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Obama pretende la colaboración de Turquía para aislar a Irán

El presidente de EE UU pide a Erdogan que apoye las sanciones contra Teherán

Antonio Caño

En su esfuerzo por aislar a Irán y obligarle a poner bajo control su programa nuclear, Barack Obama abordó ayer al único vínculo relevante que le queda al régimen islámico con la comunidad internacional: Turquía. El presidente estadounidense pidió al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, el respaldo a las duras sanciones que se vislumbran contra Teherán si para finales de este año no ha ofrecido garantías convincentes de no estar construyendo armas atómicas.

"El presidente ha invitado enérgicamente a Turquía a sumarse a los países que quieren evitar que Irán pueda desarrollar su capacidad nuclear", declaró ayer un alto funcionario de la Administración.

Después de haber trazado una estrategia sobre Afganistán, Irán se presenta como el siguiente asunto más urgente en la agenda internacional de la Casa Blanca. La entrevista de ayer en Washington entre Obama y Erdogan estuvo relacionada con ambos problemas, pero especialmente con el segundo, puesto que Erdogan, como el dirigente musulmán de un país de la OTAN en la frontera entre Europa y Asia, ha dejado clara su voluntad de actuar como puente o mediador con Irán.

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Respecto a Afganistán, donde Turquía tiene 1.750 soldados, Estados Unidos quisiera ver todavía un incremento de esa cifra y la implicación de esas tropas, que actualmente sólo realizan labores humanitarias, en misiones de combate. Pero esto no representa un conflicto de importancia en las relaciones bilaterales, puesto que Washington entiende las razones que impiden a un país de mayoría musulmana hacer la guerra en otra nación de la misma fe.

Esa comprensión no es extensible al caso de Irán. Turquía fue uno de los países que el pasado 27 de noviembre se abstuvo en la condena que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) expresó contra el programa nuclear iraní, en una votación en la que Rusia y China respaldaron la posición estadounidense. Erdogan, personalmente, mostró en una visita a Teherán el pasado octubre comprensión con la política iraní, y ha pedido la solución de este asunto a través del diálogo.

Washington, aunque concede una enorme relevancia al papel que Turquía puede jugar en esa región del mundo -Obama visitó Ankara y Estambul en una de sus primeras giras internacionales-, no acepta que Erdogan sea un mediador con Irán hasta que su postura sobre el asunto nuclear no sea más contundente. De hecho, aunque Turquía se había ofrecido como sede del encuentro que Irán sostuvo el 1 de octubre con los representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, éste acabó celebrándose en Ginebra.

Aquella reunión se saldó con un acuerdo inicial que no fue después respaldado por el régimen iraní. Desde ese momento, todos los pasos dados por Irán en esa materia han ido en contra de los deseos expresados por los negociadores internacionales.

Obama ha perdido ya casi todas las esperanzas de un acuerdo, aunque ha decidido esperar hasta final de año para dar una oportunidad a Irán a rectificar. A la frustración por la actitud iraní en el asunto nuclear se unen las quejas que se acumulan por el trato que, como ayer mismo se vio, otorga el régimen a cualquier intento de discrepancia interna.

Así pues, los esfuerzos de la Administración estadounidense están en estos momentos centrados en obtener el mayor consenso internacional contra Irán. De su votación en el OIEA parece deducirse que Rusia y China estarían hoy dispuestos a apoyar un paquete de sanciones en la ONU. Obama quisiera que ésa fuese también la postura de Turquía, que actualmente ocupa un asiento en el Consejo de Seguridad.

Erdogan (izquierda), durante la reunión con Obama en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Erdogan (izquierda), durante la reunión con Obama en el Despacho Oval de la Casa Blanca.REUTERS

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