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Aplazada la firma de un acuerdo nuclear ruso-norteamericano

Sin ningún tipo de explicación, se canceló ayer en Moscú una gran ceremonia prevista para la tarde en el Kremlin y a la que habían sido convocados los corresponsales extranjeros acreditados en la Unión Soviética.Según fuentes norteamericanas la ceremonia anunciada era la firma por el primer secretario del Partido Comunista soviético, Leonid Breznev, del acuerdo sobre limitación de explosivos nucleares con fines pacíficos, redactado el pasado 9 de abril en Moscú por negociadores rusos y norteamericanos.

A la misma hora, el acuerdo debería, haber sido firmado en la Casa Blanca por el presidente Gerald Ford.

En Washington, el secretario de prensa de la presidencia, Ron Nessen, informó que la firma del acuerdo tendría lugar «en cualquier momento» y desmintió que el aplazamiento obedeciese a razones de orden político interior.

Fuentes norteamericanas en Moscú señalaron que el aplazamiento había sido pedido por Ford, cuyo futuro político se juega en las elecciones primarias que van a tener lugar el próximo martes en el estado de Michigan. Uno de los tópicos de la campaña de Ronald Reagan contra el presidente ha si precisamente el de la política de distensión con la Unión Soviética.

Difíciles negociaciones

El acuerdo en cuestión, complementario del tratado firmado en 1974 sobre limitación de explosiones de ingenios nucleares bélicos (todavía no ratificado por el Senado norteamericano), fue precedido de difíciles negociaciones y sólo pudo ser firmado nueve días después del plazo que inicialmente se marcó en la cumbre ruso-norteamericana de Vladisvostok de hace dos años.El punto más controvertido fue el de las inspecciones oculares de las pruebas con fines pacíficos, que, como en el caso de los ingenios nucleares bélicos, se limita a 150 kilotones, equivalentes a 150.000 toneladas de TNT.

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Por primera vez, en el acuerdo cuya aplazada ayer, el gobierno soviético aceptó inspecciones norteamericanas, in situ en su territorio que fue calificado por el secretario de Estado estadounidense, Henry Kissinger, como -«un importante paso» en las relaciones entre las dos potencias.

A cambio de esta concesión, los negociadores norte americanos aceptaron que, si una explosión aislada no podía pasar el límite de les 150 kilotones, series de pruebas concatenadas podrían rebasarlo.

En virtud del tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, firmado en 1970, y al que se han adherido ya más de setenta países, todas las pruebas nucleares no subterráneas están prohibidas.

En el tratado de 1974, Estados Unidos y la Unión Soviética establecieron un límite a las pruebas subterráneas con ingenio bélicos nucleares y acordaron que era necesaria una limitación paralela de las pruebas con fines pacíficos, para evitar que éstas pudiesen encubrir pruebas de carácter militar superiores al límite establecido.

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