Hoy puede dictarse sentencia contra Macías
El juicio contra Francisco Macías puede finalizar hoy. Seis de sus principales colaboradores le responsabilizaron de las matanzas acaecidas en Guinea Ecuatorial durante su mandato. El tribunal que le juzga demostró su enriquecimiento con fondos públicos y logró arrancarle la prueba de que solicitó intervención militar extranjera contra el golpe de Estado del pasado mes de agosto.
Sin embargo, las torpezas continuadas del fiscal acusador y la sagacidad del propio Macías y su brillante defensor pusieron en peligro en numerosas ocasiones la marcha del proceso. En la práctica, el presidente del tribunal asumió las tareas del fiscal, dado el desnivel entre éste y su oponente, el letrado de Macías, que con atención rigurosa al procedimiento y argumentos contundentes logró esquivar una parte de las acusaciones que se le imputan a su defendido.Ante las preguntas difíciles, Macías adoptó una actitud que los guineanos llaman «machanga», algo así como hacerse el loco.
Según los primeros resultados del proceso, a pesar de sus esfuerzos, el presidente derrocado no consiguió probar su desvinculación de la matanza de 462 civiles, casi todos ellos colaboradores próximos, y del cese sin expediente de 1.289 funcionarios públicos y 751 militares, todos ellos por motivos arbitrarios.
Casi todos los acusados que comparecen al juicio contra él -algunos de ellos tildados por el pueblo de torturadores- le imputaron la orden de ejecución de numerosas personas. En medio de un sinfín de acusaciones mutuas, sus más recientes colaboradores intentaban desesperadamente culpar a los demás para lograr salvarse.
El juicio tuvo ayer momentos de gran emoción, con aplausos hacia el presidente del tribunal, y curiosamente, también hacia el defensor. Este, para esquivar los cargos relativos a malversación de fondos, argumentó que el dinero de Macías fue trasladado a Momgomo, no malversado. Arrancó de un funcionario una autodeclaración de incompetencia y consiguió además enredar al resto de los acusados en polémicas entre ellos que diluyeron en buena medida el carácter compacto de las acusaciones que pesan sobre Macías.
Uno de los episodios más controvertidos se refería al incendio de los poblados de Malen y Sandje, en el territorio continental, donde miembros de su escolta realizaron detenciones masivas y actos de pillaje y saqueo. Los demás acusados atribuyeron las órdenes a Macías, pero no pudieron probarlo por escrito. «Estos incendios y saqueos son actos propios de esta gente», dijo Macías.
Según pruebas no refutadas, el ex presidente guineano amasó una fortuna personal de 460 millones de ekueles, casi doscientos millones de pesetas, simultáneamente al emprobrecimiento y depauperación de su país.
Uno de sus colaboradores afirmó que Macías dio instrucciones a funcionarios del Ministerio de Economía para que embarullaran la contabilidad nacional y de este modo extraer fuertes sumas en su beneficio. También quedó probado que Macías se hizo pagar recientemente honorarios por las nóminas de jefe de Estado, jefe de Gobierno, ministro de Asuntos Exteriores, de Instrucción Pública, Seguridad y Defensa, así como una asignación sustanciosa por responsabilidades supremas. Todo ello con efectos retroactivos desde el 12 de octubre de 1968, fecha en que Guinea Ecuatorial se independizó de España.
Respecto al presupuesto nacional, el último data de 1974. Macías señaló que en los años siguientes no pudo confeccionarse presupuesto por carecer el país de imprenta. Esto motivó grandes carcajadas en el público que llenaba la sala.
Afuera, jocosa y atentamente, miles de guineanos seguían el juicio por altavoces en medio de una fuerte lluvia que provocó grandes goteras en el techo sobre la mesa del tribunal.
En las calles de Malabo, la gente pedía la muerte de Macías. Va a ser muy difícil que el que fue dictador guineano durante diez años se libre de la sentencia de muerte.
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