_
_
_
_
_
Reportaje:

La OMS vuelve a llamar la atención sobre el crecimiento de las enfermedades venéreas

Los laboratorios especializados en el control de gonococos advierten que las armas tradicionales contra las venéreas están dejando de ser eficaces. Hay ya tipos de gonococos perfectamente capaces de resistir las mayores dosis de penicilina, porque algunas cepas de estas bacterias fabrican un enzima -la penicilinasa- capaz de destruir la penicilina. Por lo menos en Estados Unidos y en el centro de Atlanta se encontraron ya 33 cepas de este tipo. El futuro puede entreverse; si la bacteria es resistente a los antibióticos, es pensable que se convierta en poco menos que indestructible. Las enfermedades de transmisión sexual, que provocan cada año trescientos millones de nuevos enfermos, podrán ser entonces el primer problema a escala mundial dentro de las enfermedades infecciosas.De hecho, las venéreas vuelven a ser el azote de la Humanidad. Un tipo de enfermedades que estaba prácticamente erradicado ha ganado la batalla, y la medicina se encuentra prácticamente sin armas ante ellas. ¿Quién podría sospechar, por ejemplo, que las enfermedades venéreas son hoy tres veces más frecuentes que el sarampión?

Es cierto que en 1957 la llegada de la penicilina hizo estragos entre la población gonocócica. Es cierto que entonces los organismos sanitarios, optimistas ante los resultados, declararon a la sífilis enfermedad a extinguir. Es cierto que la incidencia entonces, superados los ecos de la segunda guerra mundial, alcanzó su punto más bajo. Sin embargo, la falta de higiene, el cambio de costumbres, la liberalización del sexo (sin precaución ninguna), han variado también las cifras. Del prostíbulo se pasó al motel y a la cafetería, y de la esquina al auto-stop.

Cinco de cada cien jóvenes que usted conozca padecen enfermedad venérea.

-Y España puede afirmarse que es el país europeo en el que el problema es más grave -afirma el profesor Gay Prieto, catedrático de Dermatología y Venereología de la Universidad de Madrid, consejero de la Unión Internacional contra el Peligro Venéreo y Treponematosis, presidente de la Liga Internacional de Sociedades de Dermatología.

-Aparte de nuestras propias estadísticas, los partes epidemiológicos de la VI Flota americana prueban también que España es un punto negro en la venereología europea. Calculando la morbilidad por mil días de libertad/hombre encontramos un índice medio de siete en Barcelona y poco menos en Valencia y Palma de Mallorca. La media en otros puertos europeos, como Nápoles. El Pireo o Estambul acusa índices menores a uno. El más alto de los europeos no españoles es el de Marsella, que tiene un índice de dos. Esto quiere decir, en pocas palabras, que el índice de contaminación venérea es hasta siete veces superior en España que en puertos de países menos desarrollados que el nuestro.

La blenorragia es hoy tres veces más frecuente que hace tres años. Y los cálculos más optimistas dicen que un 5% de la población padece esta enfermedad de transmisión sexual.

Una estrategia de salud

El problema insospechado que las enfermedades venéreas están planteando a los organismos de la salud es quizá el más grave de cuantos pudieran imaginarse. El sector tradicionalmente más vigoroso, más sano, menos necesitado de atenciones médicas y sanitarias es él que ahora reclama esas atenciones: el juvenil. De los casos registrados en todo el mundo, del 50 al 80% se dan en personas comprendidas entre los quince y los veinte años. La sanidad mundial no sólo tiene que atender ya a los niños y a los viejos -sectores de atención tradicional- sino que ahora también tiene que actuar ante los jóvenes en una campaña sin precedentes.-Por si fuera poco -comentó el jefe de venéreas de la OMS-, el arma eficacísima contra este tipo de enfermedades que era la penicilina sólo ha servido para empeorar la situación. Porque la seguridad que da la penicilina es un inconveniente desde el punto de vista de la salud pública; nadie se preocupa del riesgo de contagio.

Los mas propensos

Según el profesor Gay Prieto, con el que hemos mantenido una amplia conversación, puede establecerse, a través de los estudios realizados, un espectro de los sectores de población donde se encuentra mayor morbilidad.-La mitad de los casos de sífilis se dan entre homosexuales. También es notable el hecho de que la blenorragia es más frecuente en los grupos de personas de mayor nivel cultural como pueden ser los estudiantes universitarios. Los emigrantes son también un sector afectado con amplitud por estas enfermedades. Se ha comprobado en este sentido que los emigrantes contraen la enfermedad en el país de destino. Los marineros también son un sector profesional muy propenso: aproximadamente de un 16 a un 20% más que en grupos sedentarios. Tripulantes de aeronaves, periodistas, viajantes de comercio, conductores de camiones, son los grupos más expuestos.

Insiste el profesor Gay Prieto en la morbilidad entre universitarios.

-Mire usted: entre dermatólogos, al célebre mayo del sesenta y ocho en Francia, se le llama la revolución de la blenorragia. La incidencia de la enfermedad se multiplicó por veinte o por treinta.

El aumento

Una de las causas del aumento de las venéreas, según los clínicos, es el cambio en su tratamiento. De la penicilina simple se ha pasado a otro tipo de antibióticos de amplio espectro, pero de menor afectividad selectiva para el Treponema pallidum, agente de la sífilis. Según los sociólogos, es la desaparición del prejuicio sexual. Para otros, la píldora también es un agente productor de enfermedades, ya que hacen perder el temor al embarazo en la prostitución, y evitan tanto el preservativo como la higiene, que constituía una pseudoforma de contracepción.-Y desde luego, el abandono. España -afirma el profesor Gay Prieto- es uno de los países del mundo que en este momento tiene más abandonada la lucha antivenérea.

¿Soluciones? En todos los países se desarrollan profundas campañas. En Francia, el doctor Siboulet ha iniciado hace años un amplio trabajo de divulgación, en los países nórdicos, los carteles de las calles hablan a los jóvenes de prevención. En todo el mundo la epidemia venérea se llama epidemia venérea y no se oculta bajo el adjetivo de enfermedades secretas. Para atacarlas hay que informar y desculpabilizar. El enfermo es enfermo: no pecador.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_