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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Otro 14 de abril

El advenimiento de la Segunda República produjo un entusiasmo popular enorme. Caía una monarquía corrupta y las clases populares recuperaban la libertad y la democracia. Pero la República cayó derrocada, con la bendición de la Iglesia, por una rebelión cuartelera, que tuvo el apoyo de la Alemania nazi y la Italia fascista, y fue sustituida por una dictadura militar que ahogó en sangre todas las libertades. Han pasado 35 años, dos generaciones, desde que tenemos una nueva Constitución y un régimen democrático nuevo, pero aún no se ha restituido la honra a los vencidos de entonces y los hijos o nietos de las víctimas no han podido enterrar dignamente a sus padres o abuelos. Algo huele a podrido en esta democracia.- Aurelio Mena Hornero. Madrid.

Ante el 79º aniversario de la Segunda República, quisiera aportar mi granito de arena para reconocer los logros que supuso en avances sociales, científicos e intelectuales. Gracias a ella se reconoció el derecho a voto de la mujer, se legalizó el divorcio y el aborto, derechos pioneros en Europa, se solucionó el problema de las autonomías. En cinco años de República se construyeron más colegios que en 200 años. Estábamos a la cabeza de Europa en temas científicos y socioculturales, donde Albert Einstein, madame Curie y otros científicos de fama mundial, venían a dar conferencias, y los mayores genios en todos los ámbitos eran españoles, como Picasso, Antonio Machado, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Luis Buñuel, Severo Ochoa y un largo etcétera (a los que se quedaron, los asesinaron; los demás tuvieron que exiliarse). Desgraciadamente, Franco y otros fascistas acabaron con esta época dorada, sumiendo a este país en el mayor ostracismo de la historia. Y lo más triste es que después de 35 años de la muerte del dictador, la derecha sigue siendo impune a los crímenes, asesinatos, robos y expoliaciones que cometió, creyendo que España es su finca, en la que los rojos no cabemos.

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