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Fernando Trueba: "«Opera prima» es una comedia romántica"

Declaraciones del realizador de la película

El pasado miércoles se estrenó en -Madrid Opera prima, primer largometraje de Fernando Trueba. Crítico cinematográfico en las páginas de EL PAÍS, así como en el semanario Guía del Ocio, Trueba había realizado anteriormente varios cortometrajes: Oscar y Carlos (1974), Urculo (1977), En legítima defensa (1977), Homenage à trois (1979) y El león enamorado (1979), y es coguionista de La mano negra (1980), de Fernando Colomo -actualmente en período de montaje-, y del sketch Koñensonattën, del mismo realizador, perteneciente al filme Cuentos eróticos.

«El cortometraje es la única escuela de cine posible actualmente», declaró Trueba, «una vez comprobada la absoluta inoperancia de la rama de Imagen de la facultad de Ciencias de la Información. Mis cinco cortometrajes suman seis días de rodaje, es decir, han sido realizados en unas condiciones nada óptimas y sí bastante piratas. Estos cortos y algunas películas en super 8 han sido mis únicas prácticas. Me han servido, sobre todo, para familiarizarme en el trabajo con actores no profesionales, lo que me ha ayudado mucho para la realización de Opera prima».«La crítica es para mí una forma de hacer cine, de soñar películas, y a la vez una disciplina que me obliga a concretar mis opiniones sobre el cine, intentando no perder nunca una relación de espectador con las películas, relación que creo pertenece y debe pertenecer, ante todo, al campo de las emociones».

«Opera prima nació de un chiste fácil», explica Trueba. «Un día, Fernando Colomo me comentó que ya era hora de que hiciera mi ópera prima, y yo le dije que cuando la hiciera sería la historia de un personaje que se lía con su prima, que vive en Opera. Y así ha sido. Creo que una broma es un punto de partida tan válido como otro cualquiera, y mucho más si se trata de una comedia. El guión de Opera prima lo escribí con Oscar Ladoire, que es también el protagonista de la película. Si tuviera que definirla, diría que es una comedia romántica, lo cual puede resultar tal vez pretencioso, dicho así, en estos tiempos, en que tanto la comedia como el romanticismo parecen cosas que pertenecen al pasado. En cualquier caso, no es así para mí».

«Opera prima no es cine de imágenes, es, sobre todo, cine de personajes. Todo está visto a través del personaje de Matías (Oscar Ladoire), y Matías está visto a través de sus relaciones con su prima Violeta (Paula Molina). La acción transcurre en Madrid, pero igualmente podría suceder en Gijón o en Hong-Kong, y a mediados de 1978, aunque también podría tener lugar en el siglo de las luces. Quiero decir con esto que no es una película localista ni tampoco habla de una generación o un tiempo concretos».

«He realizado Opera prima en cinemascope porque tengo la sensación de que este formato es más cine, aunque esto es tal vez una obsesión personal. El scope te permite componer, de una forma más sencilla y sintética, menos fragmentada, además de apagar ligeramente el brillo excesivo de los colores. La fotografía de Angel Luis Fernández no podía ser más apropiada para la película. Es cálida e íntima, es vieja sin caer nunca en el pastiche».

«Otro capítulo que me obsesionaba era el sonido. Para mí, el sonido de una película es tan importante como la imagen. La famosa frasecita que dice que "el cine es imagen" me parece una de las sentencias más irritantes que conozco. Opera prima está realizada con sonido directo, no sólo porque la cantidad de diálogo y el tipo de actores lo exigían, sino porque creo que no podría hacer una película sin él. El trabajo de Pierre Gamet, colaborador habitual de Tanner, Rivette, Goretta, Allio, etcétera, es impecable».

«Para acabar, creo que Opera prima es una película para el público, en el sentido más trasnochado que pueda imaginarse. Es una película sencilla, pero, dado que vivimos unos tiempos bastante paradójicos y retorcidos, su respeto por ciertas convenciones podría llegar a resultar provocador. Si así fuera, me sentiría muy satisfecho. Su ausencia de mensaje y doctrina puede contribuir no poco a ello y es uno de los aspectos de los que me siento más orgulloso. Con Opera prima he intentado, únicamente, entretener. Y hacerlo de una forma divertida. Me gusta plantar la cámara a una cierta distancia de los personajes (¿respeto?) y dejar a los espectadores la libertad de realizar un lento traveling, acercándose hacia ellos. Si esto ocurre, quiere decir que los quieren tanto como yo, luego que ha merecido la pena contar esta historia».

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