Miles de uzbekos que huyen de la violencia están atrapados en la frontera kirguís
Llega a Uzbekistán el primer avión con ayuda humanitaria para los refugiados. - Cruz Roja recibe denuncias de violaciones contra mujeres uzbekas en el sur de Kirguizistán
Decenas de miles de personas de etnia uzbeka -hasta 100.000, según algunas fuentes- continúan atrapadas en la frontera entre Kirguizistán y Uzbekistán, con la esperanza de pasar y huir de la violencia étnica que se ha desatado en las ciudades kirguisas sureñas de Osh y Jalalabad. Mientras, los cerca de 100.000 refugiados que consiguieron cruzar antes de que el Gobierno de Uzbekistán cerrara ayer el paso esperan la ayuda humanitaria internacional, que ha empezado a llegar esta mañana.
Cientos de mujeres y niños se agolpan, bajo un calor aplastante, alrededor de un puente que une los dos países en las afueras de Velkesem, un pueblo a cinco kilómetros de Osh. Grandes bloques de hormigón y alambre de espino impiden el paso. Sólo disponen de media docena de tiendas y una vieja cisterna con agua, pero no se atreven a regresar a sus casas, muchas de ellas incendiadas. El Comité Internacional de Cruz Roja ha confirmado que ha recibido testimonios de varias mujeres violadas. Otros testigos también hablan de niños asesinados, en una ola de violencia interétnica que ha causado al menos 187 muertos y un millar de heridos, según los últimos datos oficiales, aunque la cifra real puede ser mucho mayor. Cruz Roja alerta de que muchos cadáveres se han enterrado sin identificar.
"Sorprende el nivel de brutalidad, quiero decir, el deseo de hacer daño y matar, es algo que nos parece muy preocupante", ha dicho sobre la situación en Kirguizistán Pascale Meige Wagner, jefa de operaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja para Asia Central, en la BBC.
Mientras las tropas kirguisas intentan mantener la frágil paz en Osh y Jalalabad, el primer avión con ayuda humanitaria aterrizó esta mañana en Uzbekistán, según las autoridades locales. La ONU pretende enviar en total seis aviones cargados de material para paliar las necesidades básicas de los refugiados, el 90% de los cuales son mujeres, niños y ancianos, según Unicef. El organismo de Naciones Unidas para la infancia asegura que la mayoría de los menores han sido víctimas de violencia física y psicológica.
El avión que aterrizó en Andizán llevaba, a petición de las autoridades de Uzbekistán, 800 tiendas de campaña ligeras para cubrir la necesidad de alojamiento, según un comunicado del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Los siguientes cinco vuelos de ACNUR incluirán mantas, sacos de dormir, utensilios de cocina y lonas plásticas para montar refugios de emergencia, según el organismo, que pretende enviar 240 toneladas de ayuda humanitaria de sus almacenes centrales para emergencias en Dubai.
La situación en Osh y Jalalabad, donde la población se divide casi a partes iguales entre las etnias kirguís y uzbeka (estos representan el 15% de los 5,5 millones de habitantes del país), es de relativa tranquilidad. La atención se centra esta mañana en un depósito de petróleo en Osh, tomado por varios kirguises de etnia uzbeka que amenazan con volarlo si el Gobierno interino de la presidenta Rosa Otunbáyeva trata de entrar a la fuerza. Estas instalaciones almacenan, según la BBC, gran parte del combustible que se distribuye en la región.
La situación se observa con inquietud desde EE UU y Rusia, que mantienen bases militares en la república centroasiática. Washington enviará a la capital kirguís, Bishkek, a su diplomático de más alto rango en la región, Robert Blake, para reunirse con las autoridades del país el viernes. Kirguizistán vive una gran inestabilidad desde abril, cuando el presidente Kurmambek Bakíev fue derrocado durante una revuelta. Bakíev, que salió del país, niega las acusaciones que le vinculan a la ola de violencia, que, según la ONU, se inició de forma coordinada. El próximo día 27 está previsto que se celebre un referéndum constitucional que pondría fin definitivamente a sus aspiraciones de volver a Bishkek como presidente.
El Alto Comisionado, el portugués Antonio Guterres, "está preocupado por la rápida escalada de violencia desde el pasado 10 de junio en el sur de Kirguizistán, que ha dejado un elevado número de muertos y ha empujado al desplazamiento interno de unas 200.000 personas en el país", a los que se añaden los que han buscado refugio en Uzbekistán.
La agencia de la ONU subraya que "la situación en Osh y Jalalabad continúa complicada con combates esporádicos y ataques dirigidos contra civiles", y advierte que si no se restablece el orden, "se incrementará el número de personas que se verán obligadas a desplazarse hacia las zonas rurales o que crucen la frontera hacia Uzbekistán".
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