Siguen las protestas de los trabajadores públicos en Wisconsin
El gobernador del Estado reitera su intención de aprobar una ley para suprimir derechos sindicales de los funcionarios pese a su rechazo
El gobernador de Wisconsin, el republicano Scott Walker, se mantiene firme en su intención de sacar adelante una ley que suprime derechos sindicales a pesar de las protestas que hoy cumplen su primera semana y que tiene a cientos de personas encerradas en el interior del Capitolio -la manifestación en la calle se ha hecho hoy imposible debido a la lluvia helada- y que ayer concentra a cerca de 70.000 personas.
Walker no solo ha rechazado cualquier tipo de acuerdo con los líderes de los sindicatos si no que prevé que lo que está sucediendo en Wisconsin puede ser el detonante que despierte a otros Estados para que sigan el mismo camino y se enfrenten a los todopoderosos sindicatos que hasta ahora parecían intocables y con ello reducir sus deficitarios presupuestos.
Las pasadas elecciones de noviembre estuvieron marcadas por un auge del Partido Republicano. En el caso de Wisconsin, Walker se hacía con el poder y el partido tomaba ambas cámaras del Capitolio. Cuando la semana pasada el Gobernador presentó la polémica ley que elimina el derecho a que los sindicatos lleven a cabo cualquier negociación colectiva que no sea estrictamente salarial, además de obligar a los funcionarios a pagar una mayor cuota de su seguro médico y de sus fondos de pensiones, los senadores demócratas abandonaron el pleno y el Estado para boicotear la iniciativa y bloquear la actividad política. Desde entonces, los 14 demócratas que componen el Senado están en el vecino Illinois, y pretenden seguir allí hasta que Walker de marcha atrás.
Pero el Gobernador no cede ante la presión. De hecho, el Capitolio ha retomado hoy la actividad con un solo partido sentado en el hemiciclo, aunque para decidir sobre cuestiones menores. En la legislatura estatal de Wisconsin, los republicanos tienen mayoría, con 19 senadores frente a los 14 de los demócratas, pero existe una ley que dicta la necesidad de un quórum de 20 senadores para votar en asuntos fiscales, por lo que el partido en el poder necesita, al menos, el sufragio de un demócrata.
El efecto contagio ya ha provocado que Ohio esté considerando una legislación similar a la que intenta aprobar Wisconsin. Los detractores de la medida prometen no parar en sus protestas y, en el caso de los sindicatos de profesores, aseguran que continuarán la lucha. Los sindicatos del sector público conforman una parte muy importante de la base del Partido Demócrata. Tanto el presidente Barack Obama como otros políticos demócratas necesitarán de su decisivo apoyo en las elecciones de 2012 especialmente en los considerados swing states -Estados cuya tendencia política no está confirmada y hay que ganarla-, de los que forma parte Wisconsin, a la hora de aportar, entre otras cosas, dinero y por supuesto votos en las primarias.
El gobernador Walker rechaza el diálogo bajo la tesis de que no se puede negociar cuando no hay dinero para ello. El Estado está en bancarrota, asegura, a la vez que amenaza con que de no aprobarse la ley que ayudará a reducir la presión en un presupuesto deficitario que supera los 3.500 millones de dólares se verá obligado a eliminar 1.500 puestos de trabajo de inmediato.
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