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Abierta la exposición sobre la BBC en España

Sir Charles Curran, ex director general de la British Broadcasting Corporation (BBC), la principal emisora británica, abrió ayer con una conferencia sobre La información en una sociedad democrática la exposición que el servicio español de aquella emisora ha preparado. La nuestra fue inaugurada anoche por el alcalde de Madrid. En el acto, celebrado en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, intervino también Alexander Lleven, director de las emisiones de radio para Europa de la BBC.Sir Charles Curran, que en la actualidad es presidente de la Unión Europea de Radiodifusión y director general de la empresa internacional Visnewws, centró la experiencia de la BBC en la tradición británica.

«No puede aplicarse directamente a cualquier país y no seré yo quien sugiera hoy que la BBC es el modelo que los españoles deberían seguir.» Lo más importante de la BBC -dijo el señor Curran- es que se ha desarrollado dentro de un contexto donde ha funcionado el liberalismo democrático. Fue creada como entidad legal formada por un grupo de personas que debían actuar como «fideicomisarios de la nación». Cuando la BBC consiguió su independencia de todos los estamentos políticos como resultado de un feliz incidente, «ninguno de los tres principales partidos políticos que competían para subir al poder en los años 20 fue enteramente consciente de la influencia potencial de la radiodifusión, aunque cada uno de ellos estaba seguro de que no deseaba en modo alguno que el poder que pudiera existir en la radiodifusión cayera en manos de los otros. Fue un caso de mutua abstención de injerencia lo que determinó que la radiodifusión fuera independiente.»

El hecho de que son los televidentes, y no el Estado, ni ningún grupo determinado, los que pagan las licencias que sustentan la radiotelevisión de la BBC, garantiza también su independencia en el tratamiento de los temas. El señor Curran dijo, para terminar, que las bases de una comunicación positiva son la existencia de una sociedad democrática que acepte el debate abierto, la disponibilidad de personas con espíritu de ciudadanía, no muy comprometidas políticamente, la incorporación a la estructura constitucional de una serie de frenos y contrapesos para asegurar que ni los políticos ni los gobernadores o los altos cargos de la corporación tomen medidas arbitrarias, y un espíritu de tolerancia en lo que respecta a las críticas que se hagan.

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