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Los órganos de poder coordinan su acción política en Argelia

El Consejo de la Revolución argelina adoptó ayer la determinación de «concertarse» o coordinar su acción con el Gobierno y el Parlamento, en un claro intento de llenar el vacío de poder creado por la enfermedad de Bumedian. La dirección colegiada no ha revelado, sin embargo, las medidas tomadas «para coordinar la marcha del Estado», entre las que figura, necesariamente, la adopción del presupuesto anual que, tradicionalmente, requería la firma del presidente argelino a fines de año.

La opinión pública argelina recibe con cuentagotas las informaciones relativas a la lenta, pero efectiva, instalación del país en el «postbumedianismo». Por el momento, se trata de una etapa transitoria que, sin embargo, debía ser revelada, de tal manera la prolongada enfermedad del jefe del Estado argelino ha creado una situación insostenible en lo que se refiere a las decisiones que garantizan la marcha de los mecanismos estatales.El poder se halla representado en los ocho hombres que forman el Consejo de la Revolución y, con particular relieve, en Benjedid Chadli, Salah Yahiaoui y Abdelaziz Buteflika; pero, como es lógico, debe tenerse en cuenta el espíritu y la letra de la Constitución, que otorgan una misión específica al presidente de la Asamblea Nacional Popular, Rabah Bitat.

«Civiles» y «militares», dos esferas diferenciadas

A partir de esta posición de las piezas que componen el complejo tablero de ajedrez del poder, en una Argelia que no ha terminado aún su proceso de institucionalización, es notorio que «polítícos» y «militares» forman dos esferas diferenciadas con intereses y alternativas propias, aunque la prensa oficial intenta sentar la idea de un perfecto monolitismo.Por el momento, no se plantea el tema de la continuidad política de un régimen en el que unos y otros están de acuerdo. El dilema concierne, en primer lugar, al carácter dispar de las personalidades que tienen las riendas del poder: militares con poder efectivo y otros que lo tuvieron en un pasado reciente, así como personalidades que han logrado crear un «halo» de sugestión a su alrededor, como es el caso de Buteflika.

La concentración de poderes en el Consejo de la Revolución no significaría, sin embargo, que éste domine de forma absoluta sobre las demás instancias. Una opinión anclada en los círculos diplomáticos tiende a considerar que el Consejo no es lo suficientemente fuerte como para obviar al Gobierno y al presidente de la Asamblea, y que más que una aplicación estricta y puntual de lo que dice la Constitución, las reuniones conjuntas periódicas de Consejo y Gabinete, con la participación de Rabah Bitat, es la prueba de que ha sido necesaria la «concertación», precisamente, porque no hay dominio total de una parte.

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