asuntos Exteriores les visitó expresamente, no se han negado hasta el momento a recibir a la comisión mediadora de jefes de Estado.

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