Morales se abstiene de asistir a las cumbres debido a la crisis en Bolivia
En la quinta jornada de la huelga de hambre, el presidente boliviano arremete contra la oposición
El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha renunciado a participar en la importante cumbre latinoamericana que se celebra esta semana en Trinidad-Tobago, con asistencia de Barak Obama, para no abandonar La Paz y continuar la presión que ejerce sobre el Parlamento para que autorice un cambio en la Ley Electoral y la celebración de nuevas elecciones presidenciales, el próximo 6 de diciembre. Morales, que mantiene una huelga de hambre en el propio Palacio Quemado desde el pasado martes, tampoco asistirá a la cumbre del ALBA, el organismo creado en torno al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que tiene previsto celebrar una reunión en Caracas, justo antes de viajar al Caribe.
La batalla que lleva a cabo Morales es fundamental para el desarrollo de su proyecto. El presidente boliviano consiguió el pasado mes de enero una sólida victoria en el referéndum de una nueva Constitución (60%), pero, para poner en marcha los incontables, y a veces polémicos, cambios institucionales que prevé el nuevo texto, necesita modificar la ley electoral y ganar un nuevo periodo presidencial.
Hasta el momento, Morales tropieza con el bloqueo del Senado, donde no tiene suficiente mayoría y donde la oposición intenta evitar que las elecciones de diciembre próximo se lleven a cabo de acuerdo con las nuevas normas, es decir con la creación de 14 distritos electorales "indígenas", diseñados, denuncian, para facilitar la reelección de Evo Morales y quitarle fuerza a la oposición. El Gobierno mantiene que la reforma de distritos electorales, aprobada en la Constitución, es fundamental para asegurar la integración de las poblaciones indígenas que están en minoría en algunos departamentos del país y que han sido excluidos tradicionalmente de todo tipo de vida política e institucional.
Formalmente, la oposición, centrada en los llamados departamentos de la media luna, los más ricos del país, no se niega a implementar la Constitución, pero exige la elaboración de un nuevo censo, que corrija los errores del modelo actual. Morales se negó inicialmente a contemplar esa reclamación y se puso en huelga de hambre, junto con 13 dirigentes sociales indígenas, dentro del palacio presidencial, para intentar forzar al Senado.
Los incidentes que se produjeron la semana pasada en el Congreso, donde oposición y seguidores de Morales protagonizaron duros enfrentamientos, llevaron al presidente a modificar su negativa y ahora asegura que está dispuesto a impulsar el nuevo censo electoral, siempre que finalice a tiempo para las elecciones del 6 de diciembre. Para ello está dispuesto a destinar los fondos que tenía guardados para comprar un nuevo avión presidencial.
El nuevo censo se realizaría, además, con las más novedosas técnicas electrónicas del momento, de forma que incorpore no solo el nombre, residencia e identificación de cada elector, sino que añada huellas dactilares, fotografías digitales y la firma de los votantes. "Si la Corte Nacional Electoral asegura la realización de las elecciones nacionales de diciembre y garantiza la del nuevo padrón electoral biométrico, el Gobierno se compromete a dar los fondos y todo lo necesario para llevarlo a cabo", ha reiterado Morales hoy lunes. El presidente no ha abandonado, sin embargo, la huelga de hambre y sus partidarios están organizando ya marchas de apoyo en todo el país.
La oposición, que considera que la huelga de hambre del presidente es "vergonzosa" y un chantaje político, ha aceptado volver al Parlamento y examinar la propuesta de Morales. "Estaremos en La Paz", prometió el senador Walter Guiteras, de la coalición Podemos, líder de la oposición. Guiteras recordó, sin embargo, que, además del padrón, será necesario llegar a acuerdos sobre el voto de los residentes bolivianos en el exterior, que está también previsto en la Constitución, pero que no ha sido desarrollado aún legislativamente.
Oposición y Gobierno son conscientes de que la gran batalla está en el número de escaños que se destinen exclusivamente para los llamados "pueblos originarios", minorías étnicas distintas de los aymara y los quechua, a los que la nueva Constitución otorga un nuevo protagonismo político y, sobre todo, el control de amplias extensiones de tierra. Las tensiones entre la zona andina, más pobre y de abrumadora mayoría indígena, y la zona de la media luna, con centro en el departamento de Santa Cruz, con yacimientos de gas y petróleo y de mayoría mestiza, no han dejado de aumentar desde que Evo Morales, aymara, llegó al poder, hace tres años.
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