Así se aprende el odio en la escuela saudí
Los libros de texto empleados en la asignatura de estudios islámicos siguen fomentando la violencia contra el 'infiel'
Durante mucho tiempo, se decía que las escuelas públicas de Arabia Saudí demonizaban a Occidente, a cristianos, judíos y otros "infieles". Pero se suponía que, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 -en los que 15 de los 19 secuestradores eran saudíes-, todo eso iba a cambiar.
En 2004, un grupo de estudio saudí estableció la necesidad de reformas después de descubrir que el programa de estudios religiosos vigente en el país "fomenta la violencia contra otros y hace creer a los alumnos que, para salvaguardar su religión, deben reprimir con violencia al otro e incluso eliminarlo físicamente". Desde entonces, el Gobierno saudí ha insistido en que ya ha revisado estos textos educativos.
Un profesor que dijo cosas positivas sobre el Nuevo Testamento fue condenado a la cárcel
El príncipe Turki al Faisal, embajador saudí en Estados Unidos, ha dedicado todos sus esfuerzos a difundir este mensaje. "El reino ha revisado todas sus prácticas y sus materiales educativos y ha eliminado cualquier elemento que no se ajuste a las necesidades de una educación moderna", dijo en su gira de conferencias por ciudades estadounidenses. "No sólo hemos eliminado lo que podía parecer intolerancia en los viejos libros de texto de nuestro sistema, sino que hemos llevado a cabo un amplio plan interno de revisión y modernización". Hace un año, un portavoz de la Embajada saudí declaró: "Hemos revisado nuestros programas educativos. Hemos eliminado materiales que instigaban o se mostraban intolerantes contra las personas de otras confesiones religiosas". Asimismo, la Embajada está repartiendo un informe de 74 páginas para demostrar que los libros de texto se han moderado.
Lo malo es que estas afirmaciones no son ciertas.
Si se examina los libros de texto oficiales saudíes que se están empleando durante este curso en los estudios islámicos, se descubre que persiste una ideología de odio hacia los cristianos, los judíos y los musulmanes que no siguen la doctrina wahabí. Los textos dan una visión dualista que divide el mundo entre los auténticos creyentes del islam (los monoteístas) y los no creyentes (los politeístas y los infieles).
El adoctrinamiento comienza en un libro de primero y cada año se va reforzando y ampliando hasta culminar en un libro de 12º curso que enseña a los alumnos que sus obligaciones religiosas incluyen librar la yihad contra el infiel para "difundir la fe".
Freedom House lo ha sabido porque Ali al Ahmed, un disidente saudí que dirige el Instituto de Asuntos del Golfo, con sede en Washington, ha suministrado una docena de los textos de religión actuales -supuestamente depurados- del Ministerio de Educación saudí.
Los especialistas calculan que, dentro del programa de las escuelas públicas saudíes, los estudios islámicos constituyen entre la cuarta y la tercera parte de las horas semanales de clase en la enseñanza primaria y media, y varias horas en los últimos años de bachillerato. Los educadores que discuten o discrepan de la interpretación oficial del islam pueden encontrarse con represalias. En noviembre de 2005, un profesor que dijo cosas positivas sobre los judíos y el Nuevo Testamento fue despedido y condenado a 750 latigazos y a la cárcel. (Al final le indultaron, debido a las protestas de la gente y la comunidad internacional).
El sistema saudí de enseñanza pública tiene un total de 25.000 centros, con unos 5 millones de estudiantes. Además, Arabia Saudí posee academias en 19 capitales del mundo -incluida una a las afueras de Washington- que utilizan esos mismos textos.
Asimismo, Arabia Saudí distribuye sus libros de religión a numerosas escuelas islámicas y madrasas que no controla directamente. A pesar de que el wahabismo, históricamente, ha sido siempre marginal, Arabia Saudí está tratando de convertirse en la voz autorizada del islam en el mundo -una especie de "Vaticano" del islam-, y estos libros de texto son fundamentales en ese sentido. Como observaba el informe de la comisión investigadora sobre los atentados del 11-S, "incluso en los países ricos, las escuelas wahabíes financiadas por los saudíes son, con frecuencia, las únicas escuelas islámicas" que hay.
La educación está en el centro del debate sobre la libertad en el mundo musulmán. El líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, es muy consciente de ello: en una cinta grabada recientemente, mostraba su indignación contra quienes desean "interferir con los programas escolares".
Nina Shea es directora del Centro de Libertad Religiosa en Freedom House. Traducción: M. L. Rodríguez Tapia © The Washington Post
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