Nadie para a Conte
El Chelsea consolida su liderato en la Premier con una rotunda victoria sobre el Arsenal, al que distancia a doce puntos. El entrenador italiano solo ha perdido 6 de sus últimos 73 partidos de liga
No estaba acostumbrado a perder, apenas un puñado de partidos durante sus tres años en la Juventus, con la que en su primera campaña allí llegó a ganar un Scudetto sin que nadie le derrotase. Lleva 36 victorias en sus últimos 38 partidos como local, 61 triunfos, seis empates y apenas seis derrotas en 73 encuentros, pero al poco de llegar al Chelsea cayó Antonio Conte en dos partidos consecutivos y reconoce que se quedó noqueado. “Nunca había recibido tres goles en la primera parte”, recuerda cuando se le pregunta por aquel partido contra el Arsenal a finales de septiembre. Este sábado se tomó la revancha, el Chelsea derrotó a los gunners en Stamford Bridge, tuvo en la mano la devolución del tres a cero de la primera vuelta y solo Giroud sobre la hora maquilló el resultado (3-1), sin importancia en un campeonato que no considera el golaverage particular. El Chelsea consolida aún más su liderato y distancia a su rival en doce puntos, un océano cuando quedan 42 por disputarse.
Hubo mucho de alegórico en que además el triunfo del Chelsea se abriese con un gol de Marcos Alonso. Aquella tarde en el Emirates, Conte dio la alternativa al lateral español a los diez minutos de la segunda parte para rearmar a su equipo en un 3-4-3 sin el que no se puede entender el devenir de la actual Premier. Esa solución la había implantado con éxito Conte tanto en la Juventus como en a selección italiana, pero no la había valorado durante la pretemporada en el Chelsea, seguramente por las características de sus zagueros. Cuando al final del mercado de verano incorporó a David Luiz y Marcos Alonso abrió una opción que tiene visos de resultar decisiva en la decisión final de esta temporada. Y en el Emirates, tras caer derrotado también la jornada anterior en casa frente al Liverpool, se decidió a probarlo en los minutos finales ya con el marcador sentenciado. A partir de ahí el Chelsea encadenó trece victorias consecutivas y presenta, tras el triunfo de esta jornada, un balance de 49 puntos sumados de 54 disputados.
“Hace mucho de aquel partido, pero lo tengo muy presente”, apunta Conte, que invitó a sus futbolistas a la revancha, a mostrar todo lo que han cambiado desde aquel revolcón. Lo hicieron, Pasaron por encima de un Arsenal que salió al campo animado a subir líneas y aplicarse en una presión alta, más desde que en el primer minuto le propició una clara ocasión de Iwobi. Pero el Chelsea es un martillo. Golpeó en su primera llegada, un centro de Pedro al que respondió Diego Costa con un espléndido testarazo que se estrelló en el larguero. Al rechace llegó como una exhalación Marcos Alonso, que remató y arrolló a Bellerín, que tuvo que dejar el campo conmocionado. Debió de señalarse falta, pero el gol retrató que el Chelsea es un expreso. A partir de ahí, se replegó para trabajar las contras y apenas concedió al rival, que transitó de la ambición a la tibieza, huérfano de manejo en la medular donde por una u otras razones faltaban Ramsey, Cazorla, Elneny y Xhaka.
Arsène Wenger lo presenció todo desde el graderío, donde cumplió el tercero de sus cuatro partidos de sanción tras su expulsión y posterior empujón al cuarto árbitro del partido que enfrentó al Arsenal con el Burnley el pasado 22 de enero. Desde entonces su equipo ha logrado superar ronda en la Copa, pero suma dos jornadas en blanco en una Premier que se le escapa sin remisión. Hazard y Fàbregas le apuntillaron en Stamford Bridge con dos goles más, el primero de ellos fue un alarde de conducción y potencia del mediapunta belga, el segundo un error de Cech en el golpeo con el pie que habilitó al centrocampista de Arenys de Mar, que apenas hacia unos instantes que había ingresado en el césped. Todo le funciona al Chelsea, que en los instantes de dudas siempre tiene en última instancia una o dos intervenciones salvadoras de Courtois para dejar un poso de inaccesibilidad que desquicia a sus rivales. A estas alturas suma nueve puntos más de los que tenía el Leicester hace un año, nada menos que 30 más que aquel Chelsea de entreguerras que pilotaba Guus Hiddink hasta la llegada de un italiano que no se acostumbra a perder. Un pasional: tras el segundo gol de su equipo se lanzó, literalmente, hacia la grada. "¡Está loco!", exclamó Gary Neville en los comentarios de la retransmisión televisiva para Reino Unido. Locura ganadora.
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