¿Quién mató al juez Borsellino?
El 'capo' Totò Riina rompe 17 años de silencio desde la cárcel y confirma las sospechas sobre los servicios secretos
El 19 de julio de 1992, el juez antimafia Paolo Borsellino fue asesinado junto a sus cinco escoltas por un coche bomba cargado con 100 kilos de dinamita. La bomba explotó en la vía Mariano D'Amelio de Palermo, cuando el magistrado iba a visitar a su madre. Dos meses antes, y sólo algunos días después del asesinato de su amigo y colega Giovanni Falcone, Borsellino había hablado en una entrevista a la RAI de las relaciones entre Cosa Nostra y los industriales de Milán, citando los nombres de Marcello Dell'Utri, condenado después por asociación mafiosa, y Silvio Berlusconi, jefe y socio político del anterior. Ahora, 17 años después de su muerte, los magistrados sicilianos han reabierto el caso tras hallar documentos y testimonios que indican que la mafia ejecutó la matanza en alianza con los servicios secretos.
El capo dei capi, Totò Riina, preso en la cárcel de Opera (Toscana) y condenado a cadena perpetua por, entre otros, los asesinatos de Falcone y Borsellino, acaba de romper un hermetismo de 17 años y ha confirmado esa versión. Informado por los periódicos del nuevo rumbo de la investigación judicial, el padrino de Corleone le espetó el sábado a su abogado su verdad: "Lo mataron ellos", dijo. Y añadió: "No miréis siempre sólo a mí, mirad también vosotros lo que tenéis dentro".
En traducción de su letrado, Luca Cianferoni, Riina afirma que el asesinato de Borsellino fue un crimen de Estado. La afirmación refuerza las sospechas de las fiscalías de Caltanissetta y Palermo, que han reabierto una investigación que parecía sepultada gracias a las revelaciones de dos nuevos arrepentidos, Giovanni Brusca y, sobre todo, Massimo Ciancimino.
El segundo es el hijo del capo difunto y convicto don Vito Ciancimino, un corleonés que fue alcalde democristiano (corriente andreottista) de Palermo en los años setenta, y que, según ha revelado el reciente libro Vaticano S.P.A, del periodista Gianluigi Nuzzi, recibía el dinero de la mafia a través del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el banco vaticano.
Durante su mandato, Don Vito construyó una Palermo de nueva planta y se llevó a la tumba un tesoro de millones de euros. Acusado del reciclaje de esa fortuna, Ciancimino júnior ha intentado zafarse confesando el origen de algunos papeles cruciales que custodiaba su padre.
En uno de ellos, que al parecer está rasgado en su mitad superior, Cosa Nostra amenazaba a Silvio Berlusconi con un "luctuoso evento" (el secuestro de uno de sus hijos) si no ponía a su disposición un canal de televisión que cuidara de sus intereses. Según Ciancimino, la nota fue escrita por el capo Bernardo Provenzano, aunque él la había visto entera y no rota: "En esta historia hay algo más grande que yo", ha dicho, añadiendo que Provenzano envió a Berlusconi dos cartas más, a través de su padre y de Dell'Utri.
Otro de los papeles, que Ciancimino atribuye al mismísimo Riina, probaría que el asesinato de Borsellino fue consecuencia de una negociación entre la mafia y dos jefes de los servicios secretos.
Riina, con la credibilidad que se pueda dar al mafioso más despiadado y sangriento de la historia, no ha tardado ni 48 horas en salir a escena: ha negado que fuera él quien trató con el Estado, pero ha dicho que esa negociación existió y que los negociadores fueron los asesinos.
Los hermanos del juez Borsellino creen también esa versión, que siempre ha sido algo así como un secreto a voces. El sábado, Rita y Salvatore Borsellino encabezaron una manifestación de protesta que terminó frente al Castillo Utvegio, sede palermitana de los servicios secretos.
"Hoy, por fin, después de años de tinieblas la lucha que están realizando las fiscalías de Caltanissetta y Palermo va por fin por el camino justo", dijo Salvatore Borsellino.
Al grito de "Resistencia, la agenda roja existe", unas 300 personas exigieron que aparezca el cuaderno rojo de Paolo Borsellino. La libreta contenía lo que el juez sabía. Se cree que fue recogida por un carabinero el día de la matanza. Nadie ha tenido noticias de ambos desde entonces.
Rita Borsellino, eurodiputada por el Partido Democrático, se pregunta por qué todas estas pistas salen a la luz 17 años después. "Tengo muchas dudas, pero no acuso a nadie", dice.
¿Se conocerá algún día la verdad, o las verdades? Este domingo, la manifestación del aniversario ha sido reveladora. No ha acudido apenas gente, y no se ha visto a un solo político nacional. El único representante del Estado ha sido el fiscal antimafia, Piero Grasso. Y eso que trabajo no le falta. El pentito (arrepentido) Ciancimino ha declarado en televisión: "Tengo miedo, claro que tengo miedo. Cada vez que hablo, Riina sale del escondrijo".
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