Conmoción en México por el asalto a un investigador francés
El aeropuerto de México D.F se convierte en un territorio controlado por bandas que asaltan a extranjeros con divisas
La opinión pública mexicana está conmocionada por un nuevo caso de violencia. Su protagonista: el científico de origen francés Christopher Augur, quien se debatía este jueves entre la vida y la muerte después de que el martes fuera asaltado y tiroteado en las inmediaciones del aeropuerto internacional de México D.F. Su pecado: haber comprado 4.800 euros y un puñado de dólares en una casa de cambio de la Terminal aérea.
Lo que más ha indignado a ciudadanos, analistas y comentaristas de distintos medios es que el caso de Augur, a quien los médicos dan menos de un 5% de probabilidades de sobrevivir, es tan sólo el más reciente de una serie de robos con violencia que se ceban en personas que cambian divisas en el aeropuerto de la capital mexicana.
"Este caso repite un modus operandi que tiene más de diez años, en donde gente que adquiere dinero, sale de aeropuerto y es atacada. La apuesta de la autoridad es tratarnos como tontos, como sujetos que no somos capaces de entender que las autoridades no son capaces de cumplir su responsabilidad", explicó Ernesto López Portillo, presidente fundador del Instituto para la Seguridad y la Democracia, un organismo especializado en la delincuencia.
A principios de mes, un ciudadano de Guinea Oriental sufrió una pesadilla similar. Malick Camanry, de 36 años, fue interceptado poco después de salir del aeropuerto. Tras una breve persecución, dos individuos le arrebataron un maletín con 146.000 pesos y 7.200 dólares. Camanry también resultó herido. Y antes que el africano, dos ecuatorianos fueron los protagonistas de la misma tétrica secuencia: perseguidos tras dejar la terminal y asaltados por quienes ya los habían seleccionado aún antes de pisar la calle.
Impunidad
"La impunidad de estas bandas está garantizada, tienen además informantes adentro del aeropuerto que les están diciendo quién retira dinero. Somos sujetos vulnerables, y los casos, no importa su gravedad, no modifican la actitud de la autoridad, ésta trabaja sobre un sistema que no produce responsables, no hay responsables ni en nivel local ni en el federal y las víctimas somos los ciudadanos, vulnerables día a día incluso en los casos en los que se repite el modus operandi de la delincuencia. Esto es un desastre", opinó López Portillo.
A poco de conocerse sobre el caso, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México Marcelo Ebrard aprovechó el miércoles para reiterar su demanda de que sus unidades policiales deberían tener más margen de acción en el aeropuerto, que por ley es territorio federal. Sin embargo, la declaración de los jefes policiales que dependen de Ebrard, de que ya tienen identificados a varios sospechosos, de que ya conocen a las bandas y de que "no descasarán" hasta no dar con los autores del crimen contra el investigador francés, no hizo sino exacerbar más el ánimo de analistas.
"Cómo puede ser que la autoridad conozca tan bien el modus operandi de las bandas y no pase nada", cuestionaba ayer Carlos Puig, director de la Primera Emisión de Hoy por Hoy, el estelar de W radio.
Augur tenía deseos de establecerse de manera definitiva en México, país donde había comenzado a trabajar desde 1996 en la formación de académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Sus conocidos comentaban que es de carácter amable, coleccionista de arte mexicano y aficionado a las orquídeas.
"El balazo que recibió en la cabeza el científico Christopher Augur, nosotros los mexicanos lo recibimos en el corazón", aseveraba ayer en su columna del diario Reforma la escritora Guadalupe Loaeza. Un corazón que la semana pasada se había encogido al conocer el desquiciado testimonio de Santiago Meza, quien confesó haber disuelto en ácido los cadáveres de alrededor de 300 personas por órdenes de un capo del narcotráfico.
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