La síntesis de Cliff Martinez en 'The Knick'
* El 16 de noviembre de 2014 publicamos en El País un reportaje titulado La huella sonora de las series, sobre lo mejor de la música compuesta para series de 2014.Hoy presentamos en este blog una ampliación de la entrevista que hicimos al compositor Cliff Martínez el pasado 31 de octubre sobre su trabajo en la banda sonora de la serie The Knick.
El trabajo de Cliff Martinez (1954) para The Knick, la serie de Steven Soderbergh protagonizada por Clive Owen sobre la investigación en la cirugía en el cambio de siglo del XIX al XX, es chocante. “La idea de hacer este tipo de música anacrónica fue de Soderbergh”, dice a EL PAÍS el compositor en una entrevista hecha por correo electrónico. El músico y Soderbergh, que llevan muchos años trabajando juntos, tienen la habilidad de no saturar las imágenes con estos sonidos tan diferentes. “Normalmente en una película hago una media de unos 15 minutos de música. The Knick, en el que he trabajado durante seis meses, tiene unas tres horas” (son diez capítulos de casi una hora cada uno). La serie cuenta los avances médicos, los cambios sociales, el racismo existente y la introducción de drogas como la cocaína en la sociedad.
Martínez, exbaterista de Red Hot Chili Peppers, Captain Beefheart y The Dickies, ha compuesto las bandas sonoras de películas como Sexo, mentiras y cintas de vídeo, Rebelión en las ondas, El halcón inglés, Traffic, Solaris, El inocente, Drive, Spring breakers, Sólo dios perdona, The normal heart e incluso la del videojuego Far Cry 4. El músico explica cómo pasó de formar parte de una de las bandas más famosas del rock a dedicarse a crear música para imágenes.
Pregunta. The Knick está ambientada en el inicio del siglo XX. ¿De dónde surgió la idea de usar una música tan lejana a aquella época?
Respuesta. La elección de ir por lo moderno fue de Steven Soderbergh.
P. A la hora de afrontar la composición para una banda sonora, ¿cómo trabaja? ¿Ve primero metraje? ¿Lee el guion?
R. Normalmente, veo la película primero. Para The Knick, recibí los guiones por adelantado. Sin embargo, solo uso las imágenes como inspiración.
P. ¿Cuánta libertad le han dado Soderbergh, los guionistas y los productores?
R. Realmente depende del proyecto. Prefiero entrar en el proyecto lo más pronto posible. En los primeros pasos de la producción la dirección musical suele estar establecida a través de música pregrabada. Y a mí me gusta estar ya ahí y formar parte del proceso. Aunque lo normal es fichar al compositor cuando ya se ha elegido un poco la dirección musical. Soderbergh me suele contratar antes incluso de que empezar a rodar, así que, aunque no empiezo a escribir música desde el primer día que leo el guion, tengo unos tres meses para pensar en la banda sonora.
P. ¿Hay mucha diferencia entre componer para una serie y para una película?
R. Para una película, la composición ocupa entre 5 y 12 semanas. The Knick fueron seis meses, fue como escribir una película de 10 horas. Artísticamente, tienes temas y variaciones en una película, quizá una media de 15 minutos. En The Knick hay alrededor de tres horas de música.
P. ¿Cómo trabaja? ¿Qué necesita para componer?
R. El proceso suele empezar mirando la película. El siguiente paso es tirarme en el sofá y mirar el techo durante un buen rato. Después hablo con el director y le hago muchas preguntas. Con el tiempo, me siento delante del teclado y trato de hacerme útil. Suelo esbozar un par de ideas malísimas antes de escribir nada que me parezca bueno. Un poco toma mucho tiempo en la música para imágenes con mi estilo. Así que cuando aparecen un par de ideas decentes, se convierte más en un proceso de desarrollo y refinamiento que de encontrar ideas nuevas, brillantes y frescas para cada escena. El director es con el que suelo interactuar cuando necesita ver reacciones.
P. ¿Cómo decidió que quería dedicar parte de su carrera a las bandas sonoras?
R. Tenía 32 años cuando me retiré de los Chili Peppers [en 1986] y pasé una temporada dura reconciliándome con la idea de salir al escenario con nada más que un calcetín cubriendo mis genitales con 40 años. Quedé fascinado con la tecnología en la música a finales de los ochenta y, en parte, eso es lo que me sacó del rock and roll y me llevó a poner música a película.
Red Hot Chili Peppers y sus calcetines...
Conocí a Steven Soderbergh en 1988. Tenía un amigo, Mark Mangini, que es diseñador de sonido. Me pidió que creara algo de música para la película Alien nación, cuyos creadores querían que el departamento de sonido hiciera algo que parte fura musical y parte sonido abstracto que los alienígenas pudieran escuchar. Mientras yo depuraba este material, entró en la habitación el compañero de piso de Mark, Steven Soderbergh. Antes incluso de que nos presentaran, Steven comenzó a hacer comentarios y sugerencias sobre la música. Luego, esa misma tarde, me preguntó que si estaba interesado en hacer la banda sonora de su primera película, y mía, Sexo, mentiras y cintas de vídeo. No tenía ni idea de dónde me estaba metiendo, pero sentí que iba a estar en buenas manos. Dije que sí y se convirtió en mi primer acercamiento a las películas.
P. ¿Ve otras series de televisión? ¿Alguna banda sonora que le haya impactado este año?
R. No veo series. Me gustó la banda sonora de El Gran Hotel Hotel Budapest [de Alexandre Desplat]. Una gran película, pero la música sí que es algo especial.
* Series Sonoras es la nueva sección de Quinta Temporada en la que iremos desgranando diferentes entrevistas que hicimos para el reportaje La huella sonora de las series y en la que también comentaremos otras bandas sonoras. Temas publicados anteriormente:
- Los experimentos de Brian Reitzell en Hannibal
- La melancolía y la épica de Jeff Russo en Fargo
- Las emociones oscuras de Max Richter para The Leftovers
- Los ecos paranóicos de Cristobal Tapia de Veer para Utopía
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