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Reportaje:

La nueva fórmula del Jarabedepalo

Amelia Castilla

Pau Donés apuesta por reinventarse. el alma de Jarabedepalo, autor de íntimos alegatos de rock latino, Nos recibe en su refugio de los pirineos. Su disco-libro 'orquesta reciclando' se venderá en exclusiva con EL PAÍS desde el próximo domingo.

A la flaca le dije que no me iba de cuba sin hacer el amor con ella

Podría vivir en Miami, rodeado de famosos en una casa con embarcadero propio, pero a Pau Donés (Barcelona, 1966) no le atrae ni el lujo ni el ambiente que rodea a los nuevos ricos latinos. Prefiere refugiarse en la montaña en pleno corazón del Pirineo leridano y contemplar los colores que acompañan a los cambios de estación desde la ventana de su casa, como esta mañana de enero en la que la nieve cubre las copas de los fresnos y los robles, mientras su pareja de San Bernardos corretea por el patio. El cantante de Jarabedepalo se levanta temprano en un pueblo de quince vecinos. Le llaman el Montañés y viéndole moverse con el pelo mojado, una camiseta de manga corta y zapatillas sin calcetines se nota que el apodo le cae a medida. Con la soltura que proporciona el estar acostumbrado a manejarse en la cocina, pone zanahoria, piña y jengibre en la licuadora y desayuna un reconstituyente zumo. Del garaje elige una de las tablas, se guarda el iPod en el bolsillo y se ajusta el gorro de lana camino de un pico donde practicar snowboard. Eso sí, para salir con el coche tendrá que retirar la nieve con una pala y regar con sal el camino para poder entrar a la vuelta.

Los Pirineos le ayudan a mantener la perspectiva. "De golpe estoy aquí inmerso en el nevadón y mañana por la noche tengo que actuar en Nueva York", asegura. Le gusta subir al monte a buscar setas, esquivar pinos con la tabla, buscar fresas silvestres o ver animales. "Me siento de aquí, ésta es mi vida. Con el mar conecto menos. No podría vivir en Cuba o Costa Rica, donde siempre hace un clima parecido, también en la ciudad todo es igual". Desde que tiene memoria se ve, acompañado de sus tres hermanos, viajando hacia el valle de Arán. Rodeado de montañas, donde los hombres comparten paisaje con los corzos y los caballos, pasó todas sus vacaciones escolares. En ese escenario se enamoró de su ex mujer y nació su hija. Después de seis álbumes grabados y millones de discos vendidos, el autor de éxitos como La flaca o Bonito se mueve con soltura por los pueblos de la zona de Vielha: "¿Qué, Pau? ¿Para cuándo nuevo disco?", le pregunta en un bar un ganadero que le reconoce.

Su nuevo disco-libro, que se pondrá a la venta en exclusiva durante un mes con EL PAÍS, lleva por título Orquesta reciclando y resume doce años de la vida de Jarabedepalo en quince cortes que forman parte de la historia del grupo y un tema nuevo, Mucho más, mucho mejor. Pau Donés sabe que la vida está llena de coincidencias. La última se produjo el pasado julio, recién concluida la gira de Adelantado, su sexto álbum, cuando decidió que en el futuro se movería por libre en la industria de la música. Los últimos tres años habían traído muchos cambios en su vida, tanto en lo profesional como en lo personal. La ruptura sentimental con su compañera, unida a la sensación en el terreno profesional de haberse convertido en un "florero" artístico en el que "cualquiera" opinaba sobre su trabajo -"pon un solo aquí", "corta el tema allí"-, actuó como acicate. Había planeado para 2008 llevar la gira del último disco por los teatros, pero el líder de Jarabedepalo empezó a estrujarse la cabeza para ofrecer algo distinto.

