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Miles de personas se manifestaron en Madrid contra las centrales nucleares

«Centrales nucleares, terrorismo estatal». Una pancarta con esta inscripción, llevada por representantes de movimientos ecologistas que ocupaban todo el ancho de la calzada de la calle de Alcalá, abría la manifestación antinuclear que, durante algo más de dos horas, recorrió el espacio comprendido entre la plaza de toros de Las Ventas y la Cruz de los Caídos de Ciudad Lineal. Varios miles de personas -un cálculo aproximado puede darnos la cifra de 40.000 ó 50.000- expresaron su oposición a las centrales nucleares entre cantos, bailes, músicas, disfraces, globos y ruidos de cohetes.

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Movimientos ecologistas y ácratas se adelantaron en el primer puesto de la manifestación a los representantes de partidos, centrales sindicales y movimientos juveniles de izquierda, quienes portaban una pancarta gigante con la inscripción ¿Nuclear?, no, gracias. Los primeros, que abrían la marcha con una representación de un funeral con ataúd y plañideras enlutadas para significar los efectos de las centrales nucleares, en varias ocasiones vocearon frases contra los partidos políticos, como Ecologistas unidos, funcionan sin partidos, o Ia, ía, ía, referéndum pa tu tía, clara respuesta a la petición hecha por los mismos partidos de referéndum nuclear.La iniciativa de esta manifestación partió de varias asociaciones ecologistas, y fue convocada, con anterioridad al accidente de la central norteamericana de Harrisburg, entre otros, por Amigos de la Tierra, AEPDEN, Comité Antinuclear de Madrid y Colectivo Tierra. Más tarde se adhirieron a la convocatoria los partidos LCR, MC-OIC, ORT-PT y PSOE, y varias centrales sindicales (UGT, USO, SU y CSUT), y a última hora lo hicieron el PCE y la Unión Confederal del Sindicato del Trabajo.

El lema oficial de la manifestación era Contra las centrales nucleares y pro moratoria nuclear.

Entre las inscripciones de las pancartas que se exhibieron en la manifestación se pudieron observar alusiones directas al referéndum (Que el pueblo decida si vive o se suicida), a la economía y dependencia de otros países (Terrorismo nuclear, beneficio empresarial. No a la dependencia tecnológica de EEUU. Ni Carter ni Suárez, tampoco nucleares. Hombre blanco, siempre joderlo todo), pero también abundaron las pancartas de contenido ecológico y ácrata.

Entre bailes, al son de música de gaitas y charangas de tambores entre ruidos de cohetería, globos que se lanzaban al aire y grupos de personas disfrazadas de cadáveres de animales o que ocultaban sus caras con máscaras, se repetían los eslóganes: Sí, sí, libertad, energía solar. Arriba abajo, centrales al carajo. Goma-2, nucleares. A tomar por culo ya, energía nuclear. Yankeessn cabrones, comeros los neutrones. España socialista será naturalista. Y entre todo el barullo un nuevo ataúd con una inscripción: Murió por comer bellotas en Valdecaballeros.

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