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Reportaje:

La literatura belga depende de París y Amsterdam

Un caso extremo de "colonización" cultural

La crisis de la edición de libros es común en gran parte de los países europeos. En España esta crisis está en su apogeo, como se ha revelado durante la reciente Feria del Libro de Madrid. Sin embargo, es en Bélgica, cuna de importantes movimientos de innovación editorial, donde esta situación crítica resulta más grave, porque se halla subrayada por el signo de la colonización cultural. Ramón Vilaró analiza el problema.El mundo editorial belga, dividido, como todo en este pequeño país, entre flamencos y valones, vive a caballo entre París y Amsterdam, en lo que se refiere a creación literaria en las especialidades de novela, ensayo o poesía. La colonización por parte de Francia y, en menor medida, por parte de Holanda se debe a las escasas posibilidades de grandes tiradas, dificultades de difusión y pocos deseos de los propios autores de ver editada su obra literaria, en francés o en holandés, en editoriales belgas que la realidad de un mercado limitado obligue a considerar unas ventas de 5.000 ejemplares de una novela como un verdadero best-seller. Afortunadamente, para las editoriales belgas existe la especialización, gracias a la cual (libros de arte, publicacines juveniles, comics) realizan el 47 % de sus cifras de negocios, sobre todo cara a la exportación, que representa el 60 % de la producción. La edición de biblias, en papel de alta calidad, era otro de los sectores especializados del mercado editorial belga, que las nuevas normas del concilio condujeron a una caída de edición y ventas.

Los autores editan fuera

¿Existe el autor literario belga? Basta recordar el éxito mundial de Georges Simenon y su comisario Maigret, originario de la ciudad valona de Lieja, cuya universidad dedica una cátedra especial al análisis de su copiosa obra policial. Simenon vive en Suiza y es editado por una firma parisiense. Françoise Mallet-Jories, Margarite Yourcenar, Conrad Detrez (último premio Renaudot por su libro L'Herbe a bruler), Pierre Mertens, son los escritores francófonos belgas más conocidos del momento. Todos editan en París. Joan Dijzn, Hugo Claus, Jean-Paul Boon son los más populares entre los; lectores flamencos. Sus libros se editan entre firmas belgas flamencas y editoriales holandesas, gracias al mayor equilibrio de mercado entre la parte flamenca de Bélgica y Holanda.La triste historia de la editorial Marabout ilustra las dificultades del mundo de la edición belga, excepto en los casos de ediciones especializadas. Marabout introdujo el popular libro de bolsillo en Europa, siguiendo el éxito de la fórmula creada por los norteamericanos. Fue también la primera editorial en Europa que utilizó el color en la impresión de libros. Un vasto programa de modernización de maquinaria obligó a tiradas mínimas de 30.000 ejemplares para rentabilizar las ediciones. Las ventas no siguieron, a pesar de la buena penetración de Marabout en Francia, Canadá y Suiza, obligando a la firma belga a una venta a otra editorial francesa y a parte de bancos belgas que utilizan, en especial, la imprenta de la casi desaparecida editorial.

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