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Los intelectuales cubanos alertan del deterioro de la educación

Escritores y artistas reclaman mayor acceso a Internet

Los intelectuales cubanos vuelven a estar en primera línea política, en momentos en que el Gobierno de Raúl Castro empieza a levantar prohibiciones y a ejecutar los primeros cambios en la agricultura como parte de un plan para mejorar las condiciones de vida de la población y reactivar la economía. Desde el martes, se celebra el VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en La Habana, y varios de los participantes han puesto el dedo en la llaga de la educación, manifestando su preocupación por el deterioro de su calidad en los últimos años, tema tabú hasta hace poco por tratarse de uno de los principales logros de la revolución.

"Lo que fortalezca éticamente a la revolución es bueno", dice Castro

A la UNEAC pertenecen más de 8.000 miembros, y el Congreso fue preparado durante un año, coincidiendo en el tiempo con el gran debate nacional alentado por Raúl Castro el año pasado para que la población se expresase sobre los problemas del país y sugiriera soluciones. En estas discusiones salieron a la luz muchas de las incomodidades por las prohibiciones en la isla y que ahora se comienzan a levantar, pero también se tocaron problemas de fondo, como el de la falta de estímulo para trabajar, la dualidad monetaria y el deterioro de servicios como la salud y la educación.

En las discusiones preparatorias del Congreso, este último tema surgió con fuerza y llegó también al Congreso con mucha fuerza. "¿Puede la escuela primaria y secundaria y el pre[universitario], tal cual han llegado a ser regentadas por criterios descabellados e ignorantes de principios pedagógicos, psicológicos elementales, y violadora de derechos familiares, ser formadora de niños y adolescentes, y por tanto fundar futuro?", se preguntó en una de las plenarias el intelectual Alfredo Guevara.

Sus palabras, difundidas por el medio digital Cubadebate, resumen algunos de los puntos calientes del debate, en el que el Instituto Cubano de Radio y Televisión, ideologizado según los patrones más antediluvianos, fue blanco de numerosas críticas. Guevara llegó a calificar estas emisoras y canales de "medios de comunicación neocoloniales en su programación, estupidizante, y dominados por tan descomunal ignorancia que no se saben aliados del capitalismo en su manifestación más soez", y advirtió del peligro de "destruir el lenguaje para así destruir o dañar la articulación del pensamiento".

Otros oradores, en distintas comisiones, pidieron aprovechar el acceso a las nuevas tecnologías, incrementar el uso de Internet, retribuir a los artistas de "modo justo" y eliminar los porcentajes leoninos que hoy cobran las agencias estatales de representación, a las que hay de pertenecer.

Según uno de los intelectuales que asistió a las sesiones, las discusiones, partiendo de que en ningún momento se cuestionó el modelo socialista, son un "buen ejemplo de cómo Cuba está volviendo poco a poco a la normalidad". En la calle se venden los primeros DVD, "y no pasa nada". Los primeros cubanos se alojan en los hoteles, "no ha habido ningún drama". A los campesinos les empiezan a entregar tierras ociosas en manos del Estado, "teníamos que haberlo hecho antes". Y mientras Cuba se anima, los intelectuales, un año después de la guerra de los mails, hablan con crudeza de la crisis de la educación o piden mayor acceso a Internet, "y empieza a ser lo normal".

El miércoles, Fidel Castro envió un mensaje al Congreso. Fue leído: se cuestionaba si tenía "algún sentido" el empleo de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana "que promete el imperialismo", y advertía de que cada invento será sustituido por otro "más efectivo y ya no puede siquiera garantizarse el secreto de lo que habla una pareja en un parque". Y dijo más Castro: "Todo lo que fortalezca éticamente a la revolución es bueno, todo lo que la debilite es malo". Los delegados lo recibieron con una cerrada ovación y después siguieron con sus debates.

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