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El presidente Giscard no convenció a nadie

El nuevo alegato del presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, en favor de la serenidad ante la crisis que ha resquebrajado su mayoría gubernamental y que afecta a todo el país, no ha modificado la actitud de las dos fracciones que la integran. El gaullismo, su soporte más numeroso, no cambió su actitud hostil después de la intervención del señor Giscard d'Estaing en la TV anteanoche. Los tres grupos centristas que le son favorables, inferiores en número al RPR, se hicieron eco del enésimo llamamiento a la «unión».

El «irrealismo» presidencial dio lugar, una vez más, a interpretaciones múltiples. La opinión sigue manifestándose inquieta y, un día y otro, los franceses, como ayer el almirante Sanguinetti y el líder de los radicales de izquierdas, Robert Fabre, entre otros, se preguntan «no si el primer ministro va a dirigir el Gobierno hasta el final de la legislatura, como afirmó el señor Giscard, sino si la legislatura va a llegar hasta su término normal».Los gaullistas respondieron al presidente con el silencio. El señor Giscard, al apoyarse única mente en el aspecto. formal de la Constitución, asegurando que el Gabinete Barre no volverá a pedir la confianza, sólo ha dejado un arma al RPR del alcalde de París, Jacques Chirac, para derribar el Gobierno en los próximos debates parlamentarios, algunos de ellos muy difíciles: unir sus votos a los de la oposición. Como contrapartida, el señor Barre se verá obligado a ceder en los referidos debates «delicados»: Parlamento Europeo por sufragio universal y posible proyecto de ley para cambiar el modo mayoritario de escrutinio por el proporcional.

Las veleidades de los giscardianos sobre esta última cuestión, se opinaba ayer, «han muerto», a cambio de la beligerancia de los gatillistas para que el primer ministro, pueda llegar hasta el final de la legislatura.

La tranquilidad aparente del presidente de la República, ante una situación juzgada «muy seria» por casi toda la opinion, es consecuencia para unos de los «sueños» del señor Giscard d'Estaing, mientras otros opinan que procede de la coherencia de sus cálculos: el presidente consideraría como irreversible la victoria de la oposición de izquierdas en las legislativas y «continúal viviendo su vida, en espera de ser el presidente con Francois Mitterrand como primer ministro».

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