Un nuevo programa intentará captar a investigadores en el extranjero
El Plan Nacional de I+D+i prevé que la inversión supere el 2% del PIB en 2011
Captar cientos de investigadores en el extranjero para que trabajen en instituciones españolas será el objetivo del Programa Severo Ochoa que nacerá el próximo año. Es una de las novedades incluidas en el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+i), con vigencia desde 2008 a 2011, que será aprobado hoy. El horizonte del plan es que la inversión española en este ámbito alcance el 2,18% del PIB. El porcentaje actual es del 1,13% (unos 11.300 millones de euros), cuando la media de gasto de la UE roza el 2% (unos 22.000 millones, estimados con el posible crecimiento del PIB en 2011). Este plan simplifica la gestión y apuesta por objetivos más globales a la hora de subvencionar proyectos.
La posición de España entre los países rezagados en inversión y efectividad en ciencia y tecnología, respecto a los países más desarrollados, debe cambiar radicalmente si se hacen realidad los objetivos y previsiones de este nuevo plan, el sexto desde que arrancó este instrumento del Estado en 1988, que será aprobado hoy.
El VI Plan Nacional, tras varios meses de preparación bajo la coordinación del Ministerio de Educación y Ciencia, será aprobado hoy por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT, integrada por los varios ministerios implicados en actividades científicas y tecnológicas) que se celebra en Vigo, bajo la presidencia del Presidente del Gobierno. El viernes, será informado el Consejo de Ministros acerca del nuevo documento. Este Plan Nacional forma parte del programa Ingenio 2010, cuyo objetivo es afrontar el retraso de España en I+D+i.
La previsión de financiación del plan cuenta con un crecimiento anual de los fondos de un 16%, tanto para el Estado como para el conjunto de las comunidades, así como una creciente financiación empresarial, privada, del I+D.
El Plan Nacional se considera el instrumento de programación del sistema de ciencia y tecnología que establece los objetivos y prioridades de la política de investigación y desarrollo del país a medio plazo. El desarrollo de la I+D como pilar fundamental de la economía para mejorar el bienestar social, para incrementar la competitividad empresarial del país y para contribuir a la progresión del conocimiento científico, son sus marcos de referencia. El plan es, desde 1988, el principal mecanismo con que cuentan los científicos para lograr la financiación de su investigación, cuyos programas se someten a una evaluación objetiva previa para garantizar que el Estado pague sólo la mejor ciencia.
Una de las novedades, según fuentes del MEC implicadas en la preparación del mismo, es lo que llaman "orientación instrumental" en lugar de la orientación por áreas (biología, física, medioambiente, etcétera) de los planes anteriores. El plan habla de "generación de conocimientos y capacidades científicas y tecnológicas"; "fomento de la cooperación en I+D", "desarrollo e innovación tecnológica sectorial" y "acciones estratégicas". Sobre estos criterios, y siempre basándose en la evaluación de la calidad de los proyectos, se accederá ahora a la financiación del Estado y no por cantidades asignadas a temas específicos.
Esta nueva estrategia se plasma también en la posible financiación de centros de instituciones de excelencia con cargo al plan nacional, siempre con evaluación previa y posterior de resultados, mientras que hasta ahora se subvenciona a los investigadores y sus grupos, y partir del dinero obtenido por ellos, cada institución regula la aportación al centro donde trabaja.
Una ventanilla única
Salud, biotecnología, energía y cambio climático, telecomunicaciones y sociedad de la información, nanociencia y nanotecnología, son acciones estratégicas del plan 2008-11. Éste crea seis líneas de actuación (recursos humanos, proyectos de I+D+i, fortalecimiento institucional, infraestructuras, transferencia de tecnología, internacionalización del sistema), cada una con sus programas nacionales. Dentro de los proyectos de I+D+i se encuadran los programas de investigación fundamental, aplicada, experimental y de innovación, en los que se integran la gran mayoría de los planes de trabajo de la comunidad científica española.
Ante las quejas tradicionales y acuciantes de los investigadores españoles abrumados por la burocracia actual, el nuevo documento pretende instaurar la "ventanilla única". La misma administración reconoce ahora lo que los científicos venían denunciando hace tiempo: 28 unidades gestoras financian más de 100 convocatorias de I+D+i. A partir del nuevo plan habrá un único canal de solicitud de financiación para todas las convocatorias. En esta búsqueda de la agilidad, es sintomático, según sus autores, que el documento que se aprueba hoy tenga 140 páginas, frente a los varios centenares de los anteriores.
También cabe en el plan nuevo la participación de las comunidades autónomas, que puede hacerse "a la carta". Cada una de ellas puede elegir en qué capítulos va a incidir en su ámbito y contar con ayuda financiera del Estado. Se pretende mejorar así la deficiente coordinación que está provocando duplicaciones, carencias y competitividad innecesaria.
Un diagnóstico que pide muchas mejoras
Pese a que la producción científica española -su incremento y prestigio creciente en los últimos 20 años- suele ser reiterado motivo de orgullo tanto de los políticos como de los científicos (aunque con matices críticos por el triunfalismo con que a menudo se manejan los datos), así como de reconocimiento internacional, el sistema de ciencia y tecnología español sufre aún carencias graves. Los atolladeros en el capítulo de recursos humanos, la rigidez del sistema, la escasez de científicos por número de habitantes y la baja inversión en I+D que ahora se intenta subsanar a cuatro años vista, son algunos de los más notorios.
Pero en el pronóstico que hace el nuevo Plan Nacional en su preámbulo se destaca sobre todo otro problema histórico y que, por los datos, se está agravando: el bajo esfuerzo comparativo del sector empresarial español en investigación y desarrollo. En los últimos años (2003-2005) "se observa una tendencia negativa en la participación económica de las empresas, perdiendo peso respecto al total (un 46%), lo que supone que financian un menor gasto en investigación y desarrollo", dice el documento. La media de la I+D empresarial está en un 54,5% del total del I+D y el objetivo comunitario es que este capítulo crezca hasta un 66%. El máximo español rozó el 50% a finales de los noventa.
Además, los datos indican que son las grandes empresas las que han aflojado su empeño en investigación y desarrollo, mientras que se ha producido una expansión de las pequeñas empresas. El nuevo plan tiene un capítulo de actuación especial para las pequeñas empresas tecnológicas de nueva creación.
En el sistema de ciencia español juegan un papel importante y creciente las comunidades, con grandes diferencias entre ellas. Madrid (con el 1,8%), Navarra, el País Vasco, Cataluña y Valencia, por ese orden, lideran la lista de comunidades que mayor porcentaje de su PIB dedican a I+D. En la cola están Baleares (0,28%), Castilla-La Mancha, Cantabria, Canarias y La Rioja.
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