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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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La caza

Carlos Saura, en pleno franquismo, hizo una película magistral en la que quedaba claro que el español caza liebres o caza rojos, pero el español tiene que cazar algo, porque si no caza no se distrae. En ello andamos.Edgar Morin dice que no es que el hombre primitivo se haga cazador, sino que el cazador se hace hombre. Antropológicamente estudiado el caso, el hombre no es sino el perfeccionamiento técnico y sentimental de una especie que cazaba. Luis Berlanga, en su última película, deja claro asimismo que las escopetas nacionales no dejaron de funcionar al tercer año triunfal, sino que mientras los falangistas de Franco cazaban perdices, venían por detrás los del Opus y les cazaban un puesto a los falangistas.

El español más que nada es cinegético, lo que pasa es que como siempre o casi siempre está prohibido tirar al conejo, porque el conejo suele ser del señorito, pues se acaba tirando sobre el señorito. El otoño es época de cazadores y Cela sostiene que el nombre España significa tierra de conejos, de modo que el español vive en perpetua guerra civil con el conejo, a no ser que, en lugar de una liebre, se cruce de por medio una República. Entonces ya se sabe que el reglamento manda disparar sobre la República.

Como todas las tierras son ya aquí las tierras del señorito, Icona, que es como la Cruz Roja de los cazadores, de los conejos y de las encinas, se ha sacado una cosa muy práctica que se llama «cotos sociales». Ya que el español tiene que matar algo, y los animales de pelo y pluma sólo tienen por digno adversario al dueño de la finca, en la sociología de la caza han surgido dos rupturas de situación que alegran mucho las cosas: por un lado Francis Franco con sus telerrifles, matando venados con cabeza de marido, para la revista Interviú, y por otro lado los cotos sociales de Icona para que el celta dominguero vuelva a sentirse un poco Viriato con cuota de entrada a seiscientas pesetas.

A algunos españoles les ha resuelto el domingo Icona, ahora que don Santi ya no fuma puro y Miljanic ya no vive en mi casa. Por las seiscientas de vellón pueden cazar seis personas, siempre que tiren a las especies tradicionales, en tiempo de veda abierta y sin mentar para nada a Cristo Rey cada vez que cae abatida una perdiz roja. La caza menor (menor por la pieza y por el escopetero) está así en este momento en España.

No puede usted matar, si se apunta, más de seis piezas entre perdices, conejos y liebres. Si además trae colgado de la canana algún compatriota, se le mira el carnet de identidad (a la víctima) para comprobar si es nacional o de Largo Caballero. Si es de Largo Caballero puede usted volver al próximo domingo y hasta quizá le llamen a filas para el próximo Alzamiento, que se prevé 20-N.

Por cada pieza debe usted abonar entre noventa y 65 pesetas, y si la pieza es un alcalde pedáneo/topo de los que sacan Torbado y Leguineche en su libro, que sigue ganando la guerra civil, entonces esto puede dar lugar a moción de censura en las Cortes, por parte del PSOE, como cuando le pegaron la bofetada a Blanco en Santander. Pero mejor no politice usted su fin de semana.

Hay 44 cotos sociales en toda España. La oligarquía tiene casi 25.000 cotos, de modo que le será a usted más fácil -provisto de équipo de caza cortefiel y perro con distinto collar- que le invite alguien de Alianza a un coto oligárquico, porque los 44 de Icona son por sorteo y la suerte de los pobres, en España, siempre ha estado muy repartida, si no mire la lotería del Niño.

Icona hace lo que puede, claro, pero en una raza de cazadores, como la española, se comprende que 44 cotos son pocos para la causa del proletariado y que de vez en cuando haya una guerra civil, que es cuando toda España se convierte en coto y por fin se establece la democracia del ojeo. La acción de coto fino está en 40.000 púas. Nuestras guerras civiles son un largo domingo en que cada cual mata lo que quiere. Hasta que viene Icona a socializar un. poco la caza y los supervivientes, para tener un recuerdo de aquellos días felices, con la guerra civil hacen fascículos.

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