Irán acepta reanudar en enero el diálogo nuclear en Estambul
Teherán dice a las potencias que seguirá enriqueciendo uranio
Irán y las seis grandes potencias volverán a reunirse en enero en Estambul. Tal ha sido el resultado de la reunión entre el negociador nuclear iraní, Said Yalilí, y el llamado Grupo de los Seis, presidida por la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y celebrada en Ginebra el lunes y el martes. Ningún avance sustancial y, lo que es más preocupante, ningún signo de acercamiento. Después de 14 meses sin contactos, la mera continuación del diálogo se presenta como positiva.
Los Seis (EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) siguen pidiendo que Teherán cese el enriquecimiento de uranio, que temen le sirva para fabricar una bomba atómica. Irán no acepta siquiera la mención de ese punto, que considera un derecho, y asegura que solo está orientado a conseguir energía eléctrica. La distancia quedó clara cuando los dos negociadores comparecieron por separado ante la prensa.
"Los países que represento están unidos para resolver las preocupaciones de la comunidad internacional respecto al programa nuclear iraní, asunto central de las discusiones", declaró Ashton, citada por las agencias de prensa. La alta representante europea, que no admitió preguntas de los informadores, añadió que en Estambul buscarán "formas de cooperar para resolver las principales inquietudes".
El negociador iraní se declaró ofendido. "El único acuerdo aprobado por los Seis y por nosotros es la siguiente frase: 'Continuar el diálogo en Estambul para la cooperación sobre la base de los puntos comunes'. Cualquier otra declaración es contraria a este acuerdo", aseguró antes de dejar claro que el enriquecimiento no estará en la agenda en enero.
Esas posturas maximalistas hacen presagiar un diálogo de sordos y dan argumentos a quienes consideran que la vía diplomática ha entrado en un callejón sin salida. Sin embargo, fuentes diplomáticas iraníes aseguraron a este diario que "Irán no quiere la actual situación y que está dispuesto a mostrar flexibilidad, siempre que la otra parte también la muestre". Resulta difícil ver cómo, ya que el Gobierno de Ahmadineyad ha ligado el desarrollo del programa nuclear a su propia legitimidad, lo que complica la mínima concesión. En octubre del año pasado la crisis interna le impidió aceptar una propuesta de los Seis que incluía un reconocimiento implícito a su derecho a enriquecer uranio.
"No la rechazamos, solo nos retrasamos en responder. De hecho, retomamos la idea del intercambio
[de uranio poco enriquecido por otro de una concentración mayor que necesita para un reactor de investigación] con Brasil y Turquía", aseguran las mismas fuentes. De ahí que la elección de Estambul para continuar el diálogo tenga especial relevancia. "De acuerdo con el Tratado de No Proliferación (TNP), no estamos haciendo nada ilegal", insisten.
"Reconocemos los derechos de Irán, pero insistimos en que cumpla sus obligaciones", declaró Ashton en Ginebra. Nadie niega que el TNP permite a Irán enriquecer uranio, pero varias resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU le exigen la suspensión ante las sospechas de que su programa civil encubre otro militar.
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