"Gloria", de John Cassavetes, candidata al León de Oro
El norteamericano John Cassavetes es un adicto a los festivales internacionales de cine, con películas bien recibidas por el público, como ocurrió ayer con Gloria, presentada a concurso en la Mostra Internacional del Cine de la Bienal de Venecia, y que rozan los premios como autor o en interpretación, de nuevo con su esposa, Gena Rowlands, en un papel de la vieja escuela, desafiando la cámara sin artificios. En las últimas sesiones de esta primera parte de la mostra, que se clausura el próximo lunes, han pasado Guns, de Robert Kramer; Lena Rais, de Christian Rischert; Voltai Eugenio, de Luigi Comencini, y Oxala, de Antonio Pedro Vasconcelos.
Como ocurre con Atlantic City, de Louis Malle, la película de Cassavetes, dentro de una programación sin auténticos números fuertes, puede entrar en la zona premiable de la nueva etapa de la mostra, que destina un León de Oro a un tipo de películas con aceptación segura en el mercado internacional. Gloria tiene elementos suficientes para interesar, desde el mismo argumento, con sabor a crónica negra, al ejercicio interpretativo de Gena Rowlands. La ciudad de Nueva York es el escenario de la historia de una mujer, ex amante de un gangster, solitaria en un bloque de emigrantes en el Bronx, que se ve envuelta en una acción mafiosa en contra de su voluntad. El argumento, escrito también por Cassavetes, sigue a esta mujer, acompañada de un niño cuya familia fue aniquilada por una banda, en una persecución por la ciudad, donde se desarrolla, a la vez que la acción propia del género, el despertar personal de la mujer y su actuación en la defensa de la vida del chico.La producción francesa Guns está firmada por el cineasta americano Robert Kiramer, una visión de personajes situados entre París y Marsella en diversas situaciones que se dispersan en historias. Los contenidos son varios, desde el sentimental a la estrategia del petróleo o el tráfico de armas, a través de unas imágenes casi soñadas del puerto de Marsella, por lo que la trama policíaca tiene más el estilo de un Hammet que de un Chase.
La forma de trabajar de Kramer, que tiene bastantes adeptos, es absolutamente personal y pocas veces previsible.
La República Federal de Alemania, con el recuerdo diario de la serie televisiva Berlín Alexanderplatz, de Fassbinder, y el asombro que produce la visión de los catorce capítulos, presentó a concurso Lena Rais, del director Christian Rischert. El filme muestra las diversas etapas de la rebelión de una mujer, madre de tres hijos, empleada de Correos, que se niega a mantener su papel de ama de casa y servidora del orden impuesto por la autoridad masculina. Sin la facilidad de la identificación con una película feminista, la nueva personalidad de Lena Rais se transforma en el ambiente cotidiano, con escapadas de su casa, discusiones con el marido, encuentros con las amistades de quince años de matrimonio y el descubrimiento definitivo del valor de su propia vida.
Luigi Comencini, uno de los maestros de la comedia italiana, vuelve a la Mostra de Venecia al cabo de treinta años y, como en aquella ocasión, con una película, Voltati Eugenio, protagonizada por un niño de diez años, hijo de un matrimonio formado en las revueltas de 1968. La película se presenta fuera de concurso y junto con Razza selvaggia, de Pasquale Squitieri, producida por la industria privada italiana, ya que el resto del lote está acaparado por la RAI y otras empresas del sector público.
El cine portugués ha presentado una única producción, Oxala, de Antonio Pedro Vasconcelos, muestra significativa de una nueva mirada generacional a la revolución de abril. portuguesa, una vez agotada la pequeña oleada de películas de intervención y compromiso, rodadas entre 1974 y 1978, junto con la estructura de producción y los acuerdos internacionales de coproducciones.
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