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EE UU admite que será difícil cerrar Guantánamo en enero

La Casa Blanca acusa al Congreso de obstaculizar el traslado de los presos

Yolanda Monge

El secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder, declaró ayer que será difícil cumplir con el plazo establecido para cerrar la prisión de Guantánamo. La fecha límite para clausurar el polémico centro de detención de sospechosos de terrorismo es el próximo 22 de enero. "Va a ser muy complicado lograr esa meta", insistió Holder, que dijo que la oposición ejercida por los congresistas para que no se traslade a los reos a cárceles norteamericanas no estaba ayudando a alcanzar el objetivo.

"Las restricciones a las que hemos tenido que hacer frente en el Capitolio me preocupan mucho", dijo Holder. El Senado aprobó el martes un proyecto de ley de gastos en Defensa que prohibía cualquier transferencia de combatientes enemigos desde Guantánamo a EE UU. La semana pasada, la Cámara de Representantes aprobó una recomendación no vinculante opuesta a albergar en suelo norteamericano a detenidos de la base militar en Cuba.

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En opinión de Holder, las afirmaciones republicanas de que los reos de Guantánamo son demasiado peligrosos para ser trasladados a territorio estadounidense carecen de base. "Hay toda una larga colección de personas muy peligrosas que están albergadas bajo totales medidas de seguridad y no representan ningún peligro para las comunidades circundantes", afirmó. "Creo que tenemos buenos antecedentes en eso", puntualizó el responsable de la Justicia norteamericana citando varios casos: Ramzi Yusef, cerebro del atentado en el World Trade Center de Nueva York en 1993; y Ted Kaczynski, más conocido como el Unabomber.

A pesar de la resistencia de los congresistas, Holder confirmó que la Administración estaba cerca de elegir una prisión en EE UU para albergar a la población reclusa de Guantánamo y reconoció que tanto él como la Casa Blanca tendrían que trabajar duro para conseguir el respaldo del Congreso a esta idea.

En la actualidad hay 223 personas encerradas en Guantánamo -de los 775 que, acusados de tener vínculos con Al Qaeda o los talibanes afganos, llenaron en su día el centro creado por George W. Bush-. De esa cifra, 90 tienen el visto bueno de la Justicia para ser transferidos a otros países, pero sólo una veintena han conseguido un Estado que los acoja.

Desde que el presidente Barack Obama anunció en su primera semana en el Despacho Oval la clausura de la penitenciaría, ésta se ha ido vaciando con cuentagotas. Así, 17 presos chinos musulmanes han sido trasladados hasta el remoto Palaos. Las dos últimas salidas de presos han sido hacia Irlanda y Yemen. El preso más joven abandonó el recinto en julio rumbo a su país natal, Afganistán (sus abogados declararon que Mohammed Jawad tenía 12 años en el momento de ser capturado por las tropas norteamericanas; el Pentágono afirmaba que tenía 17). Y la UE firmaba un acuerdo con EE UU en junio para que los Veintisiete acogieran presos liberados, siempre y cuando Washington se hiciera cargo de los costes de la residencia de algunos repatriados.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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