Del culebrón de Lochte a un oro en plancha, las anécdotas de los Juegos

Fue una noche de fiesta que acabó hiriendo el orgullo de Brasil y destapando a los mentirosos. Ryan Lochte salió con sus compañeros Gunnar Bentz, Jack Conger y Jimmy Feigen a celebrar su oro olímpico y la juerga acabó en un culebrón policial: lo que ellos denunciaron como un atraco no fue tal y acabaron pidiendo disculpas tras la intevención judicial. 

El agua de la piscina de saltos se volvió verde, turbia y la fotografía dio la vuelta al mundo. Los organizadores tuvieron que salir al paso de los rumores para asegurar que la salud de los nadadores no corría peligro. La explicación era química: un vertido de peróxido de hidrógeno en el agua había neutralizado el efecto del cloro. 

La ceremonia de inauguración de los Juegos fue larga y a ratos tediosa, como todas. Hasta que salió el abanderado de Tonga, un taekwondista de 32 años, con el torso aceitado y una curiosa falda. 

El francés Lavillenie, favorito al título en pértiga, campeón de casi todo, no pudo evitar las lágrimas en el podio de Río. Durante toda la competición había sido abucheado y silbado por el ruidoso público brasileño que llevó en volandas a su compatriota Braz hasta el oro. Lo mismo ocurrió en las finales de gimnasia. 

Shaunae Miller se tiró en plancha sobre la línea de meta para ganar el oro en 400m a la gran Allyson Felix. La atleta de Bahamas se ganó más atención por ese gesto que por su meritorio triunfo sobre una de las grandes damas del atletismo mundial.

Fu Yuanhi se quedó a un paso del bronce en el 4x100 y cuando le preguntaron por su actuación dijo que tenía la regla. La nadadora china rompió así un tabú entre las deportistas de élite. 

Katinka Hosszu no sería la campeona que es si el aliento de Shane Tusup, su marido y entrenador. Tusup, tatuado y expresivo como pocos, fue uno de los protagonistas de la piscina de Río.

Joe Schooling ganó el primer oro para Singapur. Y lo hizo a lo grande, batiendo a Pehlps, a Cseh y a Le Clos. Entrenado por el español Sergi López el jovencísimo campeón era admirador declarado de Phelps con el que tenía una foto cuando aún era un niño.

Carlos Coloma ganó la última medalla de España, la que nadie esperaba. Su celebración del bronce, agarrándose los genitales antes de entrar en la meta circuló por las redes a toda velocidad.