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Israel hace campaña contra el régimen iraní en Suramérica

Brasil y Argentina, claves para enfriar la influencia de Teherán

Alejandro Rebossio

A Israel le preocupa la creciente influencia de Irán en Latinoamérica. Para contrarrestarla, su ministro de Asuntos Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, inició el pasado martes una gira de diez días por Brasil, Argentina, Perú y Colombia. Comenzó su periplo por Brasil, país al que Lieberman le reconoció peso diplomático como para mediar en Oriente Medio. Ayer arribó a Argentina, donde reside el mayor colectivo judío de habla hispana (250.000 personas). Hace 22 años que un ministro de Exteriores israelí no pisaba Suramérica.

Israel está alarmado por las alianzas que ha tejido su enemigo y presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, con Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Tanto Brasil como Argentina mantienen buenas relaciones con el presidente venezolano, Hugo Chávez, pero se diferencian por su vínculo con Irán. El jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se apresuró a felicitar a Ahmadineyad por su reciente victoria en unos comicios cuestionados por la oposición iraní, la UE y EE UU, mientras que su par argentina, Cristina Fernández de Kirchner, condenó el año pasado en la asamblea de la ONU a Teherán por su presunta participación en el atentado de 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en el que murieron 85 personas. "Brasil abriga muchas personas de origen árabe y también judías", destacó el jueves su ministro de Exteriores, Celso Amorim. La comunidad judía de Brasil es la décima más grande fuera de Israel (97.000) y la de Argentina, la sexta.

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Tan buena es la relación de Brasil con Irán que Ahmadineyad planea que el primer viaje de su nuevo Gobierno sea a ese país. Lula le devolverá la visita el año próximo. Tal vez por eso Lieberman declaró ayer en Brasilia que el gigante suramericano es el "único país que puede convencer a Irán de que detenga su programa nuclear" y destacó que cuenta con "lazos muy fuertes con el mundo árabe y también con muy buenas relaciones con Israel".

A principios de julio, el presidente de EE UU, Barack Obama, también había pedido a Lula que mediara. Lieberman advirtió sobre una "carrera nuclear" en Oriente Medio porque Arabia Saudí o Egipto no aceptarán que Irán les saque ventaja. Amorim respondió que "a Brasil le gustaría que todos los países firmaran el tratado de no proliferación nuclear", en abierta crítica a Israel, poseedor de armas atómicas. Amorim también admitió que disiente de Lieberman acerca de los asentamientos judíos en territorios palestinos: el ministro brasileño considera que han aumentado desde el acuerdo de paz de Oslo (1993) y el israelí opina que se han mantenido igual.

La subdirectora de Exteriores de Israel para Latinoamérica, Doris Shavit, denunció en la visita que el partido-milicia libanesa proiraní Hezbolá dispone de células "no activas" en Venezuela, en su frontera con Colombia. El Gobierno de Chávez calificó las declaraciones de "ridículas". El Ejecutivo israelí también es consciente de que existe una importante base de apoyo financiero a Hezbolá en la zona conocida como la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay.

Ayer, en Buenos Aires, Lieberman se reunió con su homólogo argentino, Jorge Taiana, e inauguró un seminario de negocios. Permanecerá en Argentina tres días, en los que se encontrará con familiares de las víctimas de los aún impunes ataques terroristas contra la embajada de su país (1992) y la AMIA. Un familiar de uno de los 29 muertos por el atentado a la embajada, Carlos Susevich, declaró a la Agencia Judía de Noticias que "Israel es débil para presionar a los funcionarios" argentinos "para que investiguen realmente". La agenda de Lieberman en Argentina se mantiene en secreto por cuestiones de seguridad, dado que su presencia ha sido repudiada por partidos de izquierda, que lo tildan de "fascista".

Avigdor Lieberman (izquierda) saluda al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Avigdor Lieberman (izquierda) saluda al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.EFE

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