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Elecciones en Reino Unido

También Gordon Brown tiene un mal día

Un micrófono abierto deja en evidencia al primer ministro británico, que llamó "intolerante" a una mujer

Gordon Brown es un hombre justo: si el conservador David Cameron tuvo un mal día el martes, cuando el padre de un niño discapacitado le echó en cara en público sus políticas educativas, el candidato laborista ha hecho hoy todo lo posible para tener un día mucho peor. En una visita a Rochadle, una ciudad con problemas al norte de Manchester, tuvo un vivo intercambio de palabras con una viuda de 65 años llamada Gillian Duffy.

La señora se quejaba de los problemas de gamberrismo en la zona, de la situación económica, de la elevada deuda del Estado, de los problemas que tendrían sus nietos para ir a la universidad cuando crecieran, de que había demasiados inmigrantes de Europa del Este...

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Brown salió airoso de la conversación y la abuela acabó declarando después a la prensa que pensaba seguir votando laborista y que esperaba que Gordon siguiera un tiempo en Downing Street. Pero el líder laborista no se dio cuenta de que el micrófono que llevaba en la solapa seguía conectado y que la conversación privada que mantuvo con sus ayudante nada más montarse en su coche estaba siendo grabada por la cadena Sky.

Y la conversación reflejó la otra cara de Brown. "Ha sido un desastre. No me teníais que haber puesto en esa situación. ¿De quién ha sido idea?", dice, con aire más deprimido que airado. "Qué mujer tan fanática", concluye Brown en un tono muy despectivo.

El líder laborista se disculpó de inmediato en una entrevista radiofónica. Pero quizá lo más dañino son las imágenes de Brown en esa entrevista, en la que aparece absolutamente destrozado, cabizbajo, literalmente tapándose la cabeza con las manos mientras escucha sus propias palabras, ignorando quizás que hay cámaras también en el estudio radiofónico. La viva imagen de un hombre que ha convertido en derrota lo que podía haber sido un triunfo.

Esta semana, la nueva estrategia electoral de los laboristas ha consistido en poner a Brown directamente en contacto con los votantes. Con resultados desastrosos: Gillian Duffy declaró, después de que Brown se disculpara directamente a ella en una conversación telefónica, que ya no piensa votarle.

El primer ministro británico, Gordon Brown, habla con Gillian Duffy.
El primer ministro británico, Gordon Brown, habla con Gillian Duffy.AP

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