Así nació 'Reciclando Tour',

un proyecto renovador a base de cambiar sus grandes éxitos. La idea conllevaba también reciclar los conciertos del grupo, dándoles un toque más espectacular con Andreu Buenafuente ejerciendo de ácido videopresentador. El reciclaje alcanzó incluso a la imagen. Dejó de lado las camisetas reivindicativas y se vistió con frac y zapatillas de colores. De esa guisa y arropado por una banda nueva -sólo Alex Tenas, el batería, pertenece al grupo antiguo- celebró más de 20 conciertos en teatros y auditorios. Como si de una bola de nieve se tratara, Reciclando tour se convirtió en Orquesta reciclando, un disco que se grabó en la Tronco Records, su propio taller de música.

El libro que acompaña al disco incluye, junto a declaraciones de algunos de los músicos con los que ha trabajado, el ADN de cada una de las canciones del álbum. Temas como Grita, Déjame vivir o A tu lado no parecen fruto de un momento de inspiración, sino de situaciones muy especiales de su existencia. De La flaca se cuenta, por ejemplo, que el descubridor de Jarabedepalo, Fernando de France -"un tipo terco y peleón; nunca pasaba por el tubo cuando los creativos querían hacérselo de Coppolas"-, llegó a su casa con ocho billetes para ir a Cuba y que en la isla, y por casualidad, conocieron a la flaca Alsoris en la discoteca 1830, situada en el Malecón de La Habana. Ella protagonizaría luego, junto a la modelo Eva Nielsen, el videoclip de El lado oscuro. Después de diez días de movidas de todo tipo, concluyó el tiempo de estancia en La Habana sin un metro de película rodado, pero con una canción bajo el brazo: "Resulta que yo, como todos los demás, me había enamorado perdidamente de esa tremenda y flaca mulata. El último día, tras unos mojitos y aprovechando que compartíamos habitación -en catres separados, claro-, le dije que no me iba de la isla sin hacer el amor con ella. Tumbada sobre las blancas sábanas de su cama, me miró sonriendo, abrió los brazos y me dijo: 'Ven acá, Pablito'. Me acurruqué en su regazo y... me quedé dormido. Al día siguiente desperté enredado en ella. Vestido. Me levanté. Me senté en una silla junto a la cama donde ella seguía durmiendo y, papel y lápiz en mano, escribí la canción. Catorce versos que cambiarían mi vida para siempre".

¿En qué punto coloca su intimidad? Ha contado cosas tan íntimas como que perdió la virginidad a los 17 años en un coche mientras sonaba Bob Marley.

Me gano la vida mostrando en público mis sentimientos. Todo lo expreso con la música, me muevo por la vida con el corazón abierto, pero a los treinta era un chaval que trabajaba con su hermano haciendo decorados, y de golpe y porrazo pasé a ser un tío conocido, una persona a quien todo el mundo quiere y desea. Supuso una presión enorme convertirnos en un grupo de moda que vende mucho. Tuvimos que espabilarnos y aprender a movernos en ese ambiente. La gente se ha vuelto más morbosa gracias a esos deleznables programas del corazón donde parece que todo vale. Sales a la calle y se dirigen a ti como si fueran primos tuyos: "¡Oye!, chiiis, chhiii, ¡tú, Jarabe!, mira, ponte con mi hija, que le quiero hacer una foto". Me ha pasado cada una que se me hincha la vena. Ahora, en vez de discutir me voy a otro sitio, pero llega un momento en que te cansas de marcharte. Acabas un concierto con la adrenalina a tope y, en lugar de salir de marcha, termino en el hotel. Ya me conozco el rollo de "bébete este cubata" o "te invito a una 'loncha".

¿Sus primeros trabajos, a los 15 años como chico de los recados en un banco, y más tarde como ejecutivo de una empresa de publicidad, le han enseñado a valorar el esfuerzo que todo requiere?

