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El futuro de la OTAN

La OTAN hace suyo el escudo antimisiles

Los 26 aceptan la tesis de Bush de que la proliferación de misiles es una amenaza - La Alianza invita a Croacia y Albania, pero no a Macedonia debido al veto griego

Los aliados dieron ayer su aprobación al acuerdo entre EE UU, Polonia y la República Checa para instalar en Europa un escudo antimisiles en vista de que "la proliferación de misiles balísticos supone una creciente amenaza para las fuerzas, territorios y poblaciones de los aliados". Washington y Praga cerraron su acuerdo de cooperación a la misma hora en que la Alianza decidía ampliarse a los Balcanes, aunque dejando fuera a Macedonia, y aseguraba a Ucrania y Georgia que serán miembros de la OTAN en el futuro.

La OTAN está dispuesta a encarar amenazas de nuevo cuño y con ese fin se propone revisar su doctrina estratégica en la cumbre del 60º aniversario de la fundación de la organización, la próxima primavera. Entre las amenazas detectadas figura la de la proliferación balística, que Washington relaciona con Irán. No todos los aliados están de acuerdo en esa atribución, pero sí en considerar la amenaza balística como real y merecedora de respuesta.

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Los aliados recibieron con consternación el pacto Washington-Praga-Varsovia para crear un escudo antimisiles por no haber recibido información previa y por el riesgo de provocación ante Moscú. Cuando EE UU explicó su idea, amainó el recelo aliado, transformado en asentimiento ante las negociaciones entre Washington y Moscú. Sin que estas conversaciones hayan servido para convencer al Kremlin, aunque todavía se confíe en ello, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiséis optaron ayer por bendecir el escudo. "Reconocemos la sustancial contribución a la protección de los aliados contra misiles balísticos de largo alcance que proporcionará el previsto despliegue de dispositivos de defensa de misiles de EE UU basados en Europa". Este escudo deja fuera de cobertura al sureste de Europa. La Alianza prepara un sistema de protección vinculado al escudo, con ánimo de cumplir el inviolable principio de la indivisibilidad de la defensa.

Nicolas Sarkozy se alineó explícitamente con George Bush al reconocer "que la iniciativa de EE UU y otros contribuye a la seguridad de los aliados". Su visto bueno al escudo antimisiles no le hace perder de vista que hay otros medios de defensa: "La garantía última de nuestra seguridad descansa sobre la disuasión nuclear". Parafraseaba así a Jacques Chirac, quien en enero de 2006 evocó la force de frappe gala ante potenciales amenazas de Estados terroristas. El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, manifestó que no tenía nada que añadir al comunicado de la Alianza y calificó el escudo antimisiles de un asunto bilateral entre EE UU con la República Checa y Polonia.

La aprobación europea de su plan fue un gran triunfo para Bush, que sufrió sendos contratiempos con las dos ampliaciones de la Alianza, que ha venido defendiendo con intensidad en las últimas jornadas.

Los aliados sólo invitaron a Croacia y a Albania a sumarse a la OTAN y dejaron esperando a Macedonia, tercer miembro del paquete de ampliación balcánica defendido por Bush. Skopje se quedó a las puertas del club por el veto de una Grecia que exige un cambio de nombre al país para evitar confusiones e hipotéticas reclamaciones territoriales en el futuro desde la antigua república yugoslava sobre la Macedonia griega. Los aliados alentaron a los dos países a reanudar sus negociaciones cuanto antes.

La decisión fue un golpe para Macedonia, que no encontró consuelo en el acuerdo de los líderes aliados de que baste con la autorización de sus embajadores para invitar a Skopje en el momento en que haya acuerdo con Atenas. Se quiere concluir los protocolos de adhesión de Croacia y Albania antes de julio y ratificarlos con rapidez, proceso que durará un año, por lo que los tres países podrían ser admitidos al mismo tiempo.

La más conflictiva admisión de Ucrania y Georgia, defendida por Bush con tanta fuerza como el rechazo suscitado en el Kremlin, quedó pospuesta. Kiev y Tbilisi pretendían que se les concediera participar en Plan de Acción para la Integración (MAP), paso que desemboca en la Alianza, a lo que se opusieron con éxito diversos aliados, encabezados por Alemania y Francia.

"Estamos de acuerdo en que estos países serán miembros de la OTAN", señala el comunicado final de la cumbre, que da cuenta de la apertura de un periodo de intensas discusiones sobre el MAP. "Hemos pedido a los ministros de Exteriores que hagan una primera evaluación de los avances en su reunión de diciembre de 2008. Los ministros tienen capacidad de decidir sobre las solicitudes para el MAP de Ucrania y Georgia". La ambigüedad de plazos y procedimientos permite toda clase de interpretaciones. Lo incuestionable es que Vladímir Putin se oponía frontalmente a que se ofreciera a Ucrania y a Georgia el MAP y que Bush estuvo reclamando hasta la víspera esa concesión.

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