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Reportaje:

Cuba y el regreso espiritual de los rusos

¿Una catedral ortodoxa rusa en el centro de La Habana Vieja? Aunque parezca increíble, así es... Erigida en la cintura de la bahía, la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa de Nuestra Señora de Kazán ocupa un área de 1.200 metros cuadrados y poco tiene que ver con la arquitectura colonial del barrio, con sus cinco cúpulas de aire bizantino. La comunidad rusa en Cuba es pequeña, unas 3.000 personas, la mayoría mujeres casadas con ciudadanos cubanos durante la época de la hermandad con la Unión Soviética; el templo es, ante todo, un simbólo: diecisiete años después de la desaparición de la URSS, las puertas de la isla caribeña se abren de nuevo a Moscú.

Las relaciones entre Cuba y Rusia tocaron fondo en octubre 2001, cuando el entonces presidente Vladimir Putin decidió retirar de la isla la base de Lourdes, un centro de espionaje radioelectrónico creado en 1964. Putin acababa de visitar La Habana semanas antes, pero anunció la retirada de los últimos soldados y técnicos militares rusos en la isla sin previo acuerdo con Fidel Castro, quién reaccionó de forma airada al desplante de Moscú.

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No era la primera vez que algo así sucedía... Para acabar con la crisis de los misiles, en octubre de 1962 el ex presidente soviético Nikita Jrusckov retiró unilateralmente los cohetes nucleares instalados en la isla meses antes. En 1992 fue Boris Yeltsin quien se llevó la brigada motorizada que quedó en Cuba después de aquella crisis, y que simbolizaba la garantía de que EE UU no invadiría la isla.

Entre aquellos dos episodios, La Habana y Moscú vivieron una luna de miel de casi 30 años. Durante los años ochenta las relaciones entre ambos países llegaron a ser tan intensas, que Moscú llegó a suponer el 75 % de las relaciones económicas de Cuba con el mundo. Todo aquello se vino abajo al desparecer la Unión Soviética, lo que llevó a la isla caribeña a una crisis sin precedentes.

Ahora, la catedral de Nuestra Señora de Kazán y sus cúpulas doradas en el corazón de la Habana son expresión de un nuevo momento bilateral, que a su vez es parte de la nueva geopolítica mundial. El alejamiento ruso de Estados Unidos y el interés de Moscú en recuperar viejos aliados e incrementar su presencia en América Latina, en momentos en que Cuba tiene influencia entre varios gobiernos de la región, han acercado a los dos países desde 2005.

En 2006 Rusia extendió un crédito de 355 millones de dólares a la isla. El año pasado los intercambios comerciales entre ambas naciones alcanzaron la cifra de 400 millones de dólares, que convierten a Rusia en el décimo socio comercial de La Habana, aunque todavía muy lejos de 1988, cuando los intercambios superaron los 8.000 millones de dólares. Pese a ello, cada vez hay más gestos: Rusia fue el primer país en enviar ayuda material por los daños causados por los recientes ciclones Ike y Gustav, que dejaron 5.000 millones de dólares en pérdidas.

En julio, Raúl Castro se reunió con el viceprimer ministro ruso Igor Sechin, quien viajó a Cuba buscando fortalecer los lazos con su ex aliado . Sechin visitó de nuevo La Habana en septiembre para discutir la ayuda que se ofrecería a la isla después del paso de los huracanes. El verano pasado, además, Cuba respaldó la posición de Rusia en el conflicto de Georgia, asegurando que las autoridades de ese país habían actuado como peones de Washington.

En medio de las tensiones ruso-estadounidenses a raíz del plan norteamericano de establecer un sistema de defensa de misiles en Europa del Este, Anatoli Perminov, director de la agencia espacial rusa (Roscomos), anunció la posible creación de "un centro con asesoría rusa" en la isla que tendría como objetivo el lanzamiento de satélites al espacio. Hasta el momento Cuba se deja querer... Poco a poco los vínculos de los ex aliados se recuperan, y ahora hasta ya es posible rezar en una catedral ortodoxa rusa en plena Habana Vieja.

Vista de la nueva catedral ortodoxa erigida en la Habana Vieja
Vista de la nueva catedral ortodoxa erigida en la Habana ViejaEFE

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