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Reportaje:

Coca en el escudo boliviano

Polémica nacional e internacional por la decisión de Evo Morales de incluir la planta en el emblema del país

¿Un símbolo milenario o un mensaje equivocado? La futura inclusión de una hoja de coca en el escudo nacional boliviano ha desatado la polémica tanto en el interior del país como entre sus vecinos, donde se ha comenzado a denunciar la apología del vegetal -clasificado como sustancia prohibida por una convención de la ONU de 1961- que realiza la Administración de Evo Morales en un momento en que el consumo de cocaína, droga que se obtiene de la planta, se ha disparado en la región.

Entre los puntos de la "refundación de Bolivia" que pretende reflejar la nueva Constitución boliviana, los diputados del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) han introducido la reforma del escudo nacional para que éste albergue "símbolos milenarios" como la bandera indígena -la wiphala- y la hoja de coca. Entre los argumentos de los diputados del MAS figura el hecho de que el laurel era utilizado como símbolo por los romanos y otras plantas, como el olivo o las espigas de trigo, aparecen en varios escudos.

Pero, a diferencia de otras iniciativas tendentes a reivindicar la polémica hoja -tales como pedir a Coca-Cola que deje de usar la palabra "coca" o proponer que los niños en las escuelas masquen hojas en vez de tomar leche-, la modificación del símbolo nacional ha provocado una tormenta política en Bolivia.

La oposición señala que el escudo debe representar a toda la sociedad y la hoja de coca, en su opinión, no lo hace. Otro problema añadido es dónde se colocará el nuevo símbolo. Los partidarios de la inclusión subrayan que, de los 19 elementos del escudo, 12 son coloniales. Pero ninguna provincia quiere que se elimine su símbolo. Por ejemplo, el jefe del MAS en la Constituyente, Román Loayza, ha sido acusado de ser partidario de eliminar el símbolo de Potosí.

La polémica también se ha trasladado al exterior. En Argentina, los medios piden "prudencia y racionalidad" ante la reivindicación de una planta que, aunque es utilizada tradicionalmente en un entorno determinado, sirve para producir una peligrosa sustancia que está invadiendo las calles del continente. Según datos oficiales, sólo en el primer trimestre de 2007 unas seis toneladas de cocaína han logrado cruzar las fronteras bolivianas. Las autoridades argentinas están preocupadas especialmente por el consumo de la pasta base de coca, que en tres años se ha disparado en un 500%.

El Gobierno de La Paz responde alegando que este aumento de la cocaína no se debe a una mayor producción de la hoja, sino a un incremento del consumo en los países receptores, a los que además acusa de no ejercer el control necesario sobre los elementos químicos necesarios para la fabricación de la droga. Un razonamiento con el que no están de acuerdo sus vecinos.

"Bolivia nos culpa por una falta de control en los precursores químicos, pero cada vez tiene más hectáreas sembradas de hojas de coca", denunciaba la semana pasada el secretario argentino de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), José Ramón Granero.

El responsable argentino de lucha antidroga pidió además a Bolivia que "se sincere" y declare cuántas toneladas de hoja de coca es necesario producir para garantizar el consumo "cultural o ancestral" de la planta y que a partir de ahí se controlará "el destino de los excedentes reconocidos oficialmente por las autoridades bolivianas". Granero señaló que en el norte de Argentina también se da un cultivo y consumo ancestral de la hoja. "Cosa que acepto porque la cultura es el último recurso de los pueblos contra la globalización", matizó.

Evo Morales, en su defensa de la hoja de coca ante la ONU el año pasado.
Evo Morales, en su defensa de la hoja de coca ante la ONU el año pasado.EFE

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