Por mis propias circunstancias familiares, aprendí desde pequeño a medir las cosas en su justa medida. Todo lo que tengo me ha costado mucho; a mí y a mis hermanos, mi padre nunca nos daba dinero para caprichos, pero nos ha educado, algo impagable. Empecé en el banco y desde entonces no he parado. Mientras estudiaba la carrera de Económicas trabajaba como modelo, pero no de guaperas; como era un chico con mofletes, simpático y les hacía mucha gracia, anunciaba hamburguesas o helados y con eso me pagaba los estudios. En casa es lo que ha habido, me explicaron que para conseguir las cosas te las tienes que currar, y en el proceso hasta conseguir lo que quieres trato de pasarlo bien. Creo que me he convertido en una persona positiva.

Se les ha acusado de limitación estilística, pero las canciones de 'Orquesta reciclando' suenan como soul, son, rumba y hasta flamenco.

Seguimos haciendo rock latino. El gran salto esta vez ha sido de concepto; hemos vuelto la vista al pasado, a la época de Los Beatles, cuando los discos salían de los conciertos. Las canciones se ensayaban en el local, después se tocaban en los garitos y, si gustaba un tema, se grababa en single. Eso es lo que hemos intentado. Antes de grabar, montamos Reciclando tour, un espectáculo musical que presentamos en distintos teatros. En circunstancias normales compongo y maqueto en casa y luego muestro las canciones a los músicos. Eso sirve de guía en el estudio, pero esta vez el proceso se ha invertido. Mantuvimos la letra y la melodía de las canciones antiguas, pero las cambiamos en el estudio. Lo que se escucha en el CD son aportaciones de los músicos.

Acostumbrado a luchar, no sorprende que la crisis de la industria musical no le haya dejado parado a Pau Donés. "Cuestión de actitud", resume él. "Mi premisa es que cuando hay mucho hay que disfrutarlo, y cuando hay poco, también. Si ahora, después de vender millones de discos, tengo que grabar el álbum por mi cuenta y coger los instrumentos en la furgoneta y llevarlos al estudio, los llevo y no se me caen los anillos. Es más, acabamos la grabación y me voy a Madrid a vender el pescao y, en vez de alojarme en el hotel Palace, me voy a casa de Tarque [componente de M-Clan] porque me lo paso mucho mejor".

Visto el desalentador panorama, Donés decidió crear su propia discográfica. "Uno de los motivos de montar esta empresa fue para equivocarnos a gusto", explica. "En este momento hay discográficas dirigidas por la figura del director financiero porque han despedido a los creativos. Sólo interesa la rentabilidad. La música se ha convertido en un producto de consumo masivo, y a los músicos no se nos deja experimentar. Todos quieren mandar en nuestro trabajo".

Después de dos discos muy exitosos -La flaca Depende-, Jarabedepalo hizo De vuelta y vuelta, "un álbum más intimista". "En la discográfica se quedaron pasmados", recuerda. "¿Dónde vas con esto? Si no se parece a Depende', me decían. Yo respondí que era lo que me había salido después de cuatro años de andar como una pelota de tenis; íntimamente me sentía como si me hubiera caído un chaparrón encima. Al final se portaron bien, siempre lo han hecho, pero hubiera preferido que me dijeran que no les gustaba".

¿Era el momento en que el negocio empezaba a derrumbarse?

No, eso llegó después, cuando grabamos Bonito. Fue cambiar de discográfica y todo se vino abajo, con De vuelta quedaba todavía esa alegría para invertir en promoción.

Algunos le han bautizado como el apóstol del buenrollismo por canciones como 'Todo me parece bonito' o 'Mucho más, mucho mejor'. ¿Crear un estilo musical a base de ir al grano tiene su mérito?

