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Legalizada una federación aconfesional de asociaciones de padres de alumnos

Con el nombre de «Francisco Giner de los Ríos» ha quedado constituida legalmente una Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de la provincia de Madrid. Esta federación, de carácter aconfesional, que hasta el momento engloba a medio centenar de asociaciones, se constituye con la intención de aglutinar a todas las Asociaciones de Padres de Alumnos (APA) que asuman los postulados de la escuela pública.

S. B.«Nos mueve -han explicado a EL PAÍS miembros de su comisión gestora- un concepto de la libertad que nos obliga a estar por encima de intereses ideológicos o de partido; un entender la educación como herramienta ideal para demoler los obstáculos que se oponen a la tolerancia e imposibilitan la conviencia, y la profunda convicción del derecho a la educación y la cultura que tiene todo hombre, sin distinción de raza, ideología, sexo o clase social.»En torno a la antítesis escuela estatal-escuela privada, los portavoces de la nueva federación señalan que su concepción de la escuela pública sitúa a esta última a la misma distancia de una y otra. «La escuela pública, donde debe respetarse de modo absoluto el modo de pensar de profesores y alumnos (lo que implica que no debe existir discriminación alguna por motivos religiosos o políticos), se encuentra en las antípodas de la escuela confesional, que nunca admitirá a maestros discrepantes, y en la que el niño de distinta ideología familiar es marginado sin contemplaciones.»

«Es importante -añaden- desenmascarar la manipulación que con frecuencia hacen los "confesionalistas" del célebre artículo 26 de la Declaración sobre los Derechos Humanos y los Derechos del Niño, a fin de justificar su peculiar teoría sobre el pluralismo de centros. Enarbolan únicamente el punto tres del mencionado artículo, que se refiere al derecho de los padres para escoger el tipo de educación que desean para sus hijos; pero silencian, intencionadamente, aquellos otros dos puntos de la declaración que dicen: «El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole», y también que «debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal».

En cuanto a las esferas de actuación de la APA, a juicio de la Federación Francisco Giner de los Ríos, éstas deberían estar presentes en todos los organismos educativos del Ministerio y del Ayuntamiento y, a nivel de federación, en las propias delegaciones provinciales de Educación y Ciencia.

Por otra parte piden, como paso ineludible hacia la gratuidad total, «el cumplimiento real, estimulando los controles a corto plazo, de los acuerdos educativos del pacto de la Moncloa».

De momento, la federación, que dispone de escasos recursos, tiene su sede provisional en el edificio del Colegio Nacional Manuel Sainz de Vicuña, en la calle de Camino de Vinateros, 104, hecho que habla muy a favor del referido colegio, puesto que son numerosas las asociaciones que no encuentran más que dificultades para la realización de su labor, a merced siempre de la buena voluntad de la dirección del centro.

A este respecto es conveniente hacer mención de una circular de la Delegación de Educación del Ayuntamiento de Madrid remitida, en enero pasado, a todos los directores de los colegios nacionales. En ella se establece que cualquier reunión de los padres deberá ser autorizada expresamente por dicha delegación. El rigor de esta medida excede al que se aplicaba en los peores tiempos de la dictadura, cuando bastaba el silencio administrativo para entender como autorizada la reunión.

La cicatería de algunos directores de colegios les lleva a interpretar esta circular del modo más restrictivo, por lo que ni siquiera permiten reunirse a las juntas directivas de las asociaciones de padres, compuestas de un número siempre reducido de personas, en tanto no se ajusten a la normativa municipal.

Claro está que las razones del Ayuntamiento para la aplicación de estas normas pueden estar aparentemente justificadas. Se trata -dice la circular- de evitar que se prolongue la jornada de trabajo del conserje. Pero deben tenerse en cuenta las dificultades de ajustar los horarios de trabajo de los padres con el final de la jornada escolar, que en determinados centros, por tener doble turno, se produce a las siete u ocho de la tarde. De otro lado, en muchos colegios los maestros se niegan a asistir los sábados por la mañana, a pesar de que para el ministerio este día sigue siendo considerado como lectivo, con lo que, en la práctica, todo cuanto se dice sobre colaboración escuela-familia no pasa de ser una bella declaración de intenciones irrealizables.

No es extraño, pues, que esta circular del Ayuntamiento haya despertado ciertas susceptibilidades, sobre todo, ante la inminencia de las elecciones municipales.

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