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Fernando Vázquez: un país tirado por el retrete

El diseñador gráfico crea con el serial 'Hezpaña' una sátira de la vida política española

Así ve el diseñador Fernando Vázquez a Alfredo Pérez Rubalcaba en el serial 'Hezpaña'.
Así ve el diseñador Fernando Vázquez a Alfredo Pérez Rubalcaba en el serial 'Hezpaña'.

Cuando Fernando Vázquez (Buenos Aires, 1970) llegó a España en 1996 con una beca para hacer un doctorado en Bellas Artes tenía lo que él llama una desconfianza “genética” propia de los argentinos hacia los bancos. Por eso le sorprendió la naturalidad y confianza con la que la gente depositaba sus ahorros en ellos. Ahora recuerda cómo una amiga le convenció de que no había qué temer con un argumento que repite con sorna. “Mira Fernando” –le dijo- “si quiebra Caja Madrid, quiebra España”. Mucho ha cambiado la situación del país desde entonces, pero este diseñador gráfico de 43 años considera que ya fijó el rumbo de su vida cuando llegó y ahora no es momento de echarse atrás. “Vine curtido, a prueba de balas. Ya sé lo duro que es irse de un país y ahora además tengo un niño y un piso”.

Fernando Vázquez

Ese rumbo ya venía marcado desde su infancia. “Cuando los otros niños salían a jugar al fútbol yo me quedaba en casa dibujando”. Sus primeras elecciones en la vida demostraban que tenía las ideas claras. “Estudié en un instituto muy particular orientado a la publicidad”, relata. Cuando salió de allí probó con el diseño gráfico pero la tecnología no ofrecía aún las posibilidades de las que disponemos hoy; los ordenadores y los programas eran lentos y arcaicos, y la sensación de estar perdiendo el tiempo le hizo dejar aparcado ese proyecto y decantarse por Bellas Artes.

Entre 1999 y 2001 mantuvo una tira cómica sobre la actualidad política de la capital llamada Los Madriñecos. Pero después de esas viñetas llegó la sequía. Desde que aterrizó en España había trabajado como diseñador gráfico en agencias de publicidad. Durante el primer lustro del nuevo siglo las ofertas empezaron a escasear, y eso le supuso conocer el paro. Hace ocho años se reinventó como autónomo y encontró un hueco en el mundo de las editoriales. “Hago diseño y maquetación de libros y revistas, cartelería e ilustraciones”. Si a esto se añaden sus creaciones audiovisuales y exposiciones, se puede comprender por qué Vázquez reivindica la curiosidad y dice estar “en contra de eso que llaman especializarse en algo”. Esa amplitud de miras fue la que le animó a intentar compartir su obra con los lectores de EL PAÍS. “Aspiro a divertirme trabajando”, proclama enumerando una serie de disciplinas que considera sus “vidas”: La ilustración, la animación, los guiones... Su objetivo es lograr una difusión con la que poder seguir dedicando su aliento a esas y otras nuevas vidas.

El ministro de Educación José Ignacio Wert, en 'Hezpaña'.
El ministro de Educación José Ignacio Wert, en 'Hezpaña'.

Cuando salió de Argentina pensó que dejaba atrás historias de corralitos, devaluaciones y crisis cíclicas que le hacían a uno estar preparado para lo que pudiera venir para llegar ir a “un país ordenado”. Pero la historia empezó a repetirse con otros nombres. Ahora era la burbuja inmobiliaria, la crisis del euro, la corrupción política y la indignación popular. Ese es el motor detrás de Hezpaña, un serial en el que un presidente de Gobierno como Mariano Rajoy puede convertirse en astronauta sin cambiar su discurso. “Intento contar las cosas en menos de un minuto”, explica, advirtiendo que este conjunto de vídeos constituye una vuelta y una evolución de las tiras que dibujaba hace más de 10 años.

La política y el arte son indisociables en este trabajo inspirado en el movimiento dadaísta, de donde destaca la influencia de John Hartfield y sus fotomontajes contra el régimen nazi; el primer cine soviético y su narrativa apoyada esencialmente en la imagen; y cineastas más contemporáneos como el británico Terry Gilliam. “Intento conservar ese espíritu utilizando una técnica digital”.

Pero lo que más llama la atención es que alguien que durante su carrera se especializó en la pintura, apenas mencione ninguna de sus obras en ese formato. “En Buenos Aires gané algún que otro premio, pero al venir aquí creo que no tenía ni el espacio físico ni el mental para seguir con ello. Creo que la pintura es un arte del pasado”.

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