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El largo proceso de la primera "niña de laboratorio"

El proceso que ha culminado con el nacimiento del primer «bebé probeta» del mundo consistió en la fertilización de un óvulo no fecundado, extraído del ovario de Lesley Brown, con el esperma del marido, John Brown, padre de otra hija de un anterior matrimonio El óvulo fecundado fue introducido luego en el útero materno, donde experimentó un proceso de embarazo completamente normal. Esta es la historia técnica de este proceso trascendental.

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Los doctores: Edwards y Steptoe
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Durante estos últimos diez años, el doctor Patrick Steptoe realizó numerosas operaciones y perfeccionó los delicados instrumentos quirúrgicos necesarios para localizar, extirpar y volver a colocar el óvulo. Al mismo tiempo, un importante colega, el doctor Robert Edwards, del King's College, de Cambridge, perfeccionó las condiciones del laboratorio para fertilizar y mantener vivo el óvulo. Ambos han tenido que afrontar miles de problemas relacionados con la fascinante y excitante tarea de crear vida en una probeta.Uno de los problemas más complicados fue el de extraer un óvulo del lugar adecuado y que al mismo tiempo fuese apropiado para la fertilización.

La localización del óvulo se realizó practicando una pequeña incisión utilizando un laparoscopio -instrumento perfeccionado a principios de este siglo para exploraciones internas- que ha sido sucesivamente modificado. Este instrumento emite una luz poderosa, sin calor, que penetra a través de la incisión y puede ser dirigida a cualquier parte del cuerpo. Instrumentos de ampliación unidos al foco de luz facilitan al cirujano la localización del óvulo. Se trata de tina corta operación en la cual el paciente está completamente anestesiado. Una masa de aire es introducida en el abdomen para separar los órganos y, al mismo tiempo, dar suficiente espacio para la exploración y la operación. IguaImente se utilizan medicamentos para facilitar la relajación muscular.

Otro instrumento empleado es el aspirador folicular, que sirve para succionar el óvulo de su folículo. No suele haber hemorragia y -declara, el doctor Steptoe- la operación se realiza en unos veinte minutos. En otro tiempo, el principal problema residía en mantener el óvulo vivo, una vez que éste hubiese sido separado de su entorno en el cuerpo humano. Las condiciones de temperatura, por ejemplo, deben ser exactamente las mismas que dentro del cuerpo. En una habitación cercana se tenía preparado esperma. El óvulo fue bañado en un fluido especial y después puesto en un recipiente que contenía una suspensión del esperma. Una vez que el óvulo es fertilizado se le baña con otro fluido. El doctor Edwards vigiló la solución hasta que consideró que ya podía el óvulo ser devuelto al útero, cosa que se hizo por vía vaginal y sin que hiciese falta otra operación.

Los doctores Edwards y Steptoe han operado a unas 350 mujeres, y han experimentado muchas veces con el fluido que permite mantener el óvulo vivo. A medida que su trabajo se desarrollaba, los problemas fueron resolviéndose. Finalmente, fueron capaces de fertilizar óvulos.

El problema es que podían mantenerlos vivos, pero los óvulos no eran lo suficientemente fuertes cuando volvían a ser colocados en el cuerpo de la mujer. No se adosaban correctamente a las paredes uterinas y por eso eran rechazados junto con los flujos menstruales.

El proceso que ha culminado con el nacimiento del «bebé probeta» se inició el pasado mes de noviembre, cuando los padres, Lesley y Brownse decidieron a visitar al doctor Steptoe, en Oldham. Ella tenía una obstrucción en las trompas de Falopio, lo que le impedía tener descendencia.

Patrick Steptoe aceptó probar el método que hasta aquel momento no había dado resultados positivos en casos de otras pacientes. Con el empleo de un instrumento especialmente diseñado para este fin, retiró el óvulo de Lesley y luego empleó el esperma de John para fecundarlo in vitro, de acuerdo con una metodología diseñada Y puesta a punto por el doctor Edwards. Una vez realizada esta tarea de laboratorio, Steptoe colocó cuidadosamente el óvulo en el útero de Lesley. Y comenzó la espera.

A los tres meses era evidente que la operación había dado resultado. Steptoe no abandonó jamás la vigilancia del embarazo, para lo cual la señora Brown hacía constantes viajes de Bristol, donde se encontraba su residencia, a Oldham, donde se hallaba la clínica.

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