Viaje sonoro de Santiago Auserón y Sexy Sadie y sorpresa de Los Planetas
Sonorama encandila al público español y enfila su recta final con el concierto de Camela
Más allá de la gran sorpresa del festival, como Los Planetas y, de pesos pesados como Loquillo, Amaral, Fangoria y Leiva, de francotiradores en un estado de forma excelente como Xoel López y Coque Malla, y de otros cabezas de cartel que tantos jóvenes espectadores congregan en estos días como Sidonie, Niños Mutantes, Lori Meyers e Iván Ferreiro, el verdadero acontecimiento del Sonorama Ribera fue el concierto de Santiago Auserón acompañado de Sexy Sadie en la tarde de ayer. Lo fue no solo por la extraordinaria combinación planteada con motivo del 20 aniversario del festival sino también por la grandeza del viaje sonoro ofrecido. Un surtido exquisito que mezcló canciones de Radio Futura, Juan Perro y Sexy Sadie.
Pasadas las 20.45 horas saltaron Auserón y la banda al escenario principal ante un público no tan numeroso como en otras actuaciones de primera línea del certamen. También la gente estaba más entrada en años de lo que se ha podido ver en estas jornadas en el Sonorama Ribera. No es Auserón el prototipo de artista que mueva al público que más sostiene hoy en día a este festival, esa última generación de jóvenes oyentes amantes del indie nacional actual que se saben de memoria las canciones de Vetusta Morla o Izal pero desconocen o le son indiferentes composiciones de un valor fabuloso como Annabel Lee, de Radio Futura y con la que comenzó la actuación. Tampoco andan familiarizados con el legado de Sexy Sadie, un grupo simbólico del indie de los noventa con su excepcional visión pop.
Nada de eso restó ni un grado de peso al acontecimiento musical. Dispuestos en torno a Auserón, los cuatro sadies sacaron todo su poderío instrumental, aquel que deslumbró a finales de los noventa por su limpieza y contundencia. Ayer se volvió a oír esa pegada concisa y de estupenda resonancia en la guitarra melódica de Jaime García Soriano, el bajo de Jaume Gost, la batería de Toni Toledo y el teclado de Carlos Pilán. Estos “demonios mallorquines”, en palabras de Auserón, se acoplaron perfectamente al estilo de erudito trotamundos del otro protagonista. Grandes ejemplos fueron las interpretaciones de dos clásicos incontestables de la historia del pop español como Escuela de calor, La estatua del jardín botánic, A cara o cruz o Veneno en la piel, de la factoría de Radio Futura.
Auseron es tal vez el artista menos condescendiente del panorama español, con el radar sonoro más inquieto y elegante, tal y como ha demostrado en su larga carrera con Radio Futura y en solitario. Se mueve por motivaciones siempre interesantes y de gran agudeza. Por tanto, esta unión a Sexy Sadie tenía que responder a su espíritu. Su aire de bohemio barrial halló una muy buena simbiosis con este antiguo puntal del indie nacional. No hubo sensación de nostalgia mal entendida ni de simple recorrido de oldies. Fue un viaje con nervio y gracia por un cancionero excitante, como Río negro o A la media luna, firmadas de la época de Juan Perro. En ambas Auserón desplegó su característica manera de gruñir en sus fraseos o esa otra de poner en un pico agudo su canto, como un grito en falsete.
Fue el acontecimiento del Sonorama por toda la simbología de esta simbiosis de caminos artísticos tan dispares, dos vertientes generacionales que confluyeron en un conjunto único para esta ocasión. Y lo fue pese a la gran sorpresa del concierto de Los Planetas, que eran el grupo que salió de la tarta de luces del escenario principal. Con esos telones sonoros tan aplastantes, la banda granadina arrancó con Segundo premio y repasó su último disco, Zona temporalmente autónoma, con una brutal Islamabad, dejando para la segunda parte del concierto sus propios clásicos como Un buen día o De viaje. El éxtasis llegó al festival. En mucha menor medida también llegó al escenario más pequeño del Recinto Ferial con la reunión de La granja, otro estandarte del pop nacional aunque en su humilde papel de grupo de culto. Los mallorquines, creadores de las melodías imperecederas y estribillos pegadizos, comenzaron su actuación ante no más de 100 personas. Pero qué concierto. Estos Teenage Fanclub españoles, que también podían asociarse anoche a luminarias del power pop como The Romantics, encogieron el corazón con su visión musical. No eran Los Planetas, pero daba igual. La granja también fueron otro acontecimiento a celebrar en el Sonarama Ribera y, a fin de cuentas, en la música española.
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