Lo he aprendido de dos personajes fundamentales, Antonio Vega y Kiko Veneno; del primero me quedo con la capacidad poética, y del otro, la sintética. Los músicos disponemos de tres minutos para contar una historia, y la síntesis es importante. No me gusta el barroquismo, me decanto por canciones resueltas con pocos arreglos. Me late más contribuir a que la gente se sienta mejor en este momento difícil aportando energía positiva con mis canciones que cagarme en la puta hipoteca que me sangra cada mes. En la difícil situación en la que nos encontramos artistas y compositores a la hora de defender nuestro trabajo, en un momento en que ya no vendemos discos, me va más lo de "al mal tiempo buena cara" que lo de "el barco se hunde, pues sálvese quien pueda". No voy de peace and love o de mesías, pero reconozco que intento transmitir algo para que la gente se sienta mejor. Mamá, una de las canciones de Orquesta reciclando, habla de un tema muy triste, pero no transmite un mensaje terrible: mi madre se ha muerto, pero me gusta sentir que estoy vivo.

La canción suena como un desgarrado canto a la vida ¿La muerte de su madre le hizo más fuerte?

Cuando te ocurre algo así se te quitan de golpe muchas mariposas de la cabeza y quedan sensaciones que acaban por convertirse en axiomas de tu vida. Soy el mayor de cuatro hermanos, y cuando ella murió teníamos 16, 15, 13 y 6 años. Mi madre sufría depresión crónica; desde que tengo uso de razón fue así, pero la recuerdo como una persona muy dulce, no tengo memoria de nada malo relacionado con ella. Era normal pasar largas temporadas en casa de la abuela o de mi tía. La vi llorar por primera vez a los 15 años. De repente, una noche te vas a dormir y a la mañana siguiente llega tu padre: "Mamá no ha venido, vamos a ver qué pasa". Se te quitan muchas gilipolleces de la cabeza y, por qué no, también desaparecen algunos miedos, en el sentido de que no estoy aquí para perder el tiempo porque igual el mundo se acaba mañana. Podría haber ocurrido al revés, pero aquella tragedia acabó por darme fortaleza: se me grabó en la cabeza que en las situaciones límite debía rodearme de energía positiva.

Hiperactivo, muy participativo y nada pagado de sí mismo, Pau Donés se muestra como un ejecutivo acostumbrado a tomar decisiones durante la sesión de fotos en Barcelona. Al final se retira el maquillaje y recoge las cosas para retornar a casa, con apenas un sándwich y una coca-cola en el estómago.

Tiene por delante otras tres horas y media largas de carretera para volver a su hogar en los Pirineos, pero su fama de tragaldabas le persigue. Casi al final del camino, un delicioso arroz con setas en el restaurante donde trabaja como cocinero uno de sus hermanos le ayuda a reponer fuerzas. Ha cantado ante 100.000 personas en la plaza del Zócalo en México, ha tuteado a Pavarotti en Módena, ha actuado al lado de Celia Cruz y ha cantado en inglés con Chrissie Hynde, líder de The Pretenders, pero Donés no presume ni va de nada. ¿Y Hynde es tan maniática como cuentan? "¡Menudo personaje!", dice. "Vino aquí al monte, a mi casa, pero antes de que llegara tuve que retirar la piel de vaca del suelo y los chorizos colgados de la despensa. Además de vegetariana, milita en una asociación contra la matanza de animales para consumo humano. Su mánager me pidió que escondiera todo lo que tuviera que ver con eso y que, incluso, si íbamos a un restaurante, no se me ocurriera pedir ni un plato de jamón. Todo fue bien hasta que nos pusimos en carretera hacia Barcelona. Cerca de Lleida nos tropezamos con un camión lleno de cerdos camino del matadero. Me pidió que le adelantara y cuando empezábamos a rebasarlo bajó la ventanilla, sacó medio cuerpo al exterior y empezó a gritar todo tipo de insultos. Una señora genial".

El disco-libro 'Orquesta reciclando', de Jarabedepalo, puede conseguirse en exclusiva durante un mes con EL PAÍS, en los puntos de venta habituales, a partir del 1 de marzo, al precio de 9,95 euros